Tengo que confesar que Zakopane estaba entre esos lugares que la televisión colocó en mi cabeza. Si veías Doctor Mateo, puede que recuerdes que la asistente del doctor, Ilsa, siempre recordaba su Zakopane natal… Y ahí quedó, en ese cajón donde se almacenan los datos que, aún siendo superficiales, se resisten a abandonar nuestra memoria. Y ese dato en particular estaba tan firmemente agarrado a ella que, cuando miramos el mapa de Polonia pensando en nuestro viaje a Cracovia, los ojos se me fueron automáticamente a esa ciudad al sur, casi en la frontera con Eslovaquia. En aquel momento era sólo un nombre, pero uno que sonaba mucho. Tanto que fuimos a buscarlo y tardamos un par de imágenes en decidir que había mucho que ver en Zakopane y que teníamos que hacer una escapada a las montañas.
¿Imaginas un lugar que contaba con guías y mapas turísticos allá por los años 50 del siglo XVIII? Sí, alrededor de 1750 ya había turismo de naturaleza en Zakopane. Si los ingleses viajaban hasta allí ya entonces, ¿cómo no íbamos a acercarnos nosotros en pleno siglo XXI con la comodidad de un coche?
Zakopane, la capital del invierno de Polonia… en verano
Puede que llegar a la que llaman capital del invierno de Polonia, por sus estaciones y pistas de esquí, en verano suene un poco extraño. ¿Un error de planificación? La verdad es que no. Zakopane en verano tiene el encanto de su arquitectura de madera, sus caminatas por los cercanos montes Tatras, su deliciosa gastronomía… con una temperatura ideal. Todo eso y que nosotros no sabemos esquiar, vamos.
Eso sí, después de ver alguna fotos de la zona con las casas cubiertas de nieve, ya la tenemos apuntada para volver y, quién sabe, tal vez hasta aprender a esquiar en alguna de las 22 pistas de la región con más de 18 kilómetros esquiables.
Qué ver en Zakopane en un día
Si, como en nuestro caso, tu intención no es ir a esquiar, un día es suficiente en Zakopane. La pequeña ciudad se puede recorrer a pie en una mañana visitando sus principales puntos de interés. Antes de que preguntes, sí, casi todas las construcciones tienen un mismo estilo arquitectónico donde la madera y los techos inclinados son los protagonistas. De hecho, su nombre es “estilo Zakopane”. Su origen es la arquitectura tradicional de la zona, con paredes construidas con troncos de árboles colocados paralelos al suelo, junto con detalles del modernismo austriaco, el estilo secesión. Y es el único estilo arquitectónico 100% polaco.
Cementerio nacional Pęksowy Brzyzek
Aunque pueda parecer extraño empezar la visita a una ciudad por su cementerio, el cementerio nacional Pęksowy Brzyzek es una parada obligatoria y uno de los más curiosos entre todos los lugares de interés que ver en Zakopane. Estamos en una especie de panteón de la patria polaca: aquí descansan escritores, escaladores, políticos, arquitectos, artistas… locales y de toda Polonia.
Inicialmente era el lugar de descanso eterno de la población local. Pero con el tiempo se convirtió en esa especie de panteón de la patria polaca que es hoy día. El aislamiento de la zona entre las montañas mantuvo muy fuerte el sentimiento polaco cuando Polonia estaba ocupada por países extranjeros y, posteriormente, durante la época soviética. En Zakopane se reunían los políticos polacos planificando la recuperación de su soberanía. Para alimentar ese sentimiento, los héroes de la patria se enterraban, o se recordaban mediante memoriales, en este cementerio. Y, una vez conseguida la soberanía del país, se ha mantenido la tradición.
La madera y la piedra de los monumentos funerarios y el verde de los árboles y del césped se unieron a un cielo cubierto y casi opresivo para darle un toque de cementerio de película. Pero tranquilo, que sigue siendo un monumento nacional y siempre hay turistas, nada de miedos.
Más allá de la importancia histórica de sus “ocupantes” el cementerio Pęksowy Brzyzek es un muestrario de arte fúnebre polaco. Desde lápidas de madera cubiertas por “pequeños edificios” de estilo Zakopane, hasta curiosidades como un violonchelo de piedra en la tumba de un músico o una enorme roca en la de un escalador –en la que se colocan mosquetones en honor del difunto–. Sin olvidar las curiosas figuras del Cristo de los Dolores: una representación de Cristo sin cruz en la que aparece sentado y con una mano en la mejilla como sosteniendo su cabeza.
Deja que la paz del lugar te permita pasear sin prisas y descubrir sus pequeños detalles casi ocultos. Te sentirás en un cuento centroeuropeo con el musgo y el césped reclamando su lugar entre las tumbas.
El precio de la entrada al cementerio es de 2 zł.
La capilla Gąsieniców
En la entrada del cementerio se alza una pequeña capilla de piedra fundada por Paweł Gąsieniców a finales del siglo XVII. Es el edificio de piedra más antiguo de Zakopane y sorprende que sea éste el primer edificio sacro en la ciudad, teniendo en cuenta que la religión es muy importante para los polacos. Nuestra guía nos explicó el motivo por el que se colocó la reja de la puerta. En el periodo de entreguerras, las campesinas ponían en la puerta las compras para protegerlas de los ladrones y el párroco, que no veía la costumbre con buenos ojos, cerró el acceso.
La pequeña vieja iglesia, Stary Kościółek
Junto al cementerio está la iglesia de Nuestra Señora de Czestochowa, conocida como la vieja iglesia, Stary Kościółek, construida en madera a mediados del siglo XIX. A pesar de su pequeño tamaño, una sola nave, el interior, con sus tres altares, es sorprendente. Tallas de madera originales del momento de su construcción: angelotes, columnas decoradas con capiteles, las propias vigas que sujetan el techo… todo obra de artistas locales. Nosotros alucinamos con la representación de Dios sobre el altar izquierdo, dedicado a San Clemente, el primer patrón de la iglesia.
Vila Koliba, el museo del estilo Zakopane
Como comentaba, todas las construcciones de madera de Zakopane –menos algunas más nuevas de estilo tirolés– tienen el mismo estilo y ¿qué mejor lugar para entenderlo que su museo, el museo del estilo Zakopane, en la Vila Koliba? Construida en 1892, es de las primeras de su estilo y fue todo un reto. Hasta entonces, las casas tenían una única planta y un espacio vacío bajo el techo inclinado. El comprador del terreno, Zygmunt Gnatowski, quiso que su casa destacara y pidió que tuviera una segunda planta “útil”.
No sólo destaca por esa altura, también por la cantidad de detalles tallados en la madera, empezando por el músico del porche y acabando por las filigranas en las paredes. Nada quedó sin decorar en la Vila Koliba. Te costará atravesar la puerta, porque no querrás que se te pase ni un detalle… tranquilo, es imposible verlos todos a la primera. ¡Atento al picaporte-hacha!
En el interior, transformado en museo en 1993, además de la propia construcción y el mobiliario de época, también de madera, se pueden ver objetos tradicionales: desde instrumentos musicales hasta la típica hacha que llevaban los habitantes de Zakopane colgada del cinto –ahora entenderás el porqué del picaporte–, pasando por la decoración de la primera escalera del pueblo –recuerda, la primera casa con dos plantas útiles– o las tallas en las vigas de los techos. Una auténtica obra de arte.
El precio de la entrada del museo es de 7 zł y los domingos es gratuita.
La calle Kościeliska, la más antigua de Zakopane
Evidentemente, las antiguas casas de los pastores y agricultores que vivían en Zakopane no eran tan ostentosas. ¿Cuál fue el motivo por el que una pequeña población de montaña se llenó de lujosas villas de madera como las que se alzan en la calle Kościeliska? La salud.
A finales del siglo XIX, un doctor de Varsovia, Tytus Chałubinski, visitó el lugar y comenzó a hablar maravillas de los atributos medicinales del clima de Zakopane, sobre todo contra la tuberculosis, lo que la convirtió en destino de salud –llegó a haber un sanatorio para 500 pacientes– además de destino de naturaleza que ya era. Con la construcción del tren, a finales del siglo XIX, se convirtió en una de las zonas de balnearios más populares de Polonia y aparecieron las villas de estilo Zakopane en la calle Kościeliska.
Zakopane en traje tradicional
Nuestra guía nos contó que, además de admirar la arquitectura típica, es posible disfrutar de las costumbres tradicionales de Zakopane con frecuencia. Nos explicó que cada domingo muchos de sus habitantes, por no decir casi todos, visten el traje tradicional camino de la iglesia. Eso no lo sabíamos y no estuvimos en la zona un domingo. Todavía hoy en día las mujeres entran en la iglesia mientras los hombres se quedan fuera esperando y son las mujeres de clase social más alta, con trajes más ricos, las que ocupan las primeras filas.
Otro motivo más para visitar Zakopane en verano es disfrutar del festival internacional de folklore que tiene lugar cada año a mediados de agosto. El mejor momento para ver trajes tradicionales, escuchar música popular o disfrutar de los bailes típicos.
Qué ver en los alrededores de Zakopane
Ya que habíamos llegado a Zakopane siguiendo ese recuerdo perdido en la memoria, aprovechamos para visitar también parte de sus alrededores.
Capilla del Sagrado Corazón de Jesús en Jaszczurówka
Una iglesia de madera, del suelo a la última de sus tejas, rodeada por árboles en el límite de un bosque. Dicho así parece un cuento pero, cuando ves la capilla del Sagrado Corazón de Jesús en Jaszczurówka en persona, compruebas que es todavía más bonita. Lástima que ese cielo plomizo que daba ambiente al cementerio también nos acompañó hasta la capilla…
También en estilo Zakopane, de hecho fue proyectada por el arquitecto Stanislaw Witkiewicz, uno de los creadores del estilo, se construyó a principios del siglo XX. El interior, también en madera, no desmerece en absoluto lo que uno se encuentra cuando para el coche en la carretera. Una construcción que demuestra la maestría con el hacha de los habitantes de Zakopane. Desde el propio altar mayor con la forma de una cabaña típica de montaña hasta las tallas –busca el cordero místico– o los farolillos también en madera.
Si no te lo explican pasa desapercibido, pero los dos vitrales que hay en los laterales del altar muestran los emblemas de Polonia y Lituania, que formaron la República de las Dos Naciones entre los siglos XVI y XVIII, como demostración de ese sentimiento polaco tan arraigado en la zona.
Atentos a la estatua del Cristo de los Dolores en la fachada de la iglesia. Una curiosa imagen en la que no hay cruz, sino que el Cristo se muestra sentado y con una mano en la mejilla. Ya la habíamos visto en el cementerio nacional y nos hizo preguntar a nuestra guía. Por lo visto, es una forma tradicional de representación en la región.
Fabricación artesanal del queso típico de la zona de Zakopane: oscypek
La gastronomía siempre es un buen motivo para descubrir lugares y viceversa: una vez descubierto un lugar, ¿qué se come allí? Pues en la región de Zakopane, Podhale, es típico el queso de oveja ahumado, el oscypek. Ya lo habíamos probado en la comida, pero la posibilidad de ver su fabricación de forma artesanal era algo que no podíamos dejar escapar.
Fuimos a una pequeña cabaña junto a la carretera donde se vendía el queso, pero no sólo se vendía, en la sala contigua lo preparaban. Iluminados con la luz del fuego que calentaba un caldero con agua al tiempo que su humo se metía en nuestra ropa y en los quesos que se secaban colocados en la pared, vimos como la señora preparaba el queso a partir de la leche, el suero y el cuajo. Después lo calentaba en el caldero, lo compactaba hasta sacarle toda el agua y lo metía dentro de los moldes de madera que le dan la forma por la que se reconoce.
Ella pasa todo el día allí casi a oscuras y respirando el humo del fuego… nosotros no pudimos estar más de un cuarto de hora y abriendo la puerta para respirar aire puro cada poco tiempo. Está claro que no seríamos capaces de preparar el oscypek, eso sí, ¡para comerlo no tenemos problemas!
Los montes Tatras, el teleférico Kasprowy-csúcsi kötélpálya
No podíamos dejar de visitar los montes Tatras. La frontera natural entre Polonia y Eslovaquia y dos parques nacionales: el parque nacional de los Tatras polacos y el parque nacional de los Tatras eslovacos, que juntos forman una reserva de la biosfera incluida también en el Patrimonio UNESCO.
Nuestro tiempo era limitado y optamos por tomar el teleférico Kasprowy-csúcsi kötélpálya (69 zł ida y vuelta) para tener una panorámica de los montes y sus crestas. Como hemos dicho, fuimos en verano y los abetos cubrían las laderas ofreciendo una vista verde desde la cabina, al tiempo que los telesillas estaban parados a la espera de que la nieve cubriera las pistas.
En la estación superior del teleférico, además de admirar el paisaje y caminar un poco por los senderos señalizados, se encuentra la equipación de esquí que utilizó el Papa Juan Pablo II en su visita a la zona. Siendo estudiante recorrió los montes y, una vez nombrado Papa, volvió a la zona.
Otra de las curiosidades de la subida es que es posible ver esa frontera natural en primer plano. La estación del teleférico queda por encima de la cresta que sirve de frontera, con lo que se ven los dos valles, cada uno de un país: Polonia y Eslovaquia.
No tuvimos ocasión de acercarnos al lago Morskie Oko, según el Wall Street Journal uno de los cinco lagos más bonitos del mundo –pues sí, también saben de lagos–. Son necesarias dos horas de caminata desde la carretera más cercana. Habrá que volver.
La ruta de las iglesias de madera del sur de Małopolska, la Pequeña Polonia
Es posible que hayas oído hablar de la ruta de las iglesias de madera en el sur de Polonia. Se trata de una ruta que visita varias iglesias construidas con madera entre los siglos XV y XVI al sur de la región de Małopolska, y que fue incluida en la lista de Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 2003.
Nosotros no teníamos tiempo de hacer la ruta completa en nuestra excursión a Zakopane, pero aprovechamos el camino entre la capital del invierno de Polonia y Cracovia para visitar una de ellas, la de Kościół Świętego Michała Archanioła, la iglesia del Arcángel San Miguel, en Dębno. Una de las más antiguas, del siglo XV, y mejor preservadas y, además, con guía en castellano. Bueno, no exactamente guía… Después de oír a la guía de la iglesia explicarlo todo en polaco le preguntamos si no tenía algo en español. Nos dijo que sí y le dio al PLAY del CD que estaba junto al altar. Comenzó a sonar la explicación en español, haciendo que todos los polacos nos miraran extrañados, por otra parte.
Madera pintada de las paredes al techo, un mural del siglo XV, el crucifijo, los tres altares, los santos tallados en madera, los bancos… un pequeño museo en el que cada esquina cuenta una historia. Merece la pena esperar la cola, son muchos los autobuses de turistas polacos que pasan por su puerta, para disfrutar del lugar con tranquilidad.
Mapa con los lugares que ver en Zakopane y alrededores
Cada uno puede organizar su visita a su gusto, así que, para que facilitarlo, hemos preparado un mapa con los lugares que ver en Zakopane y alrededores, incluida la cabaña donde se prepara el queso oscypek. No te pierdas nada.
Cómo ir de Cracovia a Zakopane
La mejor forma de llegar hasta Zakopane con la intención de visitar también los alrededores –incluyendo los montes Tatras– es en coche. Las carreteras polacas son bastante seguras y el viaje desde Cracovia lleva poco más de dos horas de conducción. Los precios de la gasolina, como todos en el país, son económicos y aquí puedes ver los del alquiler de coches.
Cómo ir a Zakopane desde Cracovia en transporte público
A pesar de que gracias a su aislamiento entre montañas Zakopane mantuvo la identidad nacional polaca durante años, el tren llegó a la región a finales del siglo XIX. Es muy sencillo llegar hasta Zakopane desde Cracovia en tren: hay varios al día con una duración de entre tres horas y tres horas y media según la categoría. Puedes mirar los horarios en la página del ferrocarril polaco.
También es posible llegar a Zakopane desde Cracovia en autobús. Con unas siete frecuencias diarias –dependiendo del día– y precios que van desde los 10 hasta los 19 zł, estarás en la capital del invierno de Polonia en poco más de dos horas desde Cracovia. Puedes mirar los horarios aquí.
Excursión de un día a Zakopane desde Cracovia: tour en español
La tercera opción para visitar Zakopane desde Cracovia es contratar un tour en español que, además de llevarte hasta allí también incluya visitas en los alrededores. Si no tienes mucho tiempo disponible y prefieres no conducir, es la mejor opción. Aquí puedes ver los precios y las características de estos tours.
Dormir en Podhale, la región de Zakopane
Como decíamos al principio, si puedes dormir una noche en la región, tendrás ocasión de disfrutar del atardecer en los montes y de algo más de tiempo para tu visita.
En Podhale son famosos los hoteles con spa, la zona es muy conocida por sus aguas termales. Nosotros nos decidimos por uno de los más grandes y famosos de la región: el Hotel Bania. Piensa que, además de la zona termal, gigantesca, y de spa, cuentan con sus propias pistas de esquí –obviamente cerradas en verano– y parque de atracciones infantil.
Nunca olvidaremos ver salir la Luna por detrás de los montes Tatras sumergidos en una de las piscinas termales al aire libre del hotel… ni la fabulosa cena que disfrutamos en su restaurante.
Zakopane me demostró que nunca hay que dejar de hacer caso a esos recuerdos que se quedan en la memoria sin saber por qué. Llega un día en que ese porqué queda claro.
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