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El Fuerte Nahargarh, el Fuerte del Tigre

Jueves, 23/06/2011 (4)

Como esta mañana, nada más vernos salir del fuerte, Ilu, se pone su camisa y monta en el tuctuc. Nos queda el Fuerte del Tigre, Nahargarh. El culpable de toda la aventura con el conductor.

Tenía razón el de recepción, e Ilu, cuando decía que la carretera para llegar al Fuerte del Tigre no era buena. Pero tanto como decir que no recomendaba que fuéramos en tuctuc, que es mejor un taxi. Está claro que un taxi siempre será más cómodo pero…

Cierto es que la carretera parece un campo de minas terrestres y que el tuctuc no hace más que saltar de un lado a otro, pero es lo bastante cómodo como para que me duerma. Ni los baches ni las curvas pueden evitarlo, es más, el runrún y los baches lo que hacen es ayudar (soy como un bebé). Sara no es tanto como un bebé y le preocupa. Estoy sentado en el lado abierto del tuctuc, no hay barra que impida que me caiga fuera, y el precipicio está en mi lado. Ilu se acerca más de lo aconsejable al borde tratando de evitar los baches. Y yo también me acerco demasiado al borde. Sara me pide que no me duerma. Al menos hasta que la carretera sea recta y no haya caída. Lo intento, prometo que lo intento, pero a ver si llegamos pronto al fuerte porque esto es muy complicado.

Ya antes de comenzar el camino desde Jaigarh, Ilu nos dijo que el Fuerte del Tigre no merecía la pena, que no había nada que ver. Nada más aparcar, lo vuelve a hacer. Queríamos venir antes de pasar por la carretera y ahora que hemos «sufrido» el camino no nos vamos a quedar en la puerta. Lo que él quiere es que salgamos rápido.

Es una pena el estado en que está el fuerte. Tiene aspecto de haber estado abandonado durante muchos años y de haber sido precioso en su momento. Vemos obreros que están trabajando en él, lo están entre restaurando y reconstruyendo ahora mismo. Otro de los tres fuertes construidos por Jai Singh II, junto con el Fuerte Jaigarh y el Fuerte Amber, para reforzar sus defensas en 1734. El nombre, Nahargarh, significa «morada de tigres». Durante la construcción de la fortaleza recibía la visita del espíritu del príncipe Nahar. En sus visitas obstaculizaba la obra, asustando a los trabajadores y provocando incidentes. A través de un tántrico consiguieron descubrir de quién se trataba y sus condiciones para abandonar el lugar. Sólo lo haría, permitiendo su finalización, cuando aceptaran ponerle su nombre al fuerte, Nahargarh.

En su interior hay muchos edificios, entre ellos Madhavendra Bhawan, en 1868 el marajá Ram Singh le dio la forma actual. Era el palacio para las nueve esposas del marajá. Las distintas habitaciones se comunicaban por medio de pasadizos y corredores laberínticos, y por supuesto decorados, de manera que el marajá, cuya habitación estaba situada en un lugar estratégico, pudiera ir al dormitorio de cualquiera de ellas sin que las demás lo supieran. También hay cuartos de baño, aseos, tocadores y cocinas, con cristales de colores en las ventanas.

Debido a sus vistas de la ciudad se ha convertido en un sitio ideal para hacer picnics. Hay una especie de bar en la entrada y un restaurante en la otra parte (que estaba cerrado cuando fuimos nosotros).

Cuando volvemos al tuctuc, Ilu nos pregunta: «¿verdad que no merecía la pena?» y nuestra respuesta le sorprende cuando le decimos que casi es el que más nos ha gustado. En realidad no sabemos si le sorprende o si es buen actor, después de lo de ayer. Puede que lleve años convenciendo a los turistas de que no merece la pena subir hasta aquí, cosa que entiendo siendo él el que conduce su tuctuc, y se haya creído sus comentarios. Eso sí, la tarea de desprestigio del sitio da resultados. El Fuerte de Amber estaba lleno de turistas. En el de Jaigarh había turistas, pero todos indios. Aquí prácticamente no hay nadie más que los obreros.

El camino de vuelta vuelve a ser duro. Duro para mí, tratando de no dormirme. Lo bueno es que en esta ocasión las pruebas de minas terrestres acaban antes, tomamos el desvío para volver a la ciudad.

Puede que nos hayamos quedado cortos con el cambio. Además de pagarle a él tendremos que pagar la noche de hotel de Sawai Madhopur y el safari de mañana. Llegamos bastante tarde esta noche y no tenemos muchas esperanzas de encontrar más oficinas de cambio que el mostrador del hotel. Ya hemos comprobado que los hoteles no son la mejor opción para cambiar… Le pedimos a Ilu que nos lleve a una oficina de cambio y después al hotel de vuelta.

Como ayer nos ofrece llevarnos a un par de tiendas para que «disfrutemos» de su mercancía, siempre sin compromiso de compra. Le decimos que ya tuvimos bastante ayer y que no queremos más tiendas, que oficina de cambio y al hotel. Sin más paradas.

Lo malo es que el que conduce es él… Acabamos en otra tienda de telas. Puede que el hecho de que le dijésemos ayer que había cosas que nos gustaron pero que eran muy grandes le dé esperanzas de que hoy lo encontraremos. Está claro que se lleva una comisión por llevar a los turistas a las tiendas. No sabemos si será sólo si compramos o sólo porque crucemos la puerta y ellos puedan tratar de vendernos lo que sea.

El caso es que es pronto, no tenemos el tren hasta las 17.25 y tampoco hay nada más que hacer. Tampoco nos queremos poner a discutir con él. A mí me está cayendo bien, me da la impresión de que se esfuerza por tenernos contentos. Sara es de la opinión de que se esfuerza por conseguir que le demos dinero o que los de la tienda se lo den. No está nada conforme con la visita a la tienda, pero después de lo de ayer, que Ilu le pidió perdón un montón de veces y casi se lo suplicó, tampoco quiere volver a ese camino.

Los de esta tienda debieron ir a la misma escuela de vendedores que los de ayer. Primero nos muestra cómo «imprimen» los dibujos en las telas de forma manual, con sus tampones recortados y sus colores naturales. El de hoy nos da una muestra como recuerdo. Después nos lleva a la tienda y nos hace la misma pregunta: «¿qué nos interesa ver?» Como las colchas de ayer tuvieron su aquél nos lanzamos. Puede que hoy tengan el diseño que nos gustó en el tamaño que queremos. Cada vez que lo pensamos nos gusta menos la idea de poner una colcha en la pared, aunque sea pequeña… Hacen el mismo movimiento para mostrarnos las colchas y las fundas de edredón. Es una coreografía que ya hemos visto. No sólo hemos visto la coreografía, también el vestuario. Tienen los mismos modelos en los mismos tamaños.

Antes de liberarnos nos ofrecen saris, camisas de vestir, pantalones, trajes a medida… El precio de un traje a medida, se lo pregunté por curiosidad, varía entre 4.000 y 10.000 rupias (60 y 150 euros). Te toman medidas y lo tienen listo en ¡seis horas! No nos quedan seis horas de estancia en Jaipur, ni tengo ganas de un traje, pero no cabe duda de que es una buena oferta. Las camisas las hacen más rápido, en dos horas las tienen listas.

El resultado final de la función de hoy es el mismo que de la de ayer: nos vamos sin comprar nada.

La oficina de cambio a la que nos lleva parece más oficial que la del Fuerte Amber. Aquí hay hasta un guardia de seguridad y aire acondicionado. Debe ser para pagar estas cosas que el cambio que nos ofrecen es casi el del hotel, 60,50. Nos parece bajísimo y visto el éxito de la última negociación comenzamos con el regateo aquí también. Al comentarles que en el fuerte nos han dado 62,50 nos aceptan llegar a 62,30 si cambiamos 100 euros. Si lo hubiéramos hecho en el fuerte habríamos ganado 20 rupias por los cien euros, una tercera parte de un céntimo de euro…

Aceptamos sus 62,30 y le damos nuestros cien euros. Nos da el cambio pero faltan 25 rupias. Con lo que nos ha costado llegar a 62,30 resulta que al final nos cambia a 62,05. Al preguntarle por esas 25 rupias nos dice que es la tasa del gobierno. No dudamos de que el gobiernos cobre una tasa, aunque tampoco pondríamos la mano en el fuego de que no sean ellos los que se quieren quedar con el dinero, pero lo que pasa es que nos dijo que no había comisiones ni nada cuando entramos. De acuerdo, le pedimos que nos devuelva nuestro dinero. Al ver que no tenemos intención de tragar con esto nos dice que si no queremos recibo nos deja de cobrar las 25 rupias. Pues no queremos recibo.

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