Batallas, conquistas y reconquistas, murallas, iglesias y, por supuesto, bodegas. La historia de Toro está llena de grandes momentos, regados casi siempre con sus vinos. Anímate a sentirte en la Edad Media paseando por su casco histórico y visitando su colegiata o recorriendo el camino de ronda de su alcázar y controlando el paso del Duero. Es posible que te acerques por sus vinos, pero no te vayas a creer que es su único atractivo. Para muestra un botón: nuestros 10 lugares que ver en Toro, Zamora.
Lo primero que te vamos a decir sobre tu visita a Toro es: reserva más tiempo. Un día en Toro se te va a quedar en nada. Si te gusta la arquitectura, entre palacios, casonas, iglesias… se pondrá el sol y no habrás acabado. Si lo tuyo son las bodegas, podrías estar una semana haciendo visitas y catas. Si prefieres la historia, cada palacio y cada iglesia tienen la suya, además de batallas, rebeliones, asedios y reyes: no en vano Toro es conocida como la ciudad de los reyes. Y, si lo que quieres es comer, ¿cómo te vas a contentar con un único acercamiento a su gastronomía?
Nosotros pasamos cuatro días en Toro, aunque también hay que decir que fue porque visitamos unas cuantas bodegas, también en los alrededores, y una mañana entera la disfrutamos en un spa. Si tú solo vas a pasar unas horas en Toro o quieres visitar más pueblos de Zamora, echa un vistazo a nuestros 10 lugares que ver en Toro y elige los que más te gusten.
La colegiata: lo primero que ver en Toro
El motivo principal para visitar Toro, en nuestra opinión, es su impresionante colegiata: la Colegiata de Santa María la Mayor. Su construcción comenzó a finales del siglo XII y es una “copia” de la catedral de Zamora. Si has visto la catedral y piensas que la colegiata no se parece en nada, es porque la catedral no dejó de ampliarse y transformarse a lo largo de los siglos, mientras que la colegiata está casi como en su origen.
Desde las formas macizas del ábside hasta la ligereza del cimborrio hexagonal, por no hablar de las portadas –norte y sur–, vas a pasar un rato admirándola desde fuera. Y todavía mucho más tiempo en el interior: los capiteles de las columnas, el retablo, las esculturas y el museo de arte sacro en la sacristía.
¿Sabías que…?
Toro no es zona de piedra, lo notarás porque hay muy poca en el resto de edificaciones, pero la colegiata tenía que destacar. Se utilizó piedra de la cercana Villalonso, donde puedes ver un castillo medieval en el que rodaron Sean Connery y Audrey Hepburn escenas de la película “Robin y Marian” (1976).
El plato fuerte llega al final de la visita: el Pórtico de la Majestad. Una maravilla de la colegiata que permaneció tapada por un retablo durante siglos y que, una vez descubierta, ha sido restaurada recuperando su policromía original. El nombre del pórtico se debe a que representa la coronación de la Virgen por Jesucristo. Siéntate y admira todos sus detalles, desde la colocación de los reyes músicos –según nos contaron están colocados en orden para generar un sonido estéreo– hasta los castigos del infierno.
Echa un vistazo a nuestro artículo La colegiata de Toro: románico con mayúsculas si quieres más detalles. Como no podía ser de otra forma, la colegiata forma parte de la visita privada en Toro. Si quieres entrar por tu cuenta, puedes hacer la visita guiada que, además del resto de la ciudad, también se acerca al exterior de la colegiata.
Las bodegas de vino de Toro en la ciudad y en los alrededores, históricas y en activo
El segundo motivo para viajar a Toro no puede ser otro que su vino. En el casco histórico del municipio hay inventariadas más de 300 bodegas –la mayoría abandonadas o en venta–, algunas del siglo XV. Puede que incluso anteriores, porque nos comentaron que no es sencillo fecharlas.
A las dos bodegas históricas del centro de Toro se accede con visitas guiadas organizadas por la oficina de turismo. Son visitas “secas”: las bodegas no producen vino y no hay cata. A las activas, tanto en el mismo casco histórico –donde está la bodega más pequeña de la D.O. Toro– como en los alrededores, puedes ir por tu cuenta y, al final, tendrás cata de vinos. Te damos todos los detalles, y te las ponemos en un mapa, en nuestro artículo La visita a las bodegas de Toro, Zamora. También puedes contratar una visita guiada a Toro con entrada a una bodega tradicional.
Rincón Salta Conmigo
Aunque no hagas la visita guiada o no entres en su bodega histórica, no dejes de acercarte al Palacio del Conde de Requena, en pleno centro de Toro, para ver su patio renacentista.
Por cierto, según las crónicas, el vino de Toro fue el primero en llegar a América, acompañando a Cristóbal Colón en la Pinta. Dos son los motivos que se barajan: porque el vino de Toro aguantaba mejor los viajes, por su mayor contenido alcohólico, y por obra de fray Diego de Deza, natural de Toro, tutor del príncipe Juan –hijo de los Reyes Católicos– y confesor real.
El Monasterio Sancti Spiritus el Real y el sepulcro de Doña Beatriz de Portugal
A principios del siglo XIV se comenzó a construir el Monasterio Sancti Spiritus el Real y 30 años después estaba acabado. ¿Cómo tan rápido? Porque había mucho dinero y personajes influyentes interesados. Entre ellos María de Molina, reina consorte de Castilla, y otras damas de alta alcurnia que llegaban al monasterio con importantes dotes y hasta criadas.
El dinero también se aprecia en los artesonados originales que todavía se conservan en varias estancias del monasterio, en el retablo mayor, en el claustro y en algunas de las obras del museo de arte sacro que acoge. Ojo, que las obras del museo no son todas del monasterio, las hay de otras iglesias de la zona.
¿Sabías que…?
Entre las piezas del museo del monasterio de Sancti Spiritus el Real está el ajuar funerario de Doña Teresa Gil, la fundadora del monasterio. Se encontró en su sepulcro –en la iglesia– junto a su momia. Sí, el cuerpo de Doña Teresa Gil quedó momificado por un proceso natural: el sepulcro se cerró herméticamente. Si te preguntas dónde está ahora el cuerpo, está en el sepulcro, pero con vestiduras de dominica.
Una de esas damas nobles fue Doña Beatriz de Portugal, la hija de Fernando I que estaba destinada, por matrimonio con Juan I de Castilla, a unificar Castilla con Portugal. Al quedar viuda y ser desposeída de su corona, el único título que mantuvo fue el de señora de Toro. Entró en el monasterio, aunque no profesó –se construyó un palacio en los terrenos del monasterio–, y su tumba está en el coro de la iglesia. Un sepulcro de alabastro policromado del siglo XV lleno de detalles: desde los ángeles quitándole la corona hasta la Anunciación o el Calvario, por no hablar de los leones con niños en sus fauces. Te lo contamos todo en detalle en nuestro artículo La visita al Monasterio Sancti Spiritus el Real de Toro.
La visita a las iglesias de “Toro sacro”
La Colegiata de Santa María no es el único edificio religioso que tienes que visitar en Toro. De hecho, es posible comprar una entrada conjunta que los agrupa. Hablamos de los cinco edificios de “Toro Sacro”: la Colegiata de Santa María, la iglesia del Santo Sepulcro, la de San Lorenzo el Real, la iglesia-museo de San Sebastián de los Caballeros y la de San Salvador de los Caballeros.
La principal, sin duda, es la colegiata, pero no vayas a pensar que las demás no merecen la pena, aunque son mucho más pequeñas. La entrada conjunta cuesta 6 € y la de la colegiata 4 €. No te quedes con las ganas de ver los frescos firmados por Teresa Díez en la iglesia de San Sebastián de los Caballeros, de los más antiguos de mano femenina de España (siglo XIV). Hay una opción aún más completa de Toro Sacro que incluye la entrada al Monasterio Sancti Spiritus el Real de Toro por 9 €, la entrada al monasterio solo cuesta 4,50 €.
El Toro de piedra, el alcázar y su mirador
En algún momento de tu paso por Toro te preguntarás el porqué de su nombre. Pues hay un par de teorías… La primera la verás delante del alcázar, en la Plaza de San Agustín, la edificación más antigua de la ciudad, del siglo X.
Antes de entrar –y de fijarte en sus muros y sus torres circulares– párate un segundo delante de la figura de piedra colocada frente a su puerta. Se trata de una escultura del final de la Edad del Bronce que se colocaba a la entrada de las poblaciones buscando la protección y, a veces, la fertilidad. ¿Es un toro? Pues… no está claro. Es un verraco, que podría ser tanto un cerdo como un toro, pero como origen del topónimo queda bien.
¿Sabías que…?
La teoría más extendida sobre el origen del nombre es la que habla del Campus Gothorum, campo de godos, con el que se denominaba a la zona en la que se asentó la mayoría de la población goda en el siglo V.
Ahora ya puedes mirar los muros y las torres del alcázar. Su localización, en lo alto del cerro, la convertía en punto estratégico y en el lugar perfecto para colocar la defensa. Si te fijas, verás que está construido con argamasa de cal y canto –ya hemos dicho que Toro no es tierra de piedra–. En su interior está la oficina de turismo y salas de exposiciones, pero, si entras, será por recorrer el adarve y por sus vistas sobre el Duero.
El mirador del Duero y de la Vega de Toro
También se puede ver el Duero sin subir escaleras. Rodeando el alcázar por la izquierda –por la derecha también llegarás, pero sin rodearlo y sin una de las primeras vistas– se abre un paseo panorámico sobre el río Duero y la Vega de Toro. El “paseo” va desde el alcázar hasta la colegiata y es un mirador continuo.
Un detalle del puente mayor sobre el Duero: los ángulos que verás al principio y al final del puente se deben a las modificaciones naturales del curso del río a lo largo de los siglos. Tanto se ha “movido” el Duero desde la época romana –aunque el puente fue reconstruido en el siglo XIII– que ha sido necesario ajustar el comienzo y el final para poder seguir usándolo.
Una de las plazas de toros más antiguas de España
Tenemos que confesar que nos enteramos de la existencia de la plaza de toros de Toro –valga la redundancia– en una visita guiada. Y fue porque nuestra guía nos lo dijo, porque, desde el exterior, no se aprecia para nada la forma redonda que uno espera encontrar al hablar de una plaza de toros.
No es que no la tenga, es que la circunferencia de sus tendidos está oculta. La plaza no da a la calle, da a un callejón interior que la oculta por completo. La plaza y el teatro contiguo fueron construidos por el hospital para recaudar fondos con sus espectáculos. Se levantó toda en madera en 1828 y, según nos dijeron, es la más antigua de España construida como plaza de toros –antes se usaban las plazas mayores de los pueblos para las corridas–. Nos dijeron, pero, en realidad, la más antigua es la de Béjar, en Salamanca, que se levantó en 1711 también para recaudar fondos, en este caso para la ermita contigua y sus fiestas.
Solo se puede acceder con la visita guiada que organiza la oficina de turismo –un buen motivo para entrar en el alcázar–. Y te decimos que merece la pena la visita, además de la historia, su madera –el 85% original– y su estructura son dignas de verse.
La Calle Mayor de Toro
En los poco menos de 300 metros de longitud de la Calle Mayor de Toro encontrarás la Plaza Mayor, el ayuntamiento –obra de Ventura Rodríguez– y casas de entramado de madera del siglo XV. La calle va de la Plaza de la Colegiata a la Torre del Reloj o Puerta del Mercado, una torre del siglo XVII construida sobre las antiguas murallas de Toro.
Cuenta la leyenda que, dada la escasez de agua en Toro y el esfuerzo que conllevaba bajar hasta el Duero para recogerla, se utilizó vino para hacer la argamasa con la que se levantaron las murallas. Hay un mural que lo recuerda junto a la Puerta del Mercado.
Hablando de murallas, acércate también al Arco del Postigo, otra puerta a pocos pasos de la del mercado –en la calle la Antigua–. Y a la Puerta de la Corredera, esta ya del segundo recinto amurallado.
Los grafitis: de las Edades del Hombre a Toro Arte Urbano
No creas que todo en Toro tiene siglos de historia, que tampoco es malo. Además del mural que recuerda la historia del vino en la muralla, también encontrarás otros cuantos grafitis en el mismo casco histórico. Es el proyecto Toro Arte Urbano.
Todo comenzó a raíz de la exposición Las edades del hombre en Toro en 2016. Se pintaron varios murales en fachadas y puertas muy deterioradas. Algunos de ellos siguen en la Calle Mayor y aledañas, pero también se ha intervenido en la zona nueva de Toro. Desde monjes catadores de vino al toro y el león del escudo de la ciudad. Busca tu favorito mientras recorres las calles de Toro.
El museo del queso Chillón
Seguro que has oído la frase “que no te la den con queso”. Hace referencia a que, al tratar de vender sus vinos, los bodegueros ofrecían queso para acompañarlos. Queso que cubría las papilas gustativas y disfrazaba el sabor del vino… En Toro no necesitan dártela con queso, sus vinos son muy apreciados –han perdido esa parte “peleona” que los caracterizaba–, pero también hay queso.
Para unos apasionados como nosotros, el museo del queso Chillón era parada obligatoria en Toro. Se trata del primer museo privado dedicado al queso en Castilla y León, una auténtica pasada con decenas de objetos históricos de la familia, incluyendo fotos, relacionados con la producción del queso. Pero, más allá del museo –y ya hemos dicho que merece mucho la pena–, la cata de quesos del final de la visita es espectacular.
Desde los clásicos hasta las últimas incorporaciones, como el queso con vino o las emulsiones de queso con miel y queso picante. Raro será que no salgas del museo con una caja llena de piezas de estas delicias.
Comer en Toro
Como decíamos, disfrutar de la gastronomía es un motivo más para hacer una visita a la ciudad. Desde el arroz a la zamorana hasta las polkas toresanas y desde restaurantes de menú del día hasta bares de raciones, te aseguramos que vas a volver satisfecho. Tan satisfechos volvimos nosotros, que hemos escrito un artículo sobre dónde comer en Toro. ¡A salibar!
Hoteles en Toro y alrededores: dónde dormir
Un día no es suficiente para todo lo que hay que ver en Toro. Si finalmente decides quedarte a dormir en la ciudad, también tenemos algo que decirte. Nosotros probamos dos hoteles –pasamos cuatro días en Toro–: uno en los alrededores y otro en el centro.
En los alrededores nos quedamos en el Valbusenda Hotel Bodega & Spa de cinco estrellas. Una maravilla de alojamiento en la carretera de Toro a Peleagonzalo, a menos de 15 km del centro de Toro. Todo lo que se espera de un hotel de cinco estrellas: de la habitación al desayuno, pasando por las zonas comunes, un spa que disfrutamos a conciencia y… una bodega, la de los vinos Valbusenda, que también se puede visitar. Si estás pensando en darte un capricho, aquí puedes ver los precios y reservar.
Nuestro segundo alojamiento fue el Hotel María de Molina –una vieja conocida de Toro–, en la Plaza Delhy Tejero, 1. Un cómodo hotel de tres estrellas con cafetería y restaurante. Habitaciones sobrias, aunque muy espaciosas, a menos de cinco minutos andando de la colegiata y del alcázar. Echa un vistazo aquí a los precios y disponibildad.
Mapa de los lugares que visitar en Toro
Para que te resulte más fácil organizar tus visitas, aquí tienes un mapa con todos los lugares que ver en Toro de los que te hemos hablado.
Irás a Toro por la colegiata o por los vinos, pero no serán las únicas cosas que tendrás que visitar en tu viaje.
¿Quieres viajar a Toro? Aquí puedes hacerlo:
- Escoge el hotel que más te guste en Toro al mejor precio aquí.
- Alquila el coche al mejor precio comparando entre varias compañías aquí.
- Hazte con las mejores guías de Castilla y León aquí.
- Contrata tu tour guiado en Zamora aquí.
- Contrata tu seguro de viaje con un 5% de descuento aquí.