Nos vamos al límite de la provincia de Barcelona, de hecho hablamos del último pueblo antes de llegar a Girona por la zona de la Garrotxa. Poco más de 100 km de distancia desde la Ciudad Condal por carreteras de montaña para llegar a uno de los pueblos más bonitos de Barcelona: Rupit i Pruit. Vale, no es un “pueblo”, son dos… pero es uno. Dos cascos históricos pero un solo municipio.
Con cada kilómetro que recorras, irás descontando años hasta que llegues a un pequeño pueblo medieval que, en esencia, sigue siéndolo. Calles estrechas y empedradas, casonas de piedra y un paisaje natural, el de los riscos del Collsacabra, rodeándolo casi como debía ser en el pleno siglo XIII. A nosotros nos dejó… de piedra –qué poco originales– y seguro que tú también caes rendido a sus pies en cuanto lo veas aparecer. Pero, como no es solo una postal, te contamos qué ver en Rupit i Pruit, para cuando puedas seguir andando.
¿Sabías que…?
La pared de roca que rodea a Rupit parece que, además de protegerla, también es la causa del nombre del pueblo. Roca en latín es rupes y, de ahí, podría derivar Rupit.
Qué ver en Rupit: ¿el pueblo medieval más bonito de Barcelona?
Está claro que las clasificaciones son subjetivas. Bueno, las clasificaciones de belleza. Así que no podemos asegurar que Rupit sea el pueblo medieval más bonito de Barcelona, pero sí que estamos seguros de que estaría muy arriba en esa hipotética lista.
Se hace difícil pensar que, entre los siglos XVI y XVII, Rupit era la población más importante de la zona. Aunque hay que decir que, hoy en día, sigue siendo de las más grandes en las cercanías, estamos en medio de terreno montañoso y la Naturaleza manda. Aún así, no solo es naturaleza lo que ver en Rupit.
El puente colgante de Rupit
Antes de encontrarte con las casonas y las callejas, vivirás un poco de “aventura”. Una muy controlada, ojo. Para llegar al casco histórico de Rupit hay que cruzar la riera y, en 1945, los rupitenses construyeron un puente colgante para salvarla. ¿Un puente colgante? Sí. Y vaya que cuelga y se balancea. Eso sí, haz caso del cartel: no más de 10 personas al mismo tiempo, que una cosa es la emoción y otra la tontería.
El casco histórico con sus casas de piedra y sus rincones con encanto
No deberías dejar ningún rincón por visitar en Rupit por dos motivos: todos son preciosos y son muy pocos. Hablamos de no más de cuatro calles, así que lo tienes fácil. Puedes hacerte con un mapa en la oficina de turismo –al lado del aparcamiento donde tienes que dejar el coche– e ir siguiendo todos los puntos. Nuestro consejo es que pasées sin rumbo fijo buscando tu favorita entre sus antiguas casonas de piedra, con sus grandes portales, sus escudos, sus ventanas labradas o sus balcones de madera. Muchas de ellas son de los siglos XVI al XVIII y todavía llevan la fecha de fundación grabada en sus fachadas.
Te encontrarás con la antigua herrería, la casa del boticario o la notaría Soler, ejemplos de edificios con alcurnia. No olvides las plazas –medievales, no esperes grandes espacios abiertos–: la plaza Mayor y la de Cavallers. Y sacarás cien fotos de la empinada calle Fossar, cuyo nombre recuerda que aquí estaba el antiguo cementerio del pueblo.
La iglesia de Sant Miquel: el edificio que tienes que ver en Rupit sí o sí
La actual iglesia de Sant Miquel de Rupit, un edificio del siglo XVII, es la tercera “versión” del templo. La primera se levantó en el siglo X y la segunda a finales del XIII. Lo más destacado de la iglesia es el retablo barroco de Sant Esteve. ¿Por qué la iglesia está dedicada a San Miguel y el retablo a San Esteban? Porque el retablo estuvo durante unos 130 años en otra iglesia, la de Sant Esteve en Olot. En 1828 fue comprado por la parroquia de Rupit porque la de Olot iba a hacer uno nuevo. Echa un vistazo a los paneles que cuentan la vida del santo.
Aunque la encontramos cerrada –nos dijeron que lo está casi siempre cuando no hay misa– pudimos ver el interior porque hay un cristal y una “tragaperras” para iluminar la nave. Eso sí, después de comer pudimos entrar, gracias a que el párroco estaba comiendo en el mismo restaurante en que lo hicimos nosotros y Quim, de Can Marsal, le preguntó si podríamos visitarla cuando él acabara su comida. ¡Lo bueno de estar en un pueblo!
Rutas de senderismo desde Rupit, más allá de la cascada, el Salt del Sallent
Las razones principales para visitar Rupit son su casco histórico y sus rutas de senderismo. Por poco activo que seas, regálate un paseo por el bosque. A nadie le hace daño una caminata de media hora que encima tiene como premio unas vistas de escándalo o una iglesia del siglo X.
La ruta más popular es la que llega hasta el Salt del Sallent. Tan popular que nos dijeron que se llena de gente y que, como espacio natural que es, hay que proteger la zona. Si quieres ir, pregunta primero en la oficina de turismo para saber el nivel de ocupación antes de lanzarte. Si está saturada –casi siempre– no pienses que ya no hay excusa para andar… tienes muchas más alternativas con paisajes igual de espectaculares y sin tanta masificación.
La ermita de Santa Magdalena y su mirador
El paseo más corto desde Rupit es el que lleva hasta la ermita de Santa Magdalena. Poco más de un kilómetro desde el pueblo, con una elevación de 37 metros, hasta llegar a la ermita. Nosotros, con parada para hacer todas las fotos del mundo, tardamos menos de veinte minutos en ir y volver. Vamos, que cualquiera puede.
Encontramos la ermita, del siglo XVII, cerrada, pero aquí se va por las vistas de Rupit encajonado entre piedra, agua y árboles.
La iglesia románica de Sant Joan de Fàbregues
La iglesia del siglo X que comentábamos antes es Sant Joan de Fàbregues, uno de los edificios románicos más impresionantes de la zona, restaurado en 1978. El pueblo de Rupit dependió de Sant Joan de Fàbregues hasta finales del siglo XIX cuando consiguió el estatus de parroquia.
Aquí hablamos de algo más de distancia y de tiempo. Son unos dos kilómetros y medio –unos 30-35 minutos– de ida y otros tantos de vuelta por una pista de tierra en su mayor parte. De hecho, se puede llegar en coche, si no le tienes mucho cariño a los amortiguadores. En un desvío de la pista, tienes indicado otro de los miradores: el mirador dels Bassis, cerca de las tumbas antropomorfas dels Bassis.
El mirador del Castell de l’Envestida
Si las rutas anteriores estaban más o menos bien indicadas –algún cartelito más no molestaría en algunas bifurcaciones–, tenemos que avisar de que para llegar al mirador del castell de l’Envestida la cosa está complicada. Son unos 2,5 km desde Rupit pero no es fácil de encontrar. Nosotros hicimos los primeros dos kilómetros en coche y luego caminamos. Ojo con los amortiguadores porque hay una “calle”, por llamarla de alguna manera, que nos hizo plantearnos abortar la misión. En realidad, se llama camino, algo mucho más ajustado, es el Camí de Santa Llúcia.
Dejamos el coche junto a una masía, la única del camino, y la cosa tampoco mejoró mucho. Hay que entrar dentro de los terrenos de la masía –las cabras no parecían muy contentas, por suerte había un cercado– y luego: aventura. Mirando la localización en Google Maps en el móvil y abriendo camino… Eso sí, las vistas desde el mirador hicieron que se nos olvidara todo. Espectacular es decir poco. Por un momento nos pareció que habíamos vuelto a la Gran Sabana venezolana y que estábamos rodeados de tepuys.
Por ahora, no parece que haya problemas de saturación, vamos que estábamos nosotros solos, pero el lugar es bastante pequeño y no hay sitio para dejar más de un par de coches en la carretera junto a la masía –indicamos el lugar exacto en el mapa–.
Saltaconmiconsejo
No hagas ninguna tontería, porque la parte de arriba, el mirador propiamente dicho, es de difícil acceso y un poco peligroso: estrecho, con rocas y con una caída que impresiona tanto como la vista. Además de que, al menos ahora, no es un lugar muy conocido y no hay nadie –solo la gente de la masía que queda a una tirada–. Si te pasara algo sería complicado salir de ahí y encontrar ayuda.
Otras rutas de senderismo desde Rupit
Desde el aparcamiento en la entrada del pueblo sale otra ruta de senderismo hacia el mirador del Soler. Pasa por el Molí del Soler, junto al antiguo puente de piedra de los tres ojos, sustituido recientemente por uno más moderno. Otras rutas son la de las fuentes y la que lleva al Santuario de la Salud. Nosotros no las hicimos, pero tienes toda la información –en catalán– en está página donde también puedes bajarte los tracks.
¿Y Pruit? Rupit i Pruit son dos pueblos en uno
A pesar de que el pueblo es Rupit i Pruit, tenemos que decir que el núcleo de Pruit es muy, pero que muy pequeño. Vamos, que hay una iglesia y una plaza. La iglesia es la de Sant Andreu románica del siglo XII, pero nosotros la encontramos cerrada, y la plaza está delante. Aún así, es un rincón bonito que, si tienes tiempo, no deberías perderte.
Pasado el núcleo de Pruit, en la carretera que lleva a Tavertet, puedes parar en otra de las ermitas románicas que forman parte del municipio: la de Sant Llorenç Dosmunts.
Mapa con todo lo que hay que ver en Rupit i Pruit
Aquí tienes un mapa con todos los lugares que ver en Rupit i Pruit para que no te pierdas ni uno y organices tu visita como más te convenga.
Qué ver en los alrededores de Rupit: más pueblos y naturaleza
No puedes irte de Collsacabra sin disfrutar de sus paisajes y de sus pequeños pueblos dispersos en mitad de la naturaleza.
Uno de esos pueblos es Tavertet, poco más de 100 habitantes, con sus casas de piedra, algunas con siglos de historia, y su iglesia. Aunque, lo más impresionante de Tavertet son las vistas desde el borde del precipicio al pantano de la Sau y al de Susqueda. Allí nos quedamos un rato viendo moverse la niebla a primera hora de la mañana tapando y destapando los picos.
Por cierto, si te apetece, puedes llegar caminando desde Rupit hasta Taverter por el GR-2. Son unos 9 km y no podemos decir cuánto tiempo tardamos, porque nosotros fuimos en coche. Tanto si vas en coche como andando, las vistas de los riscos que rodean Tavertet desde los miradores son imprescindibles.
También nos acercamos al pantano de la Sau. Allí cambiamos el coche por un medio de transporte mucho más ecológico: una barca con pedales para navegar hasta la torre de la iglesia de San Román que sobresale en mitad de la lámina de agua. El pueblo de San Román de Sau quedó cubierto por las aguas del pantano en 1962. Además del aquaslider –que así se llama la barca con pedales–, también puedes ir en kayak y hacer paddel surf en el pantano de la Sau.
Al final, o al principio, del pantano, en un recodo del río Ter, está el monasterio de Sant Pere de Casseres. Un monasterio benedictino del siglo XI bastante bien conservado y musealizado. Una muestra de románico en mitad del verde de los árboles y del azul del río Ter. Son poco más de 40 km desde Rupit, pero necesitamos casi una hora para llegar hasta allí –recuerda, carreteras de montaña–.
Restaurantes en Rupit: dónde comer
Si de algo pueden presumir los pequeños pueblos de la Cataluña interior es de restaurantes y de buena mesa. Nosotros lo comprobamos en Can Marsal, un restaurante familiar –tres generaciones trabajan en él–, con solera y con comida tradicional de la región.
Ya el menú del día colmó nuestras expectativas. Nuestra elección: surtido de embutidos y canelones de la casa de primero y parrillada de carne a la brasa y careta de cerdo de segundo. De postre, crema catalana y mel i mató. Todo delicioso y el servicio rápido, a pesar de estar bastante lleno, y muy amable.
Rincón Salta Conmigo
Junto a Can Marsal está El Neuler. Quim nos dijo que de allí salían los barquillos de la crema catalana de su restaurante. Y, como nos recomendó, nos acercamos. Allí nos encontramos con una máquina de hacer neules –barquillos– de más de 130 años de antigüedad en pleno funcionamiento. No dejes de probar los pessics –pellizcos– una avellana cubierta con la masa del barquillo.
Hoteles en Rupit i Pruit: dónde dormir
Nosotros no dormimos en el pueblo, pero, dado que la comida de Can Marsal nos pareció muy buena y que también tienen fonda, Fonda Marsal, con habitaciones… puede ser una buena opción si quieres dormir en Rupit.
De todas formas, como con los restaurantes, que hay muchos, la oferta de alojamiento es enorme para el tamaño del pueblo. Aquí puedes ver los precios y disponibilidad de los alojamientos en Rupit i Pruit.
Dónde está y cómo llegar a Rupit desde Barcelona y Girona
Como hemos dicho, Rupit está en el Collsacabra, en la comarca de Osona, muy cerca de la provincia de Girona. Solo se puede llegar a Rupit a través de la carretera BV-5208 que se coge desde la C-153 que une Vic con Olot –en Girona la carretera es la C-152–. Nuestra recomendación es que le preguntes a tu GPS o a Google Maps. Las carreteras de montaña van cambiado de nombre y no es fácil escribir una ruta completa.
Desde Barcelona hablamos de unos 110 km y casi dos horas de coche. Desde Girona, dependiendo de la ruta que elijas, son entre 70 y 100 km, aproximadamente una hora y media en coche. Sin duda, lo más rápido es llegar a Rupit desde Vic, por la carretera C-153, son solo 35 km y unos 45 minutos. Desde Olot es prácticamente igual que desde Vic en tiempo y distancia.
En transporte público se puede llegar a Rupit desde Vic en autobús. Salen desde la estación principal y tardan algo más de una hora. Si sales desde Barcelona, puedes llegar a Vic en Rodalies y desde allí ir en autobús. Aunque hablamos de un mínimo de tres horas y eso ajustando bien los tiempos de cambio de transporte.
Una tercera opción, además con guía, es contratar una excursión desde Barcelona a Rupit y Vic, puedes ver aquí los precios y características.
Un pequeño pueblo de casas y calles medievales en mitad de la naturaleza, la desconexión perfecta desde Barcelona.
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