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Katmandú, artesanía y Budhanilakantha

Domingo 21/03/2.010 (y 5)

Después de recorrer la Plaza Durbar de Patan, Paras nos da un tiempo para comer algo o hacer más fotos, media hora.

Caminamos por la plaza haciendo más fotos, tampoco tenemos pensado comer ahora mismo, y cuando llegamos al punto en el que nos íbamos a encontrar ya está allí y continua la visita. Al final la parada ha sido de 20 minutos.

Visitamos otro templo, como los que visitamos antes de ir a la plaza está rodeado de casas y casi no se ve desde la calle. La entrada tiene una imagen divina, mezcla de león y otros animales, en cada lado. El de la izquierda es macho, con un enorme pene pintado de colores rosa y rojo, toda la estatua es blanca a excepción de esa parte. Y el de la derecha es hembra con unos pechos pintados con los mismos colores.

La torre del templo se alza en una especie de patio, al que se puede bajar en caso de no llevar calzado con suela de cuero (las vacas son animales sagrados). Nuestras suelas son de goma, Sara lleva las sandalias y yo unas zapatillas de trekking así que bajamos y vemos las estatuas de Buda rezando y gran cantidad de ruedas de oración, alguna de gran tamaño. También vemos muchas estatuas de monos. Paras nos dice que los animales (casi todos) son sagrados para los budistas porque ayudaron a Sidarta mientras meditaba.

Camino al siguiente templo, uno de los más altos, de hecho fue el templo más alto de Nepal durante gran cantidad de años, seguimos buscando una estatuilla de una encarnación de Shiva. Buscamos una encarnación destructora que haga juego con Anubis (Dios egipcio de la muerte), el cuchillo ceremonial Inca (para trepanar cráneos, aunque en realidad se usaba más con intenciones médicas) y el dragón. Es difícil de encontrar porque casi todas son de Buda o de encarnaciones felices, pero el distrito de los artesanos, Patan, es el lugar indicado. Encontramos alguno pero por más de 6.000 rupias. Al final nos decantamos por una máscara de madera con una cara que hará palidecer al mismo Anubis. El templo está dedicado a Shiva, hay un toro en su entrada y su torre tiene varias plantas, como los anteriores está hecho en madera.

De vuelta a la plaza Paras nos dice que todavía nos queda un templo más que visitar para acabar el recorrido de hoy. Antes nos había dicho que lo último sería el templo alto, pero luego habló por teléfono y o bien recordó que faltaba Budhanilakantha o bien se lo dijeron. Nos dijo que tenía que estar en nuestro programa y que lo mirásemos. Sara dijo que el programa completo estaba en el hotel, pero no lo tenemos. Prachanda dijo que nos lo daría hoy pero esta mañana se excusó y nos dijo que nos lo daría mañana. Por cierto ya ha debido conseguir el número ISIN porque le llegó a Sara un sms del banco para informarle del pago con la tarjeta de crédito. En cualquier caso mirando en la guía vemos que es uno que le pedimos expresamente porque no lo vimos en lo que nos mandó. Prachanda nos dijo que sí estaba pero no sabíamos qué día.

Está a 12 kilómetros del centro, todavía en Katmandú, y llegar hasta allí se convierte en una odisea. Además del tráfico un montón de policías están cortando calles como si fuera a pasar un desfile. Los saltos que da el coche por los caminos de tierra son comparables a los que dimos en Sudáfrica con el Polo. Aquel era nuevo, pero este no. Lo han tenido que empujar para salir de la plaza Durbar en Patan…

El templo hindú, cerrado por los de otras religiones, cuenta con una estatua de Vishnu acostado sobre la serpiente Ananta en un lago artificial. La imagen de cinco metros de longitud es del siglo VII. Según parece, un agricultor chocó contra algo duro mientras trabajaba sus tierras y encontró la estatua. Vishnu tiene las piernas cruzadas y en sus cuatro brazos sujeta una flor de loto, una maza, un chakra (la rueda que lo puede cortar todo) y una shankha (una especie de concha). La serpiente para el hinduismo es un animal protector, todo lo contrario que para el cristianismo.

Nepal Katmandu Budhanilakantha

Ahora sí que termina el recorrido de hoy. Nos vuelven a dejar en el hotel quedando para mañana a las nueve y media. Al salir del coche el guía recupera su casco y se va en moto. No nos extraña porque con la cantidad de coches y motos y lío que hay debe ser lo más rápido. Las motos llevan protecciones para las tibias, debe ser habitual que haya golpes con los coches y aunque sean flojos las piernas se llevarán la peor parte.

Salimos a comprar más agua después de comer un poco de chocolate. Aunque parece que hemos estado una vida recorriendo la ciudad son poco más de las cuatro. Mientras tenemos los nombres frescos escribo un poco de diario y después volvemos a salir.

Katmandú es demasiado grande y no todas las calles parecen tener nombre, lo que dificulta mucho manejarse con el pequeño mapa que viene en la guía. De cualquier forma tratamos de llegar a un par de templos que no deberían estar demasiado lejos. Mientras no salimos del barrio Thamel es fácil orientarse, hay un mapa ampliado de la zona con los restaurantes y lo hoteles, pero en cuanto salimos es prácticamente imposible saber en qué parte estamos. Paseamos tratando de no perder el camino de vuelta sin encontrar nada que parezca un templo, aunque sí alguna stupa y una casa con un par de leones en la entrada.

Lo que sí que vemos, ya las vimos ayer nada más llegar, son un montón de tiendas con material de trekking y escalada. Venden, comprar y alquilan, y tienen unos precios muy buenos. Puede que no todo sea “The North Face” como muestran casi todas las etiquetas pero parece de buena calidad y mucha de la ropa de abrigo está en rebajas. No somos mucho de salir a caminar por la montaña, pero esto es el Secaucus del trekking. Hicimos el tonto comprando los pantalones en el Decathlon antes de venir.

De vuelta al hotel localizamos el restaurante al que iremos mañana, Jatra. Aceptan tarjeta y tienen Wi-Fi gratis, así que llevaremos a Sungin para leer el correo y mandar alguno.

Tiempo para acabar el diario y ducharse antes de cenar en la habitación, más quesos.

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Comentarios

  • Anonymous
    10 mayo, 2010 a las 10:25

    Muy bonita la estatua esa en el agua..La verdad es que para quedarse con los nombres o llevas una guía de libro donde lo ponga o estás con la grabadora grabando todo lo que diga el guía…Yo no escribo diario pero sí que me curro álbunes de fotos con textos y demás (San Hoffman)que me hacen más de una vez echar mano de la cámara de video para acordarme de cómo se llaman ciertos sitios…(La grabadora sería más práctica..je je)(Fdo. Alicia32)

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  • JAAC
    10 mayo, 2010 a las 11:01

    Nosotros casi siempre llevamos una guía también. Es más, lo normal es que llevemos la guía y no que vayamos acompañados de un guía 😉

    Lo de la grabadora es una posibilidad, pero vamos, a mí el móvil me hace el apaño también. Te diría que es parte del secreto, pero lo cierto es que el diario que escribo por la noche no incluye las grabaciones.

    El albúm ocupa espacio :-p si estoy detrás de un lector electrónico para dejar de llenar las estanterías! jajajaja

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