Ya teníamos ganas de pueblos medievales… y de disfrutar de un sitio pequeño con calma. Llevábamos casi una semana en Cataluña, no habíamos dejado de movernos entre visitas por aquí y charlas por allá, y todavía no habíamos visto ninguno, ¡eso no podía ser! Teníamos mono. Entonces llegaste, justo cuando te necesitábamos, así, como un bocadillo de jamón ibérico después de un año de viaje por el mundo. Bueno, a lo mejor debería decir pan con tomate y butifarra, ¡que eres catalana! Perdón por el símil poco poético…
Siurana. ¿Fue porque te necesitábamos o de verdad eres tan atractiva? En tu web de turismo te describen como “un pueblecito de cuento”. Vale, ellos no iban a ser objetivos y, dicho así, parece un poco cursi, pero es que eres de cuento. ¿Puede que demasiado, casi sin alma? A lo mejor, te has quedado sin apenas habitantes por estar tan alejada de todo y has perdido vida. Y eso que tu vida fue tan intensa, ¿te has cansado tú también y necesitas tranquilidad?
Siurana: el último reducto musulmán y sus leyendas
Primero voy a presentarte. Siurana –Ciurana de Tarragona en castellano, para distinguirla de la Ciurana que hay en Gerona– es un diminuto pueblo del interior de Tarragona, en la comarca del Priorat, el Priorato en castellano. Recibe a sus visitantes hasta con alfombra roja. Bueno, metafóricamente. Hablo del tortuoso pero encantador camino que hay recorrer para llegar hasta el enorme peñón rodeado por un precipicio en el que se asienta el pueblo: una espectacular carretera entre montañas de formas peculiares, que nos recordaron un poco los tepuys venezolanos. Por supuesto, al llegar hay premio: no sólo el pintoresco pueblo en sí sino una “terraza panorámica” con preciosas vistas al valle del río Siurana que lo rodea, a la Sierra de Montsant, a la Sierra de la Gritella, a las Montañas de Prades y al pantano de Siurana.
Sí, sí, lo voy a contar, no te preocupes, fuiste muy importante en el pasado. Un lugar estratégico y potencialmente inexpugnable como Siurana no podía pasar desapercibido. Jugó un papel mucho más importante del que el pequeño tamaño del pueblo podría sugerir: fue el último reducto musulmán de la actual Cataluña en la Reconquista cayendo definitivamente sólo en 1153, después de Lérida y Tortosa.
Asedios, conquistas, batallas… un terreno fértil para las leyendas. ¿Te gustan tus leyendas, verdad Siurana? La más famosa es la de la reina mora Abd-el-azia que, ante la llegada de los cristianos, prefirió suicidarse que someterse a ellos. Lo hizo tirándose al precipicio con su caballo, que dejó marcada en la roca la huella de su herradura para siempre. Hoy en el Salto de la Reina Mora todavía se puede distinguir esa huella…
El pueblo de Siurana, en El Priorat
Además de alfombra roja y la terraza panorámica tienes hasta postre Siurana, ¿o es el primer plato? Bueno, sea lo que fuere, el pueblo en sí es una pequeña obra de arte. Calles empedradas, llenas de flores y… ¡sin coches! Sí, los vehículos no pueden entrar en el pueblo. Sólo queda disfrutar de la vida tranquila de un pueblo que no debe de tener más de cinco calles y en el que ya viven poquísimos vecinos… Eso sí, hay un bar y un restaurante. Por lo visto, también un camping y una casa rural, ¡pero no vimos ninguno de los dos! Está claro que en algún momento debe de haber más turistas…
Los restos de la legendaria fortaleza sarracena y, sobre todo, la muy bien conservada iglesia románica de Santa María –construida entre los siglos XII y XIII, después de la conquista de Belenguer IV– son los dos puntos obligatorios de la visita. Pero vamos, ¡no os los vais a perder seguro con las cinco calles del pueblo! ¿No has perdido de vista ninguno de tus visitantes Siurana, verdad?
Turismo activo en Siurana: escalada, senderismo…
Otro espectáculo de entrada gratuita es ver a los escaladores en los acantilados que rodean el pueblo y que, por lo visto, son reconocidos a nivel mundial por la práctica de este deporte.
Para los no iniciados a la escalada, también se pueden practicar deportes acuáticos en el pantano de Siurana o recorrer a pie el camino antiguo de Siurana, el antiguo camino recientemente recuperado que une Siurana y Cornudella de Monsant, parte de la Red de Senderos del Priorat.
Aunque no hagáis nada de esto, un consejo: disfrutad del pueblo con calma. Es muy pequeño y puede que tengáis la tentación de pensar “ya lo he visto todo, puedo irme”. Pero saboreadlo con tiempo, de verdad, os irá enamorando poco a poco… Por nuestra parte, ¡necesitamos más slow tourism!
¡Hasta pronto Siurana, encantados de haberte conocido!
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