Imagina que un día construyes una «maqueta» de una antigua casa medieval, pero no una maqueta pequeña, una a tamaño real. Te gusta. Ha quedado bien. De pronto, empieza a llegar gente para verla… ¿Qué harías? Vale, asumiendo que tú probablemente no habrías sido capaz de hacer la primera maqueta, intenta imaginarlo, ¿qué habrías hecho?
Así empezó Félix Yáñez que, siendo escultor, fue capaz de hacer aquella primera maqueta, en unos terrenos de su propiedad en Quintanilla del Agua, Burgos. Y decidió seguir construyendo “su pueblo”, hasta ocupar sus terrenos, los de sus suegros y pensando en comprar más espacio alrededor.
Territorio Artlanza, el museo en Quintanilla del Agua
Territorio Artlanza es una escultura, un museo y un pueblo. Uno sin alcalde ni cura, pero con señor, más que señor: amo, dueño o creador. Félix Yánez levantó de la nada “su pueblo”, uno en el que nadie le lleva la contraria –tampoco hay nadie para hacerlo–.
En 2008 Félix comenzó a construir una plaza medieval castellana, basándose en las antiguas casas de Covarrubias y otros pueblos de la ribera del Arlanza. Tenía su taller de cerámica en Quintanilla del Agua y allí, detrás de su casa, construyó la que se convertiría en la primera pieza de la escultura más grande del mundo. Su idea inicial era crear algo privado, una plaza de la que disfrutar de las tardes con su familia, pero a la que acabó por ir todo el pueblo para verla.
Las ventas de figuras de terracota en las ferias que visitaba eran cada vez más complicadas con la crisis y casi perdía dinero yendo de ciudad en ciudad con su puesto mientras que hasta su pueblo comenzaban a llegar curiosos a ver su obra. Ése fue el germen de Territorio Artlanza: algo que llamara la atención de la gente para que visitara su taller cerámico.
Pero la cosa se le fue de las manos –él mismo se sorprendía cuando nos contaba que fue creciendo y creciendo casi sin darse cuenta– y, años después, su creación ha alcanzado más de 8.000 metros cuadrados, con sus diez plazas, varios museos, dos teatros… incluso un río. Una sorpresa en forma de pueblo de la Edad Media y moderna –porque, como los pueblos “vivos”, Territorio Artlanza ha ido evolucionando– que te espera detrás del que sigue siendo el taller de Félix en Quintanilla del Agua.
Paseando por Territorio Artlanza olvidas que te encuentras en una escultura: las dimensiones y las formas, los bolos de la plaza y la bicicleta bajo los soportales, las plantas y el riachuelo son reales, los mismos que encontrarías en un pueblo. Sólo faltan los habitantes típicos porque, aunque caminamos con el propio Félix por “su pueblo”, él no es típico. Él mismo se describe como un poco loco por haberse dejado llevar, pero no por eso va a dejar de hacerlo.
Turismo sostenible: Territorio Artlanza y materiales reciclados
Lo más impresionante de Territorio Artlanza es que, a pesar de ser una recreación, tiene mucho de real. Félix ha construido “su pueblo” a partir de materiales reciclados recuperados de escombreras. Así que, muchas de las puertas, ventanas o balcones de las casas son reales y tan antiguos como parecen.
Ése es el secreto de Territorio Artlanza: es una escultura pero tiene mucho de real, además de crecer de forma improvisada –como lo hacían los pueblos antes de que aparecieran los planes de ordenamiento urbano–. Félix nos explicó que cuando empieza un nuevo edificio no sabe ni qué forma tendrá, ni dónde terminará. Es el material que encuentra en la escombrera el que va marcando el ritmo y el desarrollo de la obra. No debemos olvidar que es una escultura y no una obra de ingeniería: no hay planos, hay sensaciones y arte.
Eso sí, para que sea un museo visitable sí que tiene que haber permisos. Como descubrimos en la trinchera de la primera guerra mundial de Belorado, las leyes limitan mucho el rigor histórico y si allí las entradas a las dependencias se habían tenido que ampliar para obtener la licencia de museo, aquí un aparejador tiene que dar el visto bueno –y hacer el plano– de cada construcción una vez levantada por Félix. Para evitar más problemas, casi todas las casas sólo tienen fachada, excepto algunas que tienen un pequeño museo con objetos rurales en su interior o muestran espacios comunes de los pueblos castellanos como la escuela, la panadería, la fragua, la posada, una bodega, una capilla o los calabozos.
Félix Yáñez, el señor de Territorio Artlanza
Félix nos contó que, hace años, se había enterado de que no era el único “loco” que construía así. Fue hasta Mejorada del Campo para ver la catedral de Justo Gallego. Al entrar nos explicó que tuvo un ataque de risa y pensó que todavía los había más “locos” que él. Eso sí, él no construye tan alto porque luego sería complicado conseguir la licencia… porque la idea de un castillo le lleva tiempo rondando.
Cualquier día se liará la manta a la cabeza y aparecerán torres y murallas en Territorio Artlanza. Para él no es un trabajo y no contabiliza las horas que le dedica, que son muchas. Cada visita es como una nueva representación en un teatro: la obra es la misma pero cada noche las entonaciones, los gestos o alguna palabra cambia. En el caso de Territorio Artlanza las calles son las mismas pero alguna fachada puede cambiar, alguna puerta abrirse y algún nuevo barrio aparecer. Félix todavía tiene mucho que construir aquí, nacido en 1960 todavía le falta mucho para jubilarse.
Eventos en el pueblo medieval de Territorio Artlanza
¿Qué sería de un pueblo medieval sin un corral de comedias? Eso pensó Félix, o eso le sugirió alguna de las piezas rescatadas, y acabó por construir dos corrales de comedias en Territorio Artlanza: el de Felipe Segundo, en honor a los abuelos de Félix Yáñez: Felipe y Segundo, y el del Duende de Lerma, en honor a Luis Miguel Orcajo. Entre los dos 300 asientos para ver festivales de teatro, conciertos, lecturas… Aquí se celebra el Festival de teatro Territorio Artlanza cada julio y agosto.
También se puede aprender el arte la escultura de manos del propio Félix con talleres de cerámica para niños.
Territorio Artlanza: horarios, precios y cómo llegar
Horarios: Todos los días de 11 a 15 y de 17 hasta atardecer
Precios: 4 €, de 5 a 15 años 1 €
Llegar a Quintanilla del Agua: Desde Lerma se toma el desvío a la carretera BU-904 que llega hasta el pueblo. El museo está en la calle el Molino número 20.
Puedes encontrar más información en la página web de Territorio Artlanza.
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