En nuestra primera visita a Perú, en 2009, ya habíamos visitado el Lago Titicaca, las islas de totora de los Uros, Taquile y Amanataní. Por eso, en esta ocasión, quisimos visitar el lado boliviano, concretamente la Isla del Sol y Copacabana.
Isla del Sol
Situada a unos 15 km de navegación de Copacabana, fue aquí donde comenzó la cultura Inca con la aparición de Manco Capác y Mama Ocllo. Según la leyenda, el padre Sol, Viracocha, compadecido por el salvajismo en el que vivían los hombres, hizo salir del Lago Titicaca a Manco Capác y Mama Ocllo, hermanos y esposos. Su misión era ir hacia el norte fundando ciudades y creando el imperio Inca. Sí, la cultura Inca comenzó en Bolivia a pesar de que su gran capital, Cuzco, estaba en el actual Perú. Esta leyenda la conocemos de manos de el Inca Garcilaso de la Vega. En la actualidad viven tres comunidades en la isla: Yumani en el sur, Challa en el centro este y Challapampa en el norte y el paso entre ellas suele llevar asociado el pago de una entrada que también da acceso a las ruinas de cada territorio.
Alojarse en la Isla del Sol: El Ecolodge La Estancia
Las opciones para dormir en la Isla del Sol son muchas y muy variadas, pero pocas tan integradas y respetuosas con el medio ambiente como el Ecolodge La Estancia: muros de adobe y techos de paja, paneles solares para calentar el agua, sistema de calefacción natural basado en el almacenamiento de calor durante el día en cuartos oscuros que lo comunica a la habitación cuando se pone el Sol –trombe– y reaprovechamiento de aguas grises. Si a esto le unimos una privilegiada posición en la ladera al lado sur de la isla que permite ver la salida del Sol desde la ventana y una muy buena cocina –desayuno y cena incluida– no se puede encontrar una opción mejor. Además, como ya nos pasó en la Casa Mojanda de Otavalo, la cena trae interesantes conversaciones con el resto de huéspedes y con Mateo, el gerente, que también tiene mucho que contar después de haber viajado por toda Bolivia y por el extranjero.
Nada más llegar al puerto de Yumani, y tras pagar el acceso a la isla (5 Bs. 0,50€-0,75US$), nos encontramos con el personal del Ecolodge La Estancia y sus llamas sobre las que colocaron a nuestras mochilas. Mientras tanto, nosotros subimos la Escalera de Piedra Inca hasta la Fuente de la Vida. Además de ofrecer una fantástica vista del lago y del amanecer desde la habitación, a poca distancia del ecologde hay un mirador desde el que ver el atardecer… eso sí, no tuvimos suerte con él en nuestra visita porque los dos días estuvieron cubiertos y amenazando tormenta. De hecho, la primera noche se desató una tremenda tormenta eléctrica en el lago que hizo que la visita fuera todavía más emocionante.
Ruinas y templos
Pasear por las comunidades de la Isla del Sol ya es viajar en el tiempo: rostros, gestos y ropas que llevan siglos en la zona y que, para nosotros, eran nuevos –aunque después se hicieron habituales porque es la misma vestimenta que portan las cholitas en toda Bolivia–. Cruzarse con llamas y burros por las calles empedradas –son el único medio de transporte porque no hay coches en la isla– también es una experiencia que hace que se tranquilicen los nervios de cualquiera.
Queríamos ver las dos partes de de la Isla del Sol y, al estar alojados en la parte sur de la isla, fue necesario cambiar un poco la organización del paseo que normalmente comienza llegando en barco al norte, Challapampa, y cruzando a pie hasta el sur, Yumani. En nuestro caso comenzamos a primera hora –7 am– el paseo por el Camino Inca (15Bs. 1,60€-2,20US$), de unos nueve kilómetros, hasta el norte. Después cogimos el barco (20 Bs. 2,20€-3US$) a la parte sur y, tras visitarla, volvimos al puerto para regresar a Copacabana. Allí encontraríamos a nuestras mochilas que bajarían del Ecolodge La Estancia, como ya subieron el primer día, a lomos de llamas.
El norte de la Isla del Sol es el lugar donde se encuentra la Roca Sagrada, donde Viracocha hizo aparecer a Manco Capác y Mama Ocllo. Un lugar, teóricamente, lleno de energía… tanto como la Mesa Ceremonial de los Tihuanaco –redonda como el mundo y con doce asientos como doce meses del año, aunque no existían estos conceptos en la cultura Tihuanaco…–. Pero lo más espectacular es el templo laberinto de paredes de piedra, Chincana.
El sur era el lugar de descanso donde paraban antes de continuar hacia los templos del norte. Aquí se encuentra el Palacio de Pilkokaina inca, en parte reconstruido, con puertas de tres niveles -como la cruz chacana-.
Copacabana, punto de partida para la visita a la isla del sol
Copacabana es la ciudad que os dará, si venís de Perú, la bienvenida a Bolivia. Llena de albergues, hoteles, restaurantes… será vuestra toma de contacto con el país. No es bonita pero es tranquila y agradable y no podéis perderos el atardecer desde el puerto sobre el lago Titicaca.
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