Antes de pasar por Munich camino de India ya habíamos visto otros carrillón que nos hizo temer justo lo contrario de lo que nos encontramos. Como no todas las cosas son iguales, había que quedarse a verlo.
Si el de Munich, Glockenspiel (carrillón en alemán), parecía que no iba a acabar nunca y prácticamente decidimos marcharnos antes del final porque no había quien parara bajo el Sol…
… el anterior fue justamente lo contrario. Lo encontramos en Berna, capital de Suiza. Después de estar más de media hora haciendo tiempo por los alrededores esperando que llegara la hora en cuestión, nos encontramos con unos movimientos casi espasmódicos que no duraron más que unos pocos segundos. Un carrillonus interruptus.
A pesar de lo que se ve en el vídeo, se trata de una de las atracciones más visitadas de Berna. Su nombre es Zytglogge, Torre del Reloj en dialecto bernés. El crecimiento de la ciudad se puede observar en el hecho de que en el siglo XIII la torre se integraba en su muralla y ahora se encuentra en el centro (Bim Zytglogge 5). El reloj se montó en 1530, siendo uno de los más antiguos en el país. El muniqués cuenta con poco más de cien años de historia. Junto con el mecanismo del reloj se instaló también el carrillón que cuenta con, según la página swissworld.org:
En 1610 se añadieron los osos bailadores con los colores del escudo bernés. Simbolizan el poder de la ciudad y aluden a la leyenda onomástica de Berna. Dos osos levantados en sus patas traseras que llevan instrumentos y armas inauguran y cierran la procesión. Entre ellos hay otro oso con una corona que camina sobre sus cuatro patas y un caballero armado.
En 1642 se adornó el juego del reloj con un truhán que levanta las piernas mientras toca los cascabeles.