Miradores, iglesias, conventos, plazas, un castillo… al final tres días en Lisboa van a ser pocos. Además, hay que probar los pastéis de nata, las bifanas, el bacalao… Te organizamos tus tres días para aprovecharlos al máximo.
Miradores, iglesias, conventos, plazas, un castillo… al final tres días en Lisboa van a ser pocos. Además, hay que probar los pastéis de nata, las bifanas, el bacalao… Te organizamos tus tres días para aprovecharlos al máximo.
Una de las señas de identidad por excelencia de Portugal no podía dejar de tener su museo en la capital: el Museo Nacional del Azulejo. Da igual cuántos hayas visto por la calle, tienes que visitar el museo, por la historia del edificio y por la de los propios azulejos que conserva.
Un palacio más en Sintra, el Palacio de Monserrate es el menos conocido y visitado. El último en ser restaurado y abierto al público, y el único con un jardín botánico que ha ganado hasta premios a nivel europeo. El techo de la sala de música tampoco lo vas a olvidar.
No puedes viajar a Lisboa y no escuchar fado, pero ¿qué es el fado? Un sentimiento hecho canción que forma parte de la vida de los portugueses desde hace siglos y que, últimamente, se ha convertido en reclamo turístico. Pero no es solo música, también hay una ruta, murales y hasta un museo.
Si estás pensando en viajar a Lisboa, vete sacando la calculadora y tu itinerario: hay que echar cuentas para ver si te sale rentable comprar una Lisboa Card. Te contamos desde dónde comprarla hasta qué incluye y, ya te avisamos, es complicado que no te compense.
Casi mil años de historia te contemplan desde las murallas del castillo de San Jorge y tú podrás contemplar toda la ciudad de Lisboa desde su mirador. Pero no es el único motivo para llegar hasta allí. Además, te contamos cómo hacerlo sin esfuerzo.
Seguro que has visto la imagen del pozo iniciático de la Quinta da Regaleira mil veces, pero ¿cuánto sabes de ella? La obra de un apasionado de las órdenes secretas con suficiente dinero para crear esta joya Patrimonio de la Humanidad.
Cuestas, tranvías, funiculares, pastéis de nata, fado… prepárate porque la lista de cosas a tachar en Lisboa es más larga de lo que tenías pensando. Desde lo que seguro que ya habías marcado en tu ruta hasta curiosidades que harán tu paso por la capital portuguesa un poco más divertido.
Un tranvía clásico recorre muchos de los lugares más turísticos de Lisboa. Hablamos del tranvía número 28, una manera cómoda de visitar los barrios más famosos de la capital portuguesa ahorrándote las cuestas. Miradores, catedral, pastéis de nata y hasta un cementerio.
Irás por la torre de Belém, por los pasteles de Belém y el monasterio de los Jerónimos. Pero hay mucho más en el barrio de Belém de Lisboa: arte urbano, monumentos, museos… el antiguo puerto del rey Dom Manuel I sigue muy vivo.
El monumento más visitado de Portugal está en el barrio marinero de Belém, en Lisboa. Sí, el de los pasteis de nata… Pero aquí, la nata es piedra de color miel tallada hasta el más mínimo detalle en su claustro y su iglesia: la culminación del manuelino y el panteón real de Portugal.
Si su localización en lo alto de una colina rodeada por bosques, sus llamativos colores y sus estilos arquitectónicos te parecen poco… sumamos un interior lujoso, una historia de lo más interesante y ser Patrimonio de la Humanidad, ¿vienes?