Si has escuchado hablar de la ciudad italiana de L’Aquila, apostamos a que es por el gran terremoto que la sacudió en 2009 y causó centenares de víctimas. Pues, si no te suena nada más… ¡error! La capital de los Abruzos es una de las joyas del centro de Italia, por su patrimonio, su historia y su entorno natural, con el macizo del Gran Sasso d’Italia ante todo. Eso sí, ese patrimonio sufrió muchísimo los estragos del terremoto, no lo vamos a negar. De hecho, todavía muchos italianos tenemos grabadas a fuego las imágenes de los días posteriores al sismo y muchos piensan que queda poco en pie que visitar en L’Aquila. Vamos, cuando mi hermana y mi cuñado se enteraron de que íbamos, nos dijeron que casi era una ciudad en ruinas. Y eso que tienen un estudio de arquitectura a 200 kilómetros de allí, en mi pueblo.
Claramente, en L’Aquila no han invertido tanto en comunicación como en la restauración… Porque sí, queda mucho por restaurar, pero la mayoría de monumentos lucen en todo su esplendor, incluso más que antes del terremoto, porque están recién restaurados. Y no, no vas a pasear entre escombros, aunque por algunas calles secundarias seguirás viendo edificios apuntalados. Hay muchísimo que ver en L’Aquila y te lo vamos a demostrar.
Prepárate para visitar iglesias, fortificaciones y más monumentos con siglos de historia… y hasta uno con pocos años, pero no menos valor. Y, por supuesto, a comer muy bien, ¡que estamos en Italia!
Saltaconmiconsejo
L’Aquila es solo uno de nuestros lugares que ver en Los Abruzos, una región poco conocida de Italia que apostamos a que te fascinará. ¡No te pierdas los demás!
La Basílica de Santa María de Collemaggio
Lo primero que tienes que ver en L’Aquila es la Basílica de Santa María de Collemaggio. Probablemente el monumento más importante de todo Abruzzo y uno de los símbolos del resurgir de L’Aquila tras el terremoto. Y es que esa fachada tan característica de la basílica, con su forma rectangular, su damero blanco y rosa y su gran rosetón central y los pequeños laterales, sobrevivió casi intacta al sismo. El interior no tuvo la misma suerte. Esa fachada supérstite ante los escombros es una de las imágenes que los italianos tenemos grabadas de esos días nefastos. En este vídeo puedes ver cómo quedó después del terremoto y cómo se ha restaurado.
La basílica, románica, la mandó construir, allá por 1288, el futuro Papa Celestino V, quien fue coronado Papa aquí y más adelante también enterrado. Gracias a él está la Puerta Santa, abierta todos los años desde la tarde del 28 hasta la del 29 de agosto. Con su bula papal de 1294 creó la perdonanza celestina: la indulgencia plenaria para todo el que pase por ella en esos días… y se arrepienta de sus pecados. Fue la primera a la que podían acceder incluso los pobres. La Puerta Santa y el sepulcro del Papa son las obras de arte más importantes de la iglesia, pero tampoco puedes perderte sus frescos de los siglos XIV y XV.
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La basílica se construyó fuera de la ciudad amurallada y hoy está un poco alejada del centro, aunque es un paseo de 15 minutos desde la Piazza Duomo. Si vas andando, pasarás al lado del monumento dedicado a las víctimas del terremoto levantado en 2021, el Parque de la Memoria, y del neoclásico Palacio del Hemiciclo, sede del gobierno regional de Los Abruzos. Si no te apetece andar, tienes una lanzadera gratuita cada 20 minutos que la conecta con el centro.
La Fuente de los noventa y nueve caños
Otro sitio que tienes que visitar en L’Aquila es su icono por antonomasia: la Fuente de los noventa y nueve caños, Fontana delle novantanove cannelle. Una fuente del siglo XIII, pero “retocada” muchas veces a lo largo de la historia. La última, cómo no, tras el terremoto: fue el primer monumento que se restauró.
¿Cuántos chorros tiene la fuente? Pues sí, no hace falta que los cuentes, puedes fiarte, son noventa y nueve. Nosotros los contamos, por si acaso… Cada uno lleva un mascarón barroco. Bueno, cada uno no, noventa y tres llevan un mascarón y seis son “simples”. ¿Por qué noventa y nueve? Parece que por los noventa y nueve castillos de L’Aquila, los pueblos bajo su dominio en la época.
¿Sabías que…?
La fuente, un antiguo lavadero público, se encuentra en la zona baja de la ciudad, un lugar rico en agua, cerca del río Aterno. Esta zona, llamada hoy Borgo Rivera, es el lugar de origen de la ciudad. Aquí surgió el monasterio de Santa Maria ad Fontes de Acquilis, denominado así por la cantidad de fuentes de agua de la zona. La ciudad tomó el nombre de Acquilis –o Acculi o Acculae–. Más adelante, se convertiría en L’Aquila, que recordaba su primer nombre pero también hacía alusión al águila –aquila– del Sacro Imperio Romano Germánico al que pertenecía. Hoy el águila sigue siendo el emblema de la ciudad.
La Piazza Duomo
La plaza más céntrica de L’Aquila, la Piazza Duomo, es otra de las paradas obligatorias en cualquier visita a la capital de los Abruzos. En la antigua plaza del mercado –se celebró desde 1300 hasta el terremoto de 2009– hay “dos parejas monumentales” que no puedes perderte. Una es de fuentes: las dos fuentes medievales gemelas, que también llevan aquí desde 1300 –abastecían de agua al mercado–. Eso sí, si tienes alguna idea de historia del arte, te darás cuenta de que las estatuas no son medievales: son de estilo Liberty, se añadieron en 1929. Y la otra pareja es de iglesias: en la plaza se alzan la de Santa María del Sufragio y el Duomo, la catedral.
El de 2009 no es el único terremoto que ha golpeado a L’Aquila a lo largo de su historia. En 1703 hubo otro tremendamente fuerte, el “Gran Terremoto”, que causó casi 10.000 víctimas en toda Italia central. En memoria de esas víctimas se construyó la iglesia de Santa María del Sufragio, llamada también de las Ánimas Santas. Ha sido restaurada tras el último terremoto y ahora, además, acoge una capilla dedicada a las víctimas de 2009. El Duomo también ha sufrido graves daños por el terremoto y todavía no ha sido restaurado.
¿Sabías que…?
La plaza está en el punto de encuentro de tres de los cuatro quarti de L’Aquila. Que, ¿qué son los quarti? Los cuatro barrios históricos, parecidos a las contrade de Siena y otras ciudades toscanas. Cada uno con su bandera, sus sbandieratori, su iglesia capoquarto y su rivalidad histórica.
La Basílica de San Bernardino
Si tienes poco tiempo y puedes elegir solo dos iglesias que visitar en L’Aquila, tendrían que ser Santa María de Collemaggio y San Bernardino. Otra vez nos encontramos con una fachada cuadrangular, aunque esta vez renacentista y en lo alto de una gran escalinata –subirla también debería perdonar los pecados, por lo menos para los fieles mayores…–.
En el interior lucharon por nuestra atención el artesonado y el órgano barrocos, sepulcros y terracotas renacentistas y, sobre todo, el gran mausoleo de mármol, también renacentista, de San Bernardino, quien murió en L’Aquila en 1444. ¡Una joya! Todo restaurado tras el terremoto, claro.
La Iglesia de San Silvestre
Una iglesia más por si tienes algo de tiempo extra: San Silvestre, San Silvestro. Otra de las que han sido restauradas tras el sismo, de hecho, una de las últimas: reabrió al público en 2019. Una iglesia románica con, otra vez, fachada cuadrangular, aunque con un elemento más que sobresale, casi molestando un poco: el campanario. Dentro, los frescos con San Silvestre en el ábside y otros del siglo XIII en las paredes laterales y en la sacristía que se descubrieron en anteriores restauraciones.
¿Sabías que…?
En una de las capillas hay una copia de una tabla encargada a Rafael –pero realizada por su taller– cuyo original está en El Prado: La Visitación.
La muralla de L’Aquila
L’Aquila conserva su muralla medieval. Una muralla que se levantó a partir del siglo XIII y que, a pesar de los muchos derrumbes debidos a los terremotos, de los varios “retoques” a lo largo de los siglos y de la modernización de la ciudad, ha llegado en bastante buen estado a nuestros días. Cerca de las iglesias de San Silvestre y de San Bernardino puedes ver dos de las diecinueve puertas que se conservan a lo largo de sus 5,5 kilómetros: la Porta Branconia y la Porta Leoni respectivamente.
El fuerte español
La muralla no es el único elemento de las fortificaciones de L’Aquila. También está el popularmente llamado “castillo”, el fuerte español. Sí, lo levantaron los españoles entre los siglos XVI y XVII, el escudo con el águila bicéfala de Carlos V en la entrada lo deja claro. Con sus baluartes, sus torres, su foso y el parque que lo rodea con vistas al Gran Sasso, es una de las postales clásicas de la capital de Los Abruzos.
Hasta el terremoto de 2009 se podía visitar por dentro, era la sede del museo más importante de la región: el Museo Nacional de los Abruzos, MUNDA. El museo se ha reubicado en el exmatadero, junto a la fuente de los noventa y nueve caños, y el fuerte está cerrado.
El Auditorium de Renzo Piano
En el mismo parque en el que se encuentra el fuerte español se levanta, desde 2012, el Auditorium del Parco. El Auditorio del Parque fue diseñado por el arquitecto contemporáneo más reconocido de Italia, Renzo Piano, para reemplazar la sala de conciertos del fuerte español, dañada por el sismo. Y sí, esos tres cubos de madera con sus listones de colores son tan llamativos que le han robado un poco de protagonismo al castillo.
Cerca del auditorio está la Piazza Battaglione degli Alpini con la Fuente Luminosa, iluminada por la noche con luces de colores. Como curiosidad, el autor de su escultura también creó las de las fuentes de la Piazza Duomo. En esta plaza está la oficina de turismo y de aquí sale el Corso Vittorio Emanuele, la calle principal del casco histórico de L’Aquila, que llega hasta Piazza Duomo.
Mapa con los lugares que ver en L’Aquila
Aquí tienes nuestro mapa con todos los lugares que ver en L’Aquila, para organizar tu visita como mejor te convenga. Lo más habitual es empezar por el fuerte español y la Piazza Battaglione degli Alpini e ir bajando.
Dónde comer: Ristorante Ernesto dal 1968
Nosotros fuimos a L’Aquila un lunes y, además de encontrar el MUNDA cerrado, también nos costó un poco dar con un buen restaurante abierto. Pero perseveramos en el intento y no pudimos acabar más satisfechos. En el Ristorante Ernesto dal 1968 estaba todo para chuparse los dedos. De los rollitos de berenjena con ricotta y crema de guisantes de entrante hasta la crema de azafrán de postre. Pasando por los spaghetti alla chitarra con setas y azafrán o los strozzapreti con guanciale, tomate cherry y pecorino de primero y al cordero de segundo.
Tampoco puedes dejar de tomarte un helado en el Bar Gelateria Duomo, la mejor heladería italiana de los Abruzos según el Gambero Rosso –algo así como la guía Michelin italiana–. No sabemos si será la mejor, porque no las hemos probado todas, pero allí nos tomamos uno de los mejores helados italianos que hemos comido nunca. También tienen una sede en el centro comercial L’Aquilone, en las afueras. Si vas en coche y quieres comer sin volver a entrar en el casco histórico, como en nuestro caso, es muy buena opción. ¡La pizza de la Eurofocaccia también está riquísima!
Cómo llegar y dónde aparcar gratis
Llegar a L’Aquila en transporte público no es muy fácil. Hay trenes desde Roma Termini, unas tres horas y media/cuatro cambiando en Terni. También hay un Flixbus, uno al día, desde la estación Tiburtina de Roma. Si llegas desde Pescara, la ciudad más grande de los Abruzos, hay tren directo que tarda unas dos horas y media/tres. Te indicamos la estación de trenes en el mapa.
Si llegas en coche, en la calle Tagliacozzo, detrás del fuerte español, hay aparcamiento gratuito.
Ahora que ya sabes qué no puedes perderte y cómo llegar, ¡a organizar tu viaje a L’Aquila!
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