La capital más alta sobre el nivel del mar no es La Paz en Bolivia, y no lo es porque no es capital. La capital más alta del mundo es Quito con sus 2.800 msnm. Situada en un valle rodeado de volcanes –el más famoso ellos es el Pichincha, del que toma el nombre la provincia de Quito– tiene forma alargada con unas dimensiones en las que no se ponen de acuerdo ni los propios quiteños, de 45 a 55 kilómetros de largo por 16 de ancho.
Recorrer Quito implica pasear por el tiempo: restos incas que sirven de soporte a edificios coloniales, que dieron paso al art noveau y, finalmente, la arquitectura de la república.
El centro histórico de Quito
Quito posee el centro histórico más grande de Sudamérica y es patrimonio de la Humanidad. Con la llegada de los conquistadores en 1534, la ciudad fue dividida en cuatro cuartos para satisfacer a las cuatro órdenes religiosas presentes en el momento: Mercedarios, Agustinos, Franciscanos y Dominicos. Curiosamente, la iglesia más famosa de Quito, la Iglesia de la Compañía (3 US$ para extranjeros), –por sus paredes recubiertas de oro– no pertenece a ninguna de éstas, sino a los Jesuitas, que llegaron más tarde a Perú, en 1574.
Fue en enero de 1535 cuando se comenzó a construir el primer edificio: el convento y la iglesia de San Francisco. Siempre se han hecho notar los privilegios y en esa época no era distinto: fue el primo de Carlos V el que lo mandó construir, dando lugar a la primera iglesia de América. Era el momento de la reforma protestante y se puede ver como imágenes de Lutero y Calvino sujetan el púlpito de la iglesia. La iglesia está asentada sobre antiguos muros incas y en su escalinata principal está el que probablemente fuera el antiguo reloj solar o templo del sol.
Otros edificios construidos sobre restos inca son la iglesia de la Merced y el Palacio de Carondelet, la casa de gobierno de Ecuador. Algo que no dejó de sorprendernos es que los bajos de la casa de gobierno y de algunas iglesias y catedrales albergaran pequeños comercios: artesanía, electrónica, etc. Hablando del Palacio de Carondelet, es posible visitarlo y, si os llama la atención, ver al presidente Rafael Correa, que se asoma a saludar al balcón todos los martes tras el cambio de guardia.
En un paseo por el centro histórico de Quito no puede faltar la Ruta de las Siete Cruces, la calle García Moreno así llamada por las siete iglesias que allí se encuentran, o la calle de la Ronda con sus talleres artesanos de ropa, chocolate, miel… y restaurantes.
Miradores de Quito, la Virgen Alada
Estando en un valle, son muchos los lugares desde los que disfrutar de una buena panorámica de Quito. Uno de ellos es la estación del teleférico que lleva a la cima del Pichincha. Después de nuestro paso por el Cotopaxi y por el Quilotoa ya habíamos tenido suficientes volcanes para una ciudad y, además, nos pareció demasiado caro (7,50 US$ para extranjeros) –un billete de autobús desde Otavalo a Quito cuesta 2 US$–.
Otro mirador, más famoso todavía, es el mirador de la Virgen Alada, en el Monte del Panecillo. El lugar estaba hasta hace no mucho controlado por la Mama Lucha y sus descendientes. Esta señora emergió entre los comerciantes del cercano mercado como representante cuando se organizaron como asociación. Viendo el poder que había alcanzado fue extendiendo sus «dominios» como una mafia hasta controlar toda la zona, mirador incluido. Tanto es así que durante años –y todavía hoy muchos quiteños te dirán que no lo hagas– subir caminando hasta allí era muy peligroso.
La virgen, que se ha convertido en la protectora de la ciudad, es una copia a gran tamaño –tiene una altura de 45 metros– de las originales que Bernardo de Legarda fabricó en 1734 para los franciscanos. Inspirándose en unos versículos del Apocalipsis, Legarda creó una virgen alada para explicar al pueblo su ascensión a los cielos. Aunque su color claro puede dar la impresión de que está construida en mármol, se trata de una mezcla de aluminio y cerámica para no atraer a los rayos. Y damos fe de que hace falta, durante nuestros días en Quito cada día se formaba una tormenta, con mucho aparato eléctrico, alrededor de la una de la tarde.
Museos de Quito
Además de las iglesias de la ciudad, en Quito hay muchos y muy buenos museos. Entre ellos destacamos la Capilla del Hombre donde se expone la obra de Oswaldo Guayasamín uno de los artistas ecuatorianos más famosos (entrada gratuita los domingos). Absolutamente imperdible.
Otro de esos imperdibles es el Museo Nacional con impresionantes obras de cerámica de los pueblos precolombinos, porque no sólo había oro.
La vida en Quito: La Mariscal
Si el centro histórico es el motivo principal de visita a Quito –además de ser ciudad de paso hacia y desde las Islas Galápagos– es La Mariscal, el barrio en el que se disfruta: bares, restaurantes, discotecas, hoteles… En nuestro paso por Quito pudimos comprobarlo. Coincidimos con el partido que dio la clasificación a Ecuador para el mundial de Brasil’14 y fue en la plaza principal de La Mariscal donde se celebró.
Dormir en La Mariscal: Hostal de la Rábida
Situado a pocas calles de La Mariscal, el Hostal de la Rábida consigue que estés cerca de la fiesta y la animación cuando la busques, pero en un ambiente tranquilo y relajado cuando quieras descansar. Como pasaba en Brasil con las pousadas, los hostales en Ecuador también son de todos los niveles, y el de la Rábida es de alto nivel: un cuidado jardín interior –cuidado con que Brownie, el conejo mascota del hotel no entre en la habitación–, la chimenea de la entrada, el jardín privado de algunas habitaciones… Sus dueños, Judy y Sergio, son, como nosotros, una pareja «mixta»: Judy es inglesa y Sergio italiano. Los dos grandes conversadores en cualquier idioma.
Con tantos volcanes, excursiones y mucho que pasear en la ciudad es importante contar con la energía: buen descanso y delicioso desayuno son los puntos clave, sin olvidar un buen restaurante en el que volver a sentirse como en Italia: volver a comer queso parmigiano rayado después de siete meses fue una maravilla.
Mucho que aprender y disfrutar en Quito.
No te pierdas nuestro resumen sobre qué ver y hacer en Quito.