El Río de la Plata y el delta del Paraná, excursión a Tigre

Con Buenos Aires visitado, era el momento de recorrer parte de ese Gran Buenos Aires del que habíamos oído hablar. Pero también era el momento de navegar, una vez más, por la seña de identidad de la ciudad porteña: el río de la Plata. Si la primera vez sirvió para llevarnos hasta Uruguay, la segunda nos llevaría al interior, a los canales que forma el río Paraná en su delta.

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Travesía a Tigre

Hay dos motivos para ir a la ciudad de Tigre desde Buenos Aires. El primero, obviamente, visitar la propia Tigre. El segundo, navegar por el Río de la Plata y el Río Paraná —esto siempre que se haga en barco desde Buenos Aires o se contrate la excursión fluvial desde Tigre—. Nosotros decidimos hacerlo así, en barco, con la compañía Sturla que conocimos a través de Metropolitan Touring —aquí puedes contratar tu excursión a Tigre—. La travesía hasta Tigre tiene algo de navegación amazónica. De acuerdo, son más las diferencias: tipo de barco, duración, motivo del viaje…, pero la frondosa vegetación a orillas de los canales, lo inhóspito de algunas de sus islas y el aspecto de ciertas casas —aunque hay que decir que también existen gran número de hoteles y casas de lujo en la zona, no en vano es uno de los destinos vacacionales preferidos por los porteños— hacen que venga a la memoria el recuerdo de aquella travesía.

Durante casi dos horas recorrimos parte del Río de la Plata —viendo, nada más salir de Puerto Madero, en Buenos Aires, veleros y kitesurfistas— y nos adentramos en el río San Antonio —parte del delta del Paraná— para acabar llegando a la ciudad de Tigre. Allí sus canales están ocupados por barcas de remo, ya que Tigre es la capital argentina del remo con gran número de clubs y una larga tradición. Pero, como si de una Venecia se tratara, también hay barcos-taxi, barcos-hospital, barcos-supermercado… puesto que son muchas las islas que se encuentran en el delta a las que no hay otra forma de acceder más que a través del agua.

En una de ellas, a orillas del río Sarmiento, se encuentra la Casa Museo Sarmiento. La casa fue propiedad de Domingo Faustino Sarmiento, presidente de Argentina, y hoy en día se encuentra protegida con una cubierta de cristal —como si fuera un invernadero— para evitar que la humedad de la zona acabe con la madera.

La ciudad de Tigre

Una vez llegados a Tigre, la mejor manera de recorrerla es caminando o con el bus turístico —también de la compañía Sturla que puede incluirse en el paseo fluvial—. Lo cierto es que estábamos más interesados en el paseo por el delta que en la ciudad, pero una vez llegados descubrimos que también ella merecía una visita. Son muchos los museos con los que cuenta: desde el del mate, al naval, pasando por el de la Reconquista —hablamos de las invasiones británicas de principios del siglo XIX— o uno de arte. Sin olvidar el agradable paseo a orillas del río Luján o el Puerto de Frutos junto al que se encuentran un parque de atracciones y un casino.

Hay que decir que los casinos están prohibidos en la capital federal pero no aquí. Aunque los porteños han sido capaces de saltarse la prohibición con un sutil matiz: están prohibidos los casinos en el suelo de Buenos Aires… así que han creado un barco casino que permanece atracado en Puerto Madero y donde, en teoría, es legal jugar.

Dormir en Buenos Aires: Apassionata-Tango

Si habíamos disfrutado de un show de tango en la la ciudad, teníamos que completar la experiencia durmiendo en un hotel temático dedicado a este género musical… y es posible hacerlo. Apassionata-Tango ofrece, en una casa del siglo XIX, una inmersión completa en la seña de identidad argentina. Sus dueños, Marión, alemana, y Fabián, argentino, después de varios años recorriendo el mundo con su espectáculo tanguero, decidieron dar un paso más y llevar su pasión por el tango hasta su casa. Habitaciones como Tango Bar, Tango Zen o Carlos Gardel, junto con un gran salón en el que, de vez en cuando, vuelven a dar rienda suelta a sus pies e incluso ofrecen alguna clase magistral a sus huéspedes, te hacen entrar en un ambiente netamente argentino. Basta con charlar un rato con ellos para contagiarse de la pasión que sienten por ese baile y lo que lo rodea. Pasión que han transmitido a su hotel en el que todo está pensado para que viajes un poco más.

Nuestra primera experiencia con un hotel temático llegó, como no podía ser de otra forma, en Buenos Aires. Y, también como no podía ser de otra forma, el tema tenía que ser el tango.