El mundo es un anillo y el diamante de ese anillo es Amberes. Jost Van den Vondel, el poeta más célebre del Siglo de Oro holandés, ya lo decía hace cuatro siglos. Y es que la historia de Amberes y la de los diamantes han estado intrínsecamente ligadas durante mucho tiempo… hasta hoy en día, cuando más del 80% de los diamantes en bruto de todo el mundo pasa por la ciudad flamenca.
Estas piedras preciosas, más antiguas que los dinosaurios, son mucho más que el carbono que las componen. Se han convertido en sinónimo de lujo, de belleza y de poder. En Amberes descubrimos su historia y nos topamos con muchas curiosidades tanto en el barrio de los diamantes como en el DIVA, el museo de los diamantes. Te contamos algunas de ellas y te explicamos por qué la ciudad es considerada la capital mundial de esta piedra preciosa y por qué entre las cosas que ver en Amberes tendrás que hacerle un hueco.
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¡Más museos, es la guerra! Echa un vistazo a nuestros museos de Amberes favoritos, te va a costar elegir cuáles visitar.
Un poco de historia de los diamantes en Amberes: ¿por qué esta ciudad de Bélgica es la capital de los diamantes?
La historia de amor entre Amberes y los diamantes no es, desde luego, un flechazo. Y es que la ciudad ha sido la capital del comercio de estas piedras preciosas durante más de cinco siglos y medio, que se dice pronto.
Eso sí, curiosamente, la primera ciudad flamenca de los diamantes, en el siglo XIV, fue otra: Brujas. Aquí llegaban, vía Venecia, los diamantes del único gran productor conocido de la época: la India.
¿Sabías que…?
Según la leyenda, fue un hombre de Brujas, Lodewijk van Bercken, quien, en el siglo XIV, inventó el método moderno para cortar diamantes usando otros diamantes. Hay una estatua de Lodewijk van Bercken en la Leysstraat, cerca del barrio de los diamantes de Amberes.
El origen del comercio de diamantes en Amberes
En el siglo XV, Amberes le robó ese rol a la vecina Brujas gracias a su acceso directo al Mar del Norte. El descubrimiento de las nuevas rutas comerciales gracias a Vasco de Gama a finales del siglo le otorgó al Mar del Norte cada vez más importancia. En ese momento, el principal acceso de los diamantes a Europa se trasladó de Venecia a Lisboa.
Los primeros documentos que prueban la importancia de los diamantes en Amberes son ambos del siglo XV. Uno es el decreto de 1447 en el que se tomaban medidas contra el comercio de piedras preciosas falsas, incluidos los diamantes. Y el otro, el registro de admisión a la confraternidad de la catedral de un nuevo miembro, cuya profesión aparece como lapidario/tallador de diamantes, de 1483.
¿Sabías que…?
En esa misma época, en 1477, nació la “moda” de los anillos de compromiso con diamantes. Fue gracias al regalo de Maximiliano I de Habsburgo a su consorte flamenca: María de Borgoña. Hasta el siglo XV, sólo los gobernantes varones llevaban diamantes.
Amberes capital mundial de los diamantes
El siglo XVI fue la Edad de Oro de Amberes: el 40% del comercio mundial pasaba por su puerto. Los diamantes en bruto llegados desde la India eran tallados y pulidos por los artesanos de la ciudad que se habían ganado la reputación de ser los mejores del mundo. En el mismo siglo, en 1582, nacía el primer gremio de talladores de diamantes.
¿Sabías que…?
El vecino más famoso de Amberes, Pedro Pablo Rubens, era también coleccionista de diamantes. Aceptaba pagos en diamantes y llegó a tener una fortuna en estas piedras preciosas de las que era gran conocedor.
En su primera visita a España, en 1603, el rey Felipe III le regaló un anillo con un diamante, una espinela malva. Rubens se lo regaló a su vez a su primera mujer, Isabella Brant. Desde entonces, el diamante dio muchas vueltas, hasta acabar, en el siglo XIX, en un broche de diamantes: el “broche de Rubens”.
Si quieres saber más sobre la relación del pintor con su ciudad, puedes leer nuestro artículo sobre Rubens en Amberes.
Los altibajos de la capital de los diamantes en el tiempo
El comercio de diamantes en Amberes ha tenido muchos altibajos. A finales del siglo XVI y en el siglo XVII, durante la Guerra de los Ochenta Años contra España, muchos lapidarios de diamantes, judíos o protestantes, emigraron a Amsterdam. El canal de Scheldt, que conectaba Amberes con el Mar del Norte, fue cerrado y el comercio en la ciudad cayó drásticamente.
El canal se mantuvo cerrado hasta 1863, pocos años antes de que se descubrieran grandes cantidades de diamantes en bruto en Sudáfrica. Fue entonces cuando empezó la segunda Edad de Oro del comercio de diamantes en Amberes, que volvió a superar a Amsterdam y retomó el liderazgo en el comercio mundial de diamantes.
Los comerciantes empezaron a reunirse en varios cafés de la ciudad y, en 1886, se creó un “club informal de diamantes” en el Café Flora. En 1893, se fundó la primera Bolsa de diamantes de la ciudad: el Diamantclub van Antwerpen, para promover y facilitar el comercio y la industria de diamantes y otras piedras preciosas. Poco después de su creación, el Diamantclub compró una propiedad en la Pelikaanstraat: ése fue el origen del actual barrio de los diamantes de Amberes.
El comercio de diamantes en Amberes tras la Segunda Guerra Mundial
La ocupación nazi durante la Segunda Guerra Mundial fue devastadora para el comercio de los diamantes. Muchos de los comerciantes de estas piedras preciosas eran judíos que fueron asesinados en los campos de concentración. Eso sí, más de quinientos comerciantes y talladores belgas consiguieron escapar a Reino Unido llevándose con ellos una gran cantidad de diamantes. Tras la guerra, volvieron a Amberes y el comercio renació. De los 27.000 trabajadores que había en el sector antes de la guerra sólo quedaban 3.500, pero, a finales de 1945, ya había 11.000.
Desde 1947, la World Federation of Diamond Bourses (WFDB) –Federación Mundial de Bolsas de Diamantes– tiene su sede en Amberes, que ha vuelto a ser la capital del diamante, cinco siglos después.
¿Sabías que…?
Las probabilidades de que un diamante, da igual en qué parte del mundo lo compres, haya pasado por Amberes en algún momento son altísimas. El 84% de los diamantes en bruto y el 50% de los pulidos son comprados y vendidos en la ciudad flamenca.
Si quieres más detalles sobre la historia de los diamantes en Amberes, los encontrarás en la página oficial del Antwerp World Diamond Centre, el mayor centro mundial de comercio de diamantes.
El barrio de los diamantes de Amberes, donde “se habla diamante”
Si ya es curioso que la mayoría de los diamantes del mundo pasen por Amberes, más curioso aún es que, dentro de la ciudad, pasarán seguro por un pequeño y muy peculiar barrio: el que se ha bautizado como barrio de los diamantes, diamant en flamenco. Comenzó a desarrollarse a finales del siglo XIX alrededor de la la nueva –y preciosa– estación de trenes y ahí sigue, más vivo que nunca.
Su alma son tres pequeñas calles unidas entre sí –Hoveniersstraat, Schupstraat y Rijfstraat– e incluye en total apenas cinco calles. Pero en esta diminuta porción de la ciudad se encuentran cuatro de las treinta bolsas de diamantes que hay en todo el mundo. Los lugares donde se venden y compran “al por mayor” las piedras preciosas. Por supuesto, están todas las de Bélgica y la única del mundo de diamantes en bruto.
¿Sabías que…?
En sólo 1 km² hay 1.700 distribuidores de diamantes. En las tres calles principales del barrio de los diamantes hay unas ¡2.000 cámaras de seguridad! Algunas ocultas y otras no… puedes entretenerte buscándolas.
El barrio de los diamantes de Amberes y los judíos ortodoxos
Paseando por el barrio, te toparás con muchos judíos ortodoxos. ¿Por qué? Porque, tradicionalmente, los judíos han estado ligados al comercio, incluido el de los diamantes. Después de 1492, los judíos sefardíes escaparon de España y Portugal, países católicos, y empezaron a dedicarse al comercio de las mercancías que venían de las nuevas rutas de la India, como azúcar, especias y diamantes.
La comunidad judía en la ciudad hoy en día asciende a unos 20.000 miembros, muchos de ellos ligados al mundo del diamante. No todos son ortodoxos, por supuesto, pero dos de las cuatro bolsas de diamantes han sido fundadas por judíos hasídicos, que son ortodoxos. De ahí que verás a muchos con su vestimenta tradicional, barba y peots –los “tirabuzones” del pelo– largos.
¿Sabías que…?
Tan ligado está el comercio de diamantes a la comunidad judía que el típico saludo entre comerciantes de estas piedras preciosas en la ciudad es en yidis: mazel und broche – literalmente, suerte y bendición–.
En el barrio hay también muchas sinagogas, escuelas judías y supermercados y restaurantes con comida kosher. Si te fijas, verás también muchas mezuzás al lado de las puertas de casas y oficinas.
En cualquier caso, desde finales del siglo XX, los comerciantes de diamantes indios, armenios y libaneses también han ganado importancia en la ciudad. Más adelante, se unieron personas de otros países, sobre todo de Asia y África y ahora puedes encontrar unas setenta nacionalidades diferentes trabajando en el sector. Tanto que aquí se dice que no se habla ningún idioma específico, “se habla diamante”.
Qué visitar en el barrio de los diamantes de Amberes
La verdad es que no hay muchas actividades turísticas de las que puedas disfrutar en el barrio de los diamantes. Es, esencialmente, un barrio en el que están empresas dedicadas al comercio de las piedras preciosas. Sí puedes visitar gratuitamente tiendas-taller como Diamonland, que fue donde encontramos al gran lapidario de diamantes Frank Fabeck, y aprendimos más de su profesión y de su historia. Ahí, por supuesto, también puedes comprar. Yo me probé un anillo que valía unos 35.000 € para ver qué se sentía… ahí se quedó, eso sí.
En la oficina de turismo de la estación, puedes hacerte con el mapa “Antwerp loves diamonds” y buscar algunos de los puntos más interesantes de la ciudad ligados a los diamantes. También puedes bajártelo en .pdf aquí. Hasta hay una App “Antwerp loves diamonds” si quieres bajártela.
Dónde comprar diamantes en Amberes: las tiendas con sello Antwerp’s Most Brillant
Si por aquí pasa la mayoría de los diamantes que acaban en las joyerías de todo el mundo, está claro que es un buen lugar para comprarlos. Nosotros no compramos diamantes en Amberes, pero sí que nos enteramos de que “Cut in Antwerp” es sinónimo de calidad a nivel mundial. Aquí están algunos de los mejores diseñadores y talladores del mundo. Además, es la única ciudad que tiene un sello de calidad para joyeros que venden diamantes: Antwerp’s Most Brilliant. Por lo visto, tienen que cumplir treinta requisitos para obtenerlo. Uno de ellos es la ética: se certifica que no son diamantes de sangre.
En el mapa de la oficina de turismo encontrarás las 20 joyerías que tienen el sello y trucos para reconocer los mejores diamantes.
¿Sabías que…?
Ya he dicho que los lapidarios de diamantes de Amberes son de los mejores. Pues uno de ellos, Gabi Tolkowsky, cortó el que se considera el brillante más grande, moderno y elegante del mundo. Se trata del diamante “Centenario” de 273,85 quilates. El corte se lo encargó el grupo De Beers en 1988 para celebrar su centenario. El grupo es el fundador de una de las bolsas de judíos hasídicos de Amberes y propietario de la mina sudafricana de la que provenía la piedra. El diamante en bruto era tan grande y preciado que el tallador tardó nada menos que tres años en cortarlo: acabó en 1991, tres años después del centenario –no lo pensaron bien cuando lo encargaron…–.
La familia Tolkowsky es una familia judía de gran tradición en el corte de diamantes. El tío abuelo de Gabi Tolkowsky, Marcel Tolkowsky, es considerado el padre del corte más conocido del mundo: el brillante. El 90% de los diamantes transparentes del mundo se cortan en las 57 facetas del brillante.
DIVA: el nuevo museo del diamante de Amberes
Más lejos del barrio de los diamantes, pero en pleno centro histórico de Amberes, a dos pasos de la Grote Markt, está el nuevo museo del diamante de Amberes. Se trata de DIVA, Antwerp Home of Diamonds, la casa de los diamantes de Amberes. Abrió sus puertas en la primavera de 2018. De hecho, nosotros lo descubrimos a los pocos meses de su inauguración.
Unos 5.000 m² donde descubrir más sobre el origen de estas piedras preciosas, sus cortes, el trabajo de los artesanos, la historia de poder y explotación que los ha acompañado… y, por supuesto, su relación con Amberes en el pasado y hoy en día.
Es todo menos aburrido: un museo nuevo e interactivo donde un mayordomo virtual te acompaña en cada sala y te cuenta las historias ligadas a algunas de las piezas que se exponen ahí. Darás con objetos de lo más peculiar, como una raqueta de tenis con más de 1.600 diamantes fabricada para la European Community Championship.
Aquí descubrimos muchísimos datos curiosos –algunos de ellos te los hemos contado arriba–, también gracias al juego de “verdadero o falso” con las preguntas que encontramos en los cajones de la gran caja de seguridad. ¿Sabías que se mataba a los falsificadores de diamantes en Amberes, que los joyeros eran los que tenían que perseguir a los ladrones o que hay certificados también para los diamantes sintéticos? También aprendimos que hay muchos colores naturales de diamante: no sólo transparente, también amarillo, azul, gris, naranja y, el más raro, rojo. O que se pueden llegar a obtener más colores –como el verde, el azul, el morado, el rosa o el crema– con irradiación o presión.
Información práctica sobre el DIVA, el museo del diamante
El museo se encuentra en la calle Suikerrui 17-19. Abre todos los días, menos los miércoles, de 10 h a 18 h –la última entrada es a las 17 h–. El precio de la entrada es de 10 €. Tienes más información en su página web.
Desafortunadamente, eso sí, no hay audioguías en español. Nosotros lo escuchamos en inglés. También las hay en francés y en alemán, además de en neerlandés, claro.
Ahora ya no tendrás dudas: no hay ninguna ciudad que pueda competir con Amberes y quitarle su “capitalidad”. La capital de los diamantes está en Flandes.
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