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La cartuja de Granada: todo sobre la visita

La cartuja de Granada, el Real Monasterio de Nuestra Señora de la Asunción de la Cartuja en la versión “oficial”, nos voló la cabeza. Podría pensarse que en una ciudad con maravillas como la Alhambra con sus Palacio Nazaríes o la catedral y la tumba de los Reyes Católicos no habría más lugares a su altura. Pues los hay. De hecho, a su altura o incluso más arriba, porque la belleza barroca de la cartuja de Granada nos la esperábamos hasta menos…

Cartuja de Granada Portada Salto
Saltando en el compás de la cartuja de Granada, con portada plateresca del siglo XVI

No dejes de “alejarte” del centro para descubrir esta locura de decoración. Empezando por el suelo del compás exterior y acabando por la sacristía, pasando por la iglesia, su sagrario y el resto de zonas, la cartuja de Granada fue uno de los momentos culminantes de nuestro paso por la capital nazarí.

Prepárate, ese muro exterior esconde una explosión barroca que llega a emocionar. Todavía se nos ponen los vellos de punta recordando nuestra entrada en la iglesia…

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La visita a la cartuja de Granada es un imprescindible en la ciudad y bastaría como motivo para viajar hasta allí. Pero, ya que estás pensando en ir, ¿qué tal completar el viaje con el resto de lugares que ver en Granada que te recomendamos?

La cartuja de Granada: horarios, precios y entradas

Comenzamos por la información práctica para la visita a la cartuja de Granada. Después de ir, ya tenemos confianza y podemos dejar de llamarla Real Monasterio de Nuestra Señora de la Asunción de la Cartuja.

¿Qué horario tiene? La cartuja abre todos los días del año. El horario es de 10:00 a 17:30 de domingo a lunes y de 10:00 a 12:15 y de 15:00 a 17:30 los sábados.

Cartuja de Granada Claustrillo Centro
El jardín del claustrillo

¿Cuánto cuesta la entrada? El precio de la entrada a la cartuja de Granada es de 5 €. Hay descuentos para grupos y para estudiantes. Los niños de hasta 12 años no pagan. Puedes descargar una app con audioguía en el móvil con tu entrada.

¿Dónde comprar las entradas? Puedes comprar las entradas directamente en la taquilla de la cartuja de Granada, pero también lo puedes hacer online, desde su web.

Visitas gratis a la cartuja de Granada

Aunque no lo encontrarás por ningún sitio en su página oficial, también se puede visitar gratis la cartuja de Granada. ¿Cuándo? Los jueves de 15 h a 17 h. Eso sí, tienes que reservar antes en la web de la archidiócesis de Granada –también puedes visitar gratis el resto del patrimonio cristiano reservando aquí: abadía del Sacromonte, Capilla Real, Catedral y Monasterio de San Jerónimo– .

Cómo llegar desde el centro de Granada: autobuses

Ten en cuenta que, como hemos dicho antes, la cartuja de Granada no está lo que se dice en pleno centro de la ciudad. Hablamos de poco más de dos kilómetros desde la Catedral de Granada –Santa y Apostólica Iglesia Catedral Metropolitana Basílica de la Encarnación de Granada, si nos ponemos precisos–. Algo menos de media hora andando a buen paso siguiendo las indicaciones de Google Maps.

Cartuja de Granada Sala Capitular Maqueta
La maqueta de la cartuja de Granada

Si lo tuyo no es caminar, también puedes llegar en transporte público con la línea de autobús U2 hasta la parada Paseo de Cartuja – Monasterio de Cartuja. Las líneas U1, U3 y 8 también paran cerca del edificio. El tren turístico de Granada también tiene parada en la cartuja.

¿Sabías que…?


No te confundas, aunque en Granada hay un barrio llamado Cartuja, el Monasterio de la Cartuja no está en él. Se encuentra en el barrio de Cercado Bajo de Cartuja, en el distrito de Beiro.

La orden cartujana

Antes de hablar de la historia del monasterio, ¿sabes cuál es el origen de los cartujos? La orden cartujana surgió en el siglo XI, predicando la sencillez y la pobreza frente a la riqueza y al poder terrenal que estaba alcanzando la iglesia. No fue la única, también en esas fechas apareció la orden cisterciense con la misma idea –y también se les fue de las manos, echa un vistazo a la Ruta del Cister sin ir más lejos–. Eso sí, con el paso de los años fueron alejándose de sus preceptos… no hay más que visitar la cartuja de Granada para ver que la sencillez y la pobreza brillan por su ausencia.

¿Sabías que…?


La palabra “cartuja” proviene del nombre de la Chartreuse, un macizo situado en Francia, al norte de Grenoble. Allí fue donde San Bruno, uno de los fundadores de la orden junto con San Hugo, estableció el primer lugar de retiro.

Un poco de historia del monasterio

El origen del Monasterio de la Cartuja de Granada está en Madrid, concretamente en Rascafría. Los monjes del Monasterio de Santa María de El Paular decidieron fundar un nuevo convento en 1459. Desde allí, llegaron a Granada a finales de 1514 y don Gonzalo Fernández de Córdova –el Gran Capitán–, como benefactor del nuevo monasterio, les cedió dos fincas en lo más alto de la loma de Aynadamar. La cosa no acabó bien cuando los monjes cambiaron la ubicación y el Gran Capitán decidió desvincularse, después de enfadarse bastante.

Cartuja de Granada San Bruno
Imagen de San Bruno de José de Mora, siglo XVIII

Las obras recomenzaron en 1516 y se prolongaron durante tres siglos. En realidad, no es que llegaran a concluir nunca. La desamortización de Mendizábal expulsó a los monjes en 1835 y, años después, fueron destruidos el claustro y las celdas. El monasterio salió a la venta y lo compró un especulador cuyo único objetivo era aprovechar los materiales de construcción. Desmanteló la cocina y la despensa y cuando se informó al ministro de la tropelía, aceleró los trabajos para aprovechar mientras tomaba una decisión. La decisión fue declarar la iglesia y el claustrillo Monumento artístico en 1851.

Durante un siglo, el resto de edificios del complejo fueron viviendas de alquiler que se dejaron “morir”. Hasta que, a mediados del siglo XX, se derribaron la casa del prior y la galería este del claustro por su mal estado, además de celdas que todavía resistían.

Los jesuitas se hicieron cargo de la conservación en 1949 y se comenzaron las obras de restauración, siendo declarado Bien de Interés Cultural en 1985.

La visita: qué te vas a encontrar en el interior

Ya hemos avisado, el muro que rodea la cartuja de Granada es más bien austero, casi como si quisiera proteger de miradas curiosas las joyas que hay en su interior. Parece que tratara de desanimar a los paseantes, para que solo los que saben lo que esconde se animen a entrar. Tú tienes que cruzarlo, sin duda.

Cartuja de Granada Portada
Portada de acceso con la fachada de la iglesia en lo alto de la escalera doble

¿Cómo? A través de una portada plateresca del siglo XVI que da acceso al compás del monasterio. Ese atrio o lonja conserva un suelo empedrado granadino del siglo XVII. Sí, incluso los detalles menos llamativos son obras de arte. Ándate con los ojos bien abiertos. Frente a la portada del muro, se encuentra la fachada de la iglesia, estilo neoclásico de finales del XVIII, en lo alto de una escalera doble de mármol. A partir de ahí empieza la fiesta del barroco… ¿te animas?

El claustrillo

Detrás de esa portada está el claustrillo, el centro de las dependencias monacales. Desde él se accede al refectorio, a la sala de produndis, al capítulo de legos, a la sala capitular y a la iglesia. Y tenemos que decir que no te prepara tampoco para lo que viene: columnas sin relieves, arcos de medio punto y mucha sobriedad. Pero hay trampa: las pinturas que lo decoraban hoy están en otras salas.

Cartuja de Granada Claustrillo Arco
Los arcos del claustrillo

El refectorio y la sala de profundis

En la orden cartujana, solo se comía en comunidad los domingos y los días de fiesta, el resto de días los monjes comían en sus celdas. A pesar de su “poco uso”, el refectorio es una sala que da una idea del poder del monasterio. Además de la propia arquitectura, los cuadros también se merecen un vistazo. La mayoría son obras de Fray Juan Sánchez Cotán, que ingresó como cartujo en 1603 siendo ya un pintor reconocido. La cruz encima de “La Santa Cena” es un trampantojo. Sí, es un cuadro.

Cartuja de Granada Refectorio
Los cuadros del refectorio, la cruz también está pintada

En la sala de profundis era donde los monjes rezaban antes de las comidas y el salmo De profundis clamavi ad te, Domine, de ahí el nombre, durante los sufragios de los difuntos. Aquí se exponen más obras de Fray Juan Sánchez Cotán.

La sala de legos y la sala capitular

La sala de legos es la parte más antigua de la cartuja de Granada, construida entre 1517 y 1519 en estilo gótico. Si te parece que esa bóveda de crucería es un poco exagerada para una sala de legos –sobre todo en una orden que predicaba la sencillez y la pobreza–, tienes razón: en su origen fue utilizada como iglesia. ¿Recuerdas que dijimos que el claustrillo estaba decorado con pinturas? Pues aquí vimos unas cuantas de ellas, del siglo XVII.

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En el claustrillo, entre la sala de legos y la sala capitular, estaba el acceso al claustro del monasterio, desaparecido tras la desamortización. Era un claustro enorme de 53 metros de largo y 76 arcos, en su centro había palmeras, sauces, arrayanes y cipreses, además de las tumbas de los hermanos.

La sala capitular es de estilo renacentista, pasando de la bóveda de crucería del primer tramo a la de cañón con casetones en el último. Aquí también hay más pinturas del claustrillo. Pero lo que más nos llamó la atención fue la maqueta de la cartuja de Granada en su máximo apogeo que hay en el centro de la sala.

La iglesia

Más de un siglo se prolongó la construcción de la iglesia. Sobre el papel es todo lo sencilla que “debería”: una sola nave dividida en cuatro tramos.

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El interior de la iglesia de la Cartuja de Granada

Pero, cuando nos asomamos al interior, nos quedó claro que se acabó aquello de la pobreza. Si los cuadros ya nos habían dado pistas en las salas anteriores, en la iglesia, además de cuadros están las rejas que separaban a los fieles de los legos y a los legos de los monjes, la decoración de la bóveda de arista, las sillas de los coros –uno de legos y otro de monjes–, los estucos, las hornacinas con santos…

Cartuja de Granada Iglesia Reja Coro
El coro de legos y la reja que lo separaba del de monjes

Tuvimos que salir al claustrillo a tomar aire antes de poder seguir, no te decimos más. Y es que, detrás del templete dorado con baldaquino en el centro del presbiterio, está el Sancta Sanctorum, el sagrario.

El sagrario

La locura del barroco en su máxima expresión. Eso es el sagrario de la cartuja de Granada. Es pequeño, pero no se puede decir que no esté bien aprovechado: no hay un centímetro cuadrado sin algún tipo de decoración. No estamos seguros de si San Bruno habría estado de acuerdo: mármoles de distintos colores, esculturas, pinturas, doseles, cortinajes y dorados más propios de un teatro que de un sagrario.

Cartuja de Granada Sagrario
El sagrario de la cartuja de Granada

Y todavía falta el tabernáculo en el centro. Todo tiene un significado y te recomendamos que te instales la audioguía en el móvil para, por lo menos, leerlo. Es imposible recordarlo todo, pero es la excusa perfecta para estar más tiempo delante de esa maravilla y buscar sus detalles.

La sacristía

¿Pensabas que ya habíamos alucinado todo lo que teníamos que alucinar en la cartuja de Granada? ¡Error! Todavía faltaba la sacristía. ¡Más barroco, es la guerra! Y más mármoles –blancos en la parte superior y rojizos en el zócalo–, estucos, pinturas…

Cartuja de Granada Sacristia
La sacristía

La construcción de la sacristía empezó en 1732, tras acabar el sagrario. Es la culminación del estilo. Piensa que tiene también una nave y cuatro tramos, como la iglesia. Las ventanas dejan pasar toda la luz que no llegaba al resto de dependencias del monasterio. La bóveda está decorada con frescos en lugar de las aristas del resto de salas. El mobiliario –cajoneras, alacenas y puerta de entrada– también se diseñó con la propia sala. Todo está en su sitio y todo encaja con un buen gusto que cualquiera diría que es imposible al mirar cada pieza por separado.

Cartuja de Granada Iglesia Tabernaculo
El tabernáculo de la iglesia, con cristales y espejos

Ya sabes lo que te espera detrás de ese muro tan soso. No dejes que te quite las ganas de disfrutar del barroco más barroco que has visto.

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