Las criptas de los frailes capuchinos son famosas por su aire tétrico. La de Palermo, con sus momias y su niña, es probablemente la más conocida de Italia. Pero en la capital también hay una cuanto menos peculiar y, además, en pleno centro: en la via Vittorio Veneto. En la cripta de los capuchinos de Roma te esperan los huesos de unos 4.000 frailes dispuestos de forma tan artística que, por un momento, te harán olvidar que se trata de… huesos humanos.

Lámparas, símbolos cristianos y otros elementos decorativos a base de fémures, radios, calaveras… ¿Qué te parece? Una forma de exorcizar la muerte que no nos deja de epatar a pesar de que ya lo hayamos visto en unos cuantos lugares por el mundo.
No tengas miedo, te llevamos de la mano por el complejo del convento de Santa María de la Concepción de los capuchinos. Complejo, porque la cripta es solo la guinda final. ¿Te atreves?
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Un poco de historia de la iglesia de Santa María de la Concepción de los capuchinos y su cripta
La primera piedra de la iglesia de Santa María de la Concepción de los capuchinos o Nuestra Señora de la Concepción de los capuchinos –“para los amigos”, iglesia de los capuchinos–, la puso, en 1626, el mismísimo Papa Urbano VIII, el Papa Barberini. Su hermano, Antonio Barberini, pertenecía a los capuchinos y en su honor se dedicó a esa orden. Incluso hizo traer tierra de Jerusalén sobre la que levantar el edificio.
Las obras de la iglesia y del convento de la Inmaculada Concepción acabaron en 1631 y los frailes del cercano convento de San Buenaventura se trasladaron aquí. Con ellos, también llegaron los restos mortales de los santos y de los hermanos capuchinos que conservaban.

Si los de los santos y personajes ilustres ocuparon la iglesia, había que encontrar un lugar para los huesos de los frailes exhumados y dejar espacio a los nuevos difuntos en el pequeño cementerio del convento. De ahí nació la idea de la cripta en la que hoy se encuentran los huesos de unas 4.000 personas, la mayoría frailes capuchinos muertos entre 1538 y 1870. Su disposición se debe a un artista desconocido, probablemente un fraile, y la fecha exacta tampoco está clara, aunque fue a mediados del siglo XVIII.
La visita: la iglesia, el museo y la cripta de los capuchinos de Roma
La cripta de los capuchinos de Roma se visita junto al museo del convento y tiene coste. Por otro lado, sobre esta está la iglesia, con entrada gratuita.
La iglesia de los capuchinos
Antes de bajar al museo y a la cripta, no olvides parar en la iglesia de Santa María de la Concepción de los capuchinos. Fíjate en el escudo en la base del altar: es el del Papa Urbano VIII, fundador de la iglesia. También hay un retrato del Papa, junto al de su hermano Antonio y otros cuadros, en el coro.

Pásate por las capillas de la iglesia, te encontrarás con alguna perla de la pintura barroca como el San Miguel Arcángel de Guido Reni o el San Francisco estigmatizado de Domenichino. También hay unas cuantas tumbas de frailes capuchinos “célebres”, como la de Antonio Barberini, la de San Félix de Cantalicio –el primer santo capuchino, muerto en 1587– o la del príncipe de Polonia Aleksander Sobieski, entre otras.
¿Sabías que…?
También está enterrado aquí el padre Mariano de Turín apodado en Italia “el capuchino de la tele”, un presentador de programas de radio y televisión cuyo saludo “Pace e bene a tutti!” – «Paz y bien» es el típico saludo franciscano– es parte del imaginario colectivo del país. No es santo, pero está en proceso de beatificación.
El museo y su ¿Caravaggio?
Para acceder a la cripta hay que pasar primero por el museo, incluido en el precio de la entrada. Podría parecer un mero trámite, pero te recomendamos que te detengas un poco, en lugar de pasar corriendo camino a la cripta. Al fin y al cabo, son solo siete salas. No te va a llevar tanto tiempo, ¡y hay sorpresa!
La primera sala está dedicada al complejo conventual de los capuchinos, su construcción por parte de la familia Barberini y su historia. La segunda, la tercera y la cuarta versan sobre la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos, sus santos y su cultura y espiritualidad, con algunos indumentos y objetos de uso litúrgicos de los capuchinos o la llamativa acuarela del Cristo sangrante del siglo XVI.

En la quinta sala es donde llega la sorpresa: la joya de la corona del museo. Hablamos del óleo de San Francisco de Asís en meditación de Caravaggio, realizado para este convento de los capuchinos.
¿Sabías que…?
Desde principios del siglo XIX, cuando se encontró el óleo en la sacristía de la iglesia de los capuchinos, se creyó que era el original. Pero en 1967 se encontró una copia idéntica, hoy conservada en el Palazzo Barberini, en una iglesia de un pueblo de Roma. Aunque no está claro, la teoría más extendida es que este último es el original y los capuchinos tienen una copia.
Las dos últimas salas muestran personajes de los capuchinos en el siglo XX y su rol en diferentes partes del mundo.
La cripta y su osario
“Lo que sois vosotros éramos nosotros, lo que somos nosotros seréis vosotros”. Esa es la “cálida” bienvenida que nos dieron los restos mortales de las casi 4.000 personas –según los cálculos, unas 3.700– de la cripta de los capuchinos de Roma. Ese texto grabado en una placa nos volvió a llevar por un momento a la Capela dos Ossos de Évora, en Portugal, y su “Nós ossos que aqui estamos pelos vossos esperamos”. Una vez dentro, nos esperaba un espacio un poco más recoleto, pero igual de espeluznante y “artístico” al mismo tiempo.

A la izquierda de un pasillo de unos treinta/cuarenta metros se abren seis capillas decoradas, como si de estucos se tratara, con calaveras, tibias, fémures y demás huesos humanos. Están la cripta de las pelvis, la de las calaveras, unas rabadillas formando un reloj de agua con omoplatos que le dan alas y otros huesos en forma de los símbolos de la pasión de Cristo, como la lanza y la esponja. También hay algunos cuerpos enteros de frailes momificados.

Una decoración que puede parecer macabra, pero que, según leímos, quiere exorcizar la muerte y recordarnos que el cuerpo es solo un contenedor del alma. Que, aunque todos nuestros “contenedores” acabarán así, como bien dice la placa, no es ese el destino de nuestras almas.
¿Sabías que…?
La primera mención a esta obra artística hecha con huesos es de 1775, nada menos que del marqués de Sade –sí, el del sadismo–. En su libro Viaje a Italia habla de “nichos, bóvedas, decoración de techo con dibujos regulares y agradables, lámparas, cruces, etc.” hechos con huesos. Por eso se sabe que la obra de decoración es anterior –de entre 1732 y 1775–.
Horarios y precios de la cripta de los capuchinos de Roma
La iglesia y el convento de Santa María de la Concepción de los capuchinos se encuentran en la via Vittorio Veneto, 27. Abre todos los días, excepto el 1 de enero, el domingo de Pascua y el día de Navidad, con este horario: de 9:00 a 19:00 –la taquilla cierra a las 18:30–. El 2 de noviembre, el 24 de diciembre y el 31 de diciembre abre solo por la mañana –el 2 de noviembre hasta las 15:00 y los otros dos hasta las 14:30–.

El precio de la entrada es de 8,50 € y no está incluida en la Roma Pass. Hay audioguías en español por 5 €. En su página web oficial puedes ver más detalle de los precios e información sobre la visita.
La entrada a la iglesia es gratuita y abre el lunes de 7:00 a 12:00 y de 15:30 a 18:00, de martes a sábado de 7:00 a 12:00 y de 14:00 a 18:00 y el domingo de 9:30 a 12:00.
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Si quieres saber más sobre la cripta de los capuchinos, puedes apuntarte a un tour en español. En este está incluida, además, la visita a la cercana iglesia de Santa María de la Victoria, con su Éxtasis de Santa Teresa de Bernini.
Los hermanos capuchinos te esperan en Roma para darte la misma «cálida» bienvenida que nos dieron a nosotros…
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