Como en todos los países de la antigua Gran Colombia, la imagen de Simón Bolívar es muy importante en Ecuador. Eso no quita que su héroe nacional sea el general Antonio José de Sucre –la moneda ecuatoriana hasta la dolarización del año 2000 llevaba su nombre–. De cualquier manera, los lugares por los que pasó El Libertador forman parte de la historia del país. Uno de esos lugares es Riobamba y, concretamente, la Hostería Hacienda La Andaluza en la que Bolívar pasó una noche. Desde su habitación, en la que todavía se puede pernoctar, tenía una hermosa vista del Chimborazo –otro de los volcanes famosos de Ecuador–, ¿quién sabe si no fue allí donde le llegó la inspiración para su famoso poema Mi delirio sobre el Chimborazo? Pero Riobamba es también la estación central de los Ferrocarriles del Ecuador en su única, y recién recuperada para el turismo, línea de Quito a Guayaquil.
Con esos dos atractivos, ¿cómo no pasar más días junto al recuerdo de Bolívar viajando sobre históricas vías?
Riobamba
La ciudad de Riobamba –llanura alta en quechua– es conocida en Ecuador como la Primera. En su historia está el ser la primera ciudad del país fundada por los españoles; la ciudad en la que se promulgó la primera constitución, en 1830; donde se construyó la primera plaza de toros; el lugar de nacimiento de Pedro Vicente Maldonado, sabio nacional y autor del primer plano del país… Su otro sobrenombre, casi más sonoro si es posible, es Sultana de los Andes, ya que en sus cercanías se encuentran los volcanes Chimborazo, Tungurahua, Altar y Carihuarizo.
Lo cierto es que no encontramos muchos lugares turísticos en la ciudad propiamente dicha, aparte de alguna iglesia y, como no, la casa en la que se hospedó Simón Bolívar, hoy día convertida en restaurante, el Delirio. Pero hay muchas cosas que visitar en sus alrededores.
La Hostería La Andaluza
Tuvimos la suerte de disfrutar de la estupenda Hostería la Andaluza, una propiedad con una historia tal que se remonta a épocas anteriores a los incas. Fueron ellos los que le dieron el nombre de Chuquipogio, vertiente de los chuquis –los chuquis eran los que guardaban el camino real inca y la vertiente hacía referencia a un manantial de agua–. Con la llegada de los españoles, desde 1551, el terreno fue reclamado. Durante siglos fue pasando de mano en mano hasta que en 1771 se construyó la hospedería original, por parte de don José de la Rea. Autoridades españolas, los próceres de la independencia ecuatoriana, las tropas republicanas, el presidente García Moreno… y casi con total seguridad el mismo Simón Bolívar antes de entrar en Riobamba en 1830 pasaron por sus habitaciones. Tanta historia encierran sus muros que fue declarada Patrimonio Cultural del Ecuador en 2012.
Hoy en día sigue siendo utilizada como hospedería pero no ha abandonado su carácter histórico. De hecho, todas sus galerías están repletas de antigüedades, desde colecciones de máquinas de coser y de escribir, a cajas registradoras, instrumentos musicales, relojes de cuco, tocadiscos… Y, en la zona original, figuras religiosas y hasta confesionarios. Pasear por sus pasillos es recorrer la historia de sus muros y de sus objetos.
El lujo de sus habitaciones –la decoración de las camas con pétalos de rosa–, el cuidado de todos los detalles y la simpatía de sus empleados son más motivos para alojarse allí. Sin duda, el mejor hotel de Riobamba.
Ferrocarriles del Ecuador
El mismo García Moreno que se alojó en La Andaluza, fue quien decidió que era necesario unir la sierra, Quito, con la costa, Guayaquil, con una línea ferroviaria en 1873. Varios presidentes y unos treinta años después –el tren llegó a Quito en 1908–, su sueño se convirtió en realidad y nació el Tren de los Andes, considerado como el tren más difícil del mundo. Con la bajada de precios de la gasolina –Ecuador es un país petrolero– se dejó de usar el tren, primero por parte de los pasajeros y después por la carga en 2003. A partir de 2008 comenzaron a ser restaurados. Obras que se prolongaron hasta diciembre de 2012, momento se abrió por completo la línea para el tren Crucero –el que hace el viaje completo en cuatro días recorriendo sus 450 km impulsado por locomotoras a vapor de principios del siglo XX– y para varias rutas turísticas que recorren sólo algunos pequeños tramos.
Desde Riobamba parten dos de estas rutas: el Tren del Hielo, que llega hasta las faldas del Chimborazo –el volcán más alto de Ecuador–, y el Sendero de los Ancestros, hasta Colta y su iglesia. Pero la más conocida de todas las rutas turísticas de Tren Ecuador es la Nariz del Diablo, que sale desde Alausí, a una hora y media de Riobamba.
Tren del Hielo
Pasando junto a la Avenida de los Volcanes en el Tren del Hielo, conocimos la leyenda del romance entre el Chimborazo –taita Chimborazo– y el Tungurahua –mami Tungurahua–. El Tungurahua, aprovechando que la niebla suele cubrir la cima del Chimborazo, le fue infiel con el Altar, con la ayuda del Carihuarizo. Cuando el Chimborazo se enteró de lo que sucedía, entró en erupción y con las rocas que expulsó destrozó la cima de el Altar y también rompió la del Carihuarizo. Desde entonces, el Tungurahua se dio la vuelta y no ha vuelto a mirar al Chimborazo.
El mayor atractivo de esta ruta, además de unos fabulosos paisajes, es conocer al último hielero del Chimborazo, Baltazar Uscha. Este hombre, a sus 69 años, sigue subiendo desde su casa en Cuatro Esquinas hasta las faldas de hielos fósiles del Chimborazo –a unos 4.800 metros– para cortar los grandes trozos de hielo que después vende. A pesar de ser el último hielero, no parece recibir ninguna ayuda ni del gobierno, aunque nos comentaron que era considerado también Patrimonio Cultural del Ecuador, ni de Ferrocarriles del Ecuador –que sólo le paga por el bloque de hielo que lleva hasta la estación de Urbina, la más alta del ferrocarril ecuatoriano a 3.604 msnm–.
Información: Se trata de un recorrido de unas cuatro horas de duración que sólo funciona de jueves a domingo y festivos, a un precio de 12 US$.
Sendero de los Ancestros
Partiendo también desde Riobamba, la ruta del Sendero de los Ancestros aúna, a su llegada a Colta, la religión católica y las antiguas costumbres indígenas. Es en esa ciudad donde se encuentra la primera iglesia de Ecuador, la Iglesia la Balbanera, y la Universidad Jatun Tachaywasi de sabiduría ancestral y nueva conciencia.
Si bien la iglesia merece una visita por su mezcla de estilos, la universidad no acabó de satisfacer nuestras expectativas –sobre todo las mías–. Me pareció que se forzaban mucho las antiguas creencias indígenas para darles un aspecto new age que atrajera al público con mucha meditación y mucha unión con la naturaleza –los antiguos estaban más en contacto con la tierra porque iban descalzos…–. Estoy seguro de que las creencias y ritos antiguos tenían su utilidad y su razón de ser, pero aquí creo que se ha dado una vuelta de tuerca más de la cuenta.
Información: En este caso hablamos de algo más de cuatro horas, también de jueves a domingo y festivos, a un precio de 15 US$.
La ruta más conocida: la Nariz del Diablo, historia y leyenda
La ruta de la Nariz del Diablo no parte desde Riobamba. Es necesario desplazarse hasta Alausí en autobús (1,90 US$). Dependiendo del día en que se haga la ruta –funciona de martes a domingo– es posible disfrutar de otro de esos mercados coloridos y animados de Ecuador en Alausí. La hicimos en domingo y allí estaba el mercado esperándonos a nuestra llegada al pueblo.
Más de 2.500 hombres murieron durante las obras de construcción de este tramo del ferrocarril, lo que provocó que fuera conocido como Nariz del Diablo, al considerarse que estaba maldito. Las explosiones de dinamita hicieron que los cóndores abandonaron su casa, Condor Puyuna. Los indígenas pensaban que las muertes era debidas al enojo de la montaña. Puede que hubiera una maldición, pero el hecho de hacer una obra tal que desciende desde los 2.300 metros de Alausí hasta Sibambe, a 1.800, no podía ser fácil.
Impresionantes precipicios en los que es posible ver el zigzag de las vías. Este tramo fue el primero construido en el país siguiendo un sistema de este tipo que le permite salvar el enorme desnivel gracias a sus cambios de sentido de la marcha, rascándole la nariz al mismísimo diablo en el proceso. Hasta hace unos años era posible viajar también en el techo pero sentimos decirles a los más aventureros que hoy en día está prohibido hacerlo y que no se puede salir de sus cómodos vagones hasta llegar al mirador de la montaña primero y a la estación de Sibambe después.
Viendo la foto de la montaña que hay en el museo –tomada desde el aire– y con la explicación del guía es posible ver la cara de «ese diablo» que le da nombre… desde ras de suelo no hay nada que hacer más que usar la imaginación.
Información: El hecho de que se necesiten dos hora y media para recorrer, ida y vuelta, los 12 km entre Alausí y Sibambe dan una idea de la dificultad del tramo, que funciona de martes a domingo a un precio de 25 US$.