Mura nos esperaba. Ahí estaba la prueba de que, cerca de Barcelona, una de las ciudades más visitadas del mundo, casi invadida por los turistas, todavía quedan pequeños pueblos medievales de esos que enamoran incluso a los cosmopolitas más empedernidos.
Todos los ingredientes del cocktail del pueblo medieval perfecto estaban ahí, ante nosotros. Callejuelas empedradas, estrechas y tortuosas. Escaleras empinadas que llevan a patios llenos de coloridas flores. Plazas rodeadas de iglesias antiguas y palacios de piedra de los que los vecinos parecen olvidarse mientras charlan intentando arreglar el mundo. Pasajes cubiertos por bóvedas de piedra y tan pintorescos que parecen dibujados por un pintor hasta un poco cursi.
Todavía incrédulos ante el “descubrimiento” de los que rebautizamos como castillos del vino, llegaba el momento de la guinda: Mura. La época de pobreza tras la plaga de la filoxera, cuando se extendió el dicho “Mura, Talamanca y Rocafort, tres pobles de mala mort”, claramente estaba superada… Ese “pueblo de mala muerte” ahora está más vivo que nunca.
Tanto que esa aldea así apacible que visitamos nosotros un lunes de mayo, por lo visto, en los fines de semana se llena de turistas –sí, no todos están en las Ramblas–. Nos contaron incluso que Mura, con sus doscientos vecinos, es superado en visitantes por habitante sólo por Montserrat en toda Cataluña. Sea verdad o no, te aconsejamos ir entre semana, si puedes, para respirar ese aire medieval más genuino.
Y sobre todo te aconsejamos saborear con calma el pueblo… y su gastronomía. A pesar de la belleza casi irreal de esas calles empedradas, la mejor experiencia que vivimos en Mura, sin duda, fue comer en el restaurante Cal Carter. Un lugar dominado por la pasión por su tierra.
Qué ver en Mura, Barcelona: lo tienes fácil…
Si te preguntas qué ver en Mura, la respuesta es fácil: todo. En un pueblo tan cautivador y, al mismo tiempo, diminuto, con sus doscientos habitantes y poco más de diez calles, podrás explorar casi cualquier rincón. Podrás intentar hacer aquello que ahora está de moda: perderte, pero te resultará muy complicado. Y, eso sí, podrás tardar todo el tiempo que quieras, de media hora ¡hasta el infinito y más allá! Nosotros nos arrepentimos de no haber podido dedicarle todo el tiempo que merecía…
Paradas obligatorias son la iglesia románica de San Martín, con su precioso portal, el paseo de Camil Antonietti, con sus bóvedas,las 70 fuentes que rodean el pueblo, como la Font de l’Era, y la tina del siglo XVIII que los vecinos del pueblo utilizaban para elaborar el vino de sus viñedos en pleno casco histórico. Las tinas están por doquier en Mura: las hay convertidas en torreones o en muros de casas o intactas y escondidas dentro de edificios que se han levantado a posteriori. El pasado –que ha vuelto a ser presente– vitivinícola de la comarca del Bages no dejará de acompañarte en ningún momento.
Ruta por Mura y sus alrededores: senderismo y cultura
Fuera del núcleo histórico de Mura, hay más pequeñas joyas, de las que nos hablaron, como la ermita de San Antonio, con su porche de principios del siglo XIX; los parajes de la Riera de Nespres y la casa-museo Molí del Mig, un molino del siglo XI que funcionó hasta el XX y que fue molino harinero, de aceite, de vino y de energía eléctrica; el Puig de la Balma, una increíble masía del siglo XII construida excavando directamente en la roca y localización de la película Pa Negre; o la Gorg del Pare –Gorja del Padre–, un salto de agua que acaba en una poza ideal para bañarse en verano.
Además, Mura está en pleno Parc Natural de Sant Llorenç del Munt i Serra de l’Obac y es el punto de partida de muchísimas excursiones y rutas de senderismo entre sierras, torrentes, cuevas, fuentes… ¡y tinas! Ya hablamos de cómo nos cautivó a nosotros la ruta de las tinas, si vas a Mura no deberías perdértelas. ¡Una pena que no nos hayamos quedado más tiempo para ver todo!
Restaurantes en Mura: comida y pasión por la tierra
Ya hablamos de Jordi Perich y de la pasión por su tierra y su herencia vitivinícola. Pues tuvimos ocasión de descubrir que esa pasión por la tierra era cosa de familia. Sí, claramente debía de transmitirse por ADN. Y de la tierra de las Valls del Montcau no salen sólo los vinos de la DO Pla de Bages, salen muchos otros productos gastronómicos…
Jordi nos invitó a conocer su restaurante, el Cal Carter, que más familiar imposible. Ahí es chef junto a su sobrino y tocayo, que también tuvimos la suerte de conocer y que nos pareció tan buen cocinero como humilde. También trabajan su hermana, jefa de pastelería, y su sobrina Berta, jefa de sala. Fue ella quien, entre delicia y delicia que nos servía, y con una enorme sonrisa siempre dibujada en la cara, nos habló de la historia y de la filosofía del restaurante, entre orgullo y emoción.
Cal Carter: un restaurante que es también parada obligada en Mura
Un negocio familiar que nació, gracias a su abuela, en 1964 y que se encuentra en su casa de la infancia, en la que todavía viven sus tíos. Ahí donde su habitación daba a la cocina donde la abuela preparaba sus delicias. ¡Si hasta conocimos a Toc, el perro de la familia!
Nos contó que en el Cal Carter tienen un menú de cocina rigurosamente de proximidad y temporada –en su web se indica cuáles son los productos locales que se pueden encontrar en cada estación–. Los ingredientes no sólo son del territorio, sino que los productores son amigos de los Perich, como “el Pera”, que además de tener la casa-museo del Molí del Mig, tiene un diminuto cultivo de guisantes, unos guisantes que tuvimos la suerte de probar, al llegar en primavera.
La cocina es casera y es de mercado, pero tiene también muchos toques creativos. Tienes que probarla, te aseguramos que todo está delicioso. Por supuesto no puedes irte sin probar los garbanzos de Mura gratinados con alioli y bacalao, una especialidad de Cal Carter que nos hace salivar todas las veces que pensamos en ella. O las setas, que aquí las hay todo el año, ¡las colmenillas que probamos estaban de muerte! Eso sí, uno de nuestros favoritos fue el arroz: la paella de montaña con trompetas de la muerte que estaba… ¡de muerte! Y luego llegó la degustación de postres casero, con el helado de romero, miel y leche, la tarta tatin, la tarta de queso, la de zanahoria, las trufas de chocolate… ¡No puede escribir más que estoy empezando salivar!
Por supuesto, en el restaurante también hay una tina, ¡cómo no! y abajo hay hasta una bodega excavada en parte en la roca de la montaña.
Dónde dormir en Mura, Barcelona: casas rurales y hoteles
Nosotros no nos quedamos a dormir en el pueblo, así que no podemos dar muchas sugerencias sobre dónde dormir en Mura, pero en el Cal Carter hay también apartamentos turísticos e incluso se puede dormir en El Puig de la Balma, aunque sólo tienen cinco habitaciones. En el centro de Mura no hay muchos más sitios, uno de ellos es Cal Vidal. Aquí puedes ver precios de alojamientos en los alrededores de Mura.
En nuestro caso, dormimos a escasos 10 km del pueblo, en el Hotel Món Sant Benet, aprovechando la visita de otro ineludible en la zona, el monasterio de Sant Benet junto al hotel. Se encuentra en Sant Fruitós de Bages, otro de los pueblos de las Valls del Montcau, junto con Rocafort, El Pont de Vilomara, Navarcles y Talamanca. Puedes dormir en cualquiera de estas localidades y estarás muy cerca de Mura.
Mapa de Mura, Barcelona: qué ver, dónde comer, dónde dormir…
Aquí tienes el mapa de Mura con todo lo que necesitas: qué ver, dónde comer, dónde dormir…. ¡Creemos que no falta nada!
Dónde está Mura y cómo llegar a Mura desde Barcelona y otras ciudades en transporte público o en coche
Mura, como decía, forma parte de Valls de Montcau y se encuentra en la comarca barcelonesa de Bages. Para llegar a Mura desde Barcelona en coche se tarda una hora y tres cuartos más o menos, está a unos 70km de la capital catalana, aquí puedes ver el recorrido en Google Maps. Además, está comunicada con Manresa por la N-141c hasta Navarcles y la BV-1221 a partir de ahí y con Terrassa por la BV-1221, a través del collado de Estenalles y Matadepera.
Para llegar a Mura desde Barcelona en transporte público, en particular en bus, hay que cambiar de lunes a sábado en Manresa, la capital de la comarca de Bages, y el domingo en Terrassa. Hay muy pocos autobuses, puedes consultar los horarios aquí, en la página del ayuntamiento de Mura. Desde ciudades como Badalona o Sabadell tampoco hay autobuses directos a Mura, pero sí los hay desde otros pueblos de la comarca Sant Fruitós de Bages y Talamanca.
Si saboreas Mura entre semana no podrás evitar convertirte en un adicto…
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