Durante los dos últimos años hemos cumplido –al menos desde marzo de 2013 hasta abril de 2014– nuestro principal propósito viajero, un sueño en realidad: viajar sin fecha de vuelta y dejando las prisas en casa. Pero eso no significa que se nos hayan acabado y que no tengamos otros propósitos viajeros para este 2015. Algunos son nuevas cosas que queremos hacer, mientras que otros son cosas que, aunque ya las hacemos, no queremos que se nos olviden –además de que nos encantaría que más gente se apuntara–. Ah, y no, no vamos a hablar de destinos a los que queramos ir… porque queremos ir a todos.
Viajar para quitar prejuicios y no para confirmarlos
Es cierto lo que siempre decimos de que viajar abre la mente. Es nuestro mayor motivo para salir de casa: descubrir nuevos rincones, aprender algo de lo mucho que no sabemos y encontrar personas que nos ayuden a ser mejores. Pero también sabemos de mucha gente -algunos se han cruzado con nosotros- que no viaja para aprender, sino para «confirmar lo listo que es«. No voy a un país para conocer sus tradiciones, voy para asegurarme de que tenía razón sobre él. Y lo hará aunque no la tenga –no hay peor ciego que el que no quiere ver–.
No juzgar las maneras de viajar
Al hilo de este propósito viene otro que también cumplimos: no juzgar ninguna manera de viajar. No hay un viaje mejor que otro. Bueno, en realidad sí que lo hay –siempre hay un viaje que recuerdas con más cariño por lo que sea: compañía, sensaciones, lugares, experiencias…–, pero no hay un TIPO de viaje mejor que otro. Nosotros, para empezar, ni siquiera nos consideramos viajeros, somos simples «turistas de larga duración«. No es mejor el que duerme con una familia compartiendo el día a día que el que va al hotel de lujo, ni el que no sale de los bares y discotecas que el que no sale de los museos. ¡Ojo! que tampoco es peor. Como en una carrera de fondo o en un trekking por la montaña, cada uno tiene que encontrar el ritmo que más se ajusta a lo que quiere y disfrutarlo. Hay que abandonar la costumbre del “pues yo más”, y no sólo en los viajes.
Aprender siempre
Comenzamos con los nuevos propósitos viajeros con dos de aprendizaje. El primero es leer más, pero claro, leer más literatura de viajes, buena literatura de viajes. Hace poco pasamos por Brihuega con mi prima que nos contaba las tardes que pasaba charlando con Manu Leguineche. Son muchos los libros de viajes que no hemos leído y que nos gustaría leer para disfrutar, viajar y aprender. Escribir un blog es, en algunas ocasiones, como escribir pequeños capítulos. Me quedé con ganas de transmitir más cosas en la entrada de la Antártida, más pasión en la Isla de Pascua, emoción en Mompós… También para esto hemos hecho un curso, en el que nos dieron una buena lista de libros que leer, y si nos parecen pocos, siempre está Leer y viajar.
La otra cosa a mejorar, después de los textos, son las fotografías. ¿Cuántas veces me he sentido frustrado al ver las fotos en el ordenador porque no he sido capaz de captar todo eso que yo veía y que estaba por todas partes? Para eso pedimos ayuda a unos cracks de la fotografía, nos dieron sus consejos y tratamos de seguirlos. Y también habrá que pensar en hacer algún que otro curso.
La verdad está ahí fuera, y hay que traerla aquí dentro
Después del propósito de aprender, también está el de mostrar. El mundo no es perfecto, ni limpio, ni ordenado, sería muy aburrido si lo fuera. Pocas veces se ve la foto de un sitio desagradable –una playa saturada de gente, una cuneta llena de bolsas de basura, un edificio a medio caer, una valla policial…– y el mundo está lleno de ellos. Los blogueros de viajes –nosotros los primeros– tendemos a mostrar sólo lo maravilloso de viajar sin mencionar lo complicado que puede llegar a ser encontrar un sitio para dormir, la pesadilla de hacer autostop en sitios inhóspitos, la suciedad que hay en algunas ciudades o, mucho más grave, las desigualdades, la pobreza, la miseria, las injusticias… Visitamos muchos sitios a los que no llega la gente que nos lee y, aunque todos tienen algo fantástico que contar, tenemos que evitar «engañar» al lector vendiéndole que todo es una maravilla. Viajar no es siempre una actividad placentera.
Eso sí, también hay que tener en cuenta que las buenas noticias no venden… Cualquiera que vea un telediario pensará que es mejor meterse en la cama, taparse con la manta y no volver a sacar un pie de esa “protección”. Contar lo malo no significa, en ningún caso, dejar de decir que el mundo es mucho menos peligroso de lo que los medios nos cuentan. Un periódico en el que contaran que no ha habido ningún accidentes, atraco, robo, secuestro, asesinato, caso de corrupción… no lo compraría nadie. Los humanos somos así, carroñeros de noticias. Pero la verdad es que lo normal es que no pase nada y nadie se entere.
Dejar de lado las guías y sorprendernos
Siguiendo con la faceta de «descubridores» –o inspiradores que está tan de moda– de destinos, este 2015 nos proponemos hacer eso: descubrir sitios poco conocidos. No sólo grandes ciudades o lugares que salen en todas las guías de viaje. Ya empezamos en nuestro #LatTrip, siguiendo los consejos de la gente con la que nos cruzábamos, y hemos seguido después con La Manchuela o con Hontanares. Eso sí, tened presente que nosotros viajamos en transporte público y que no siempre se puede llegar así a todos los sitios. Todavía recuerdo ese momento en la oficina de turismo de Cuenca en que me dijeron que a la Ciudad Encantada se llegaba en tu coche o en taxi…
Como decía, seguir los consejos de la gente nos fue muy bien en el #LatTrip, así que este 2015 nos proponemos ir un paso más allá: no sólo dejarnos aconsejar, también introducir algo de azar en el viaje. Dados, cartas, monedas… y las propuestas de Turista lo serás tú de nuestros amigos Pablo e Itziar.
¿Qué tal ganar dinero?
Y, por último, un propósito más. Uno que nos aleje del blog. Mantener un blog de viajes es un trabajo a tiempo completo, y sin sueldo, y queremos encontrar un proyecto viajero lucrativo que no esté relacionado con él. Se aceptan sugerencias 😉