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El Fuerte de Jaigarh, el Fuerte de la Victoria

Jueves, 23/06/2011 (3)

Después de ver el túnel que une las dos fortalezas, Amber y Jaigarh, nos enfrentamos al camino en superficie. Una lástima que el subterráneo esté tapiado a poca distancia de la fortaleza porque desde aquí la pendiente se ve mucho peor que desde abajo. No hace mucho calor, por suerte está cubierto, lo que hay es mucho viento. En cualquier otra circunstancia llegaría a ser molesto, pero pensando en la otra opción: sol, sol, sol y mucho calor, bienvenido sea el viento.

Puede que no sean dos kilómetros, pero entre unas cosas y otras necesitamos más de media hora para llegar arriba. Desde las diez de la mañana hasta las 10.35. La botella se acabó a media subida…

El camino acaba en una especie de caseta en la puerta de la muralla. No sabemos si hemos llegado, ya hemos perdido la noción del tiempo y el espacio y lo primero que hacemos es preguntar si es Jaigarh. Por suerte sí lo es. La entrada del Palacio de la Ciudad es válida también para esta fortaleza y lo único que hacen es darnos la de Jaigarh y hacer una marca en la que traíamos para que no se las demos a otros y las utilicen. A nosotros nos da igual lo que hagan, sólo queremos cruzar la puerta, buscar una tienda para comprar agua y un poco de sombra.

No sólo encontramos la tienda y la sombra, sino que incluso hay un banco. Allí sentados nos tomamos el desayuno: las almendras de costumbre y la pastilla de Malarone. Ilu debería estar ya aquí esperándonos, pero se supone que estará en el aparcamiento en la salida. Ese aparcamiento está al otro lado de la fortaleza y lo que no vamos a hacer es cruzarla sólo para decirle que hemos llegado y luego entrar a visitarla. Tendrá que esperar.

Una de las curiosidades del fuerte es su sistema acuífero. Hay tres grandes tanques subterráneos en los que se almacenaba el agua de las montañas para los soldados a través de canales. Cuenta la leyenda que en uno de estos tanques, el mayor (22,8 millones de litros de agua), se había guardado un tesoro. Durante años la gente trató de descubrirlo, poniendo su vida en riesgo. El gobierno indio acabó con la búsqueda, que no con la leyenda, cuando hizo un estudio del tanque y confirmó que no había nada en su interior.

Como casi todo lo que hemos visto abajo, este fuerte también fue proyectado por Jai Singh II, en 1726, con un tamaño de tres por dos kilómetros. Hasta mediados de 1983 no estuvo abierto al público, tampoco es que ahora haya tanto, y se ha mantenido casi intacto. Nunca fue capturado y su uso era evidentemente defensivo, sin excesos lujosos como otros palacios rajputas.

Esta zona no es ni la mitad de turística que el Fuerte Amber, es más aquí turistas pocos y casi todos indios. En cuanto pasamos a la zona visitable se nos engancha un guardia que nos va guiando entre los laberínticos pasillos. Nos lleva a varios patios y salas abiertas en las que hay maniquíes y carteles que explican para qué se usaban. Con no poco esfuerzo conseguimos que se dé cuenta de que no le vamos a dar dinero por el paseo y decide que la vuelta la haremos nosotros solos.

Por supuesto que lo conseguimos después de asomarnos a las murallas y ver el Fuerte Amber desde aquí. Sí que está lejos y sí que tiene sentido lo cansada que ha sido la subida, Ilu nos la ha jugado con el paseo.

En el patio principal, al otro lado de las salas del fuerte se encuentra la armería. En cuanto comenzamos a andar hacia allí otro guardia decide que lo va a intentar. Cuando entran indios no hacen ni el amago de moverse, pero los occidentales tienen dólares (euros en nuestro caso). Si el otro guardia no decía ni esta boca es mía y casi parecía que le seguíamos nosotros a él más que guiarnos, éste es todo lo contrario. Se mueve y agita los brazos para que le sigamos. Suelta frases en inglés, que ni estamos seguros de que sepa lo que dice, y cuando acaba cada frase da un taconazo y saluda, para correr hacia la siguiente vitrina agitando las manos.

Dentro de la armería, además de las típicas armas, hay una colección de fotos de dirigentes que han visitado el lugar. No sólo están las fotos de reyes y realeza inglesa, también hay otras mucho más “cercanas”. ¡Hay una foto de Franco! El guardia, al ver que nos sorprende, nos mira interrogante… Pues sí, jamás habría esperado encontrar una foto de Franco, saludando a un marajá, en una armería en el Fuerte Jaigarh.

Por mucho que se agita tampoco éste consigue nada. Como otros que hemos encontrado, y no sólo en India, nos dice que le demos una moneda española, que las colecciona. No entendemos para qué querrá una moneda pero le damos lo poco que llevamos suelto. Cuando llegamos aquí sacamos las monedas de la cartera para no confundirlas con rupias.

Siguiendo un letrero que indica el mayor cañón del mundo, Jaivana, vemos a Ilu asomado a la entrada. Nos hace una seña para que sepamos que está allí esperando. Nosotros asentimos con la cabeza y señalamos al cartel para que sepa que todavía nos queda un poco. En realidad se trata del mayor cañón del mundo con ruedas, porque el mayor del mundo está en el Kremlin, en Moscú. Allí están el mayor cañón del mundo, que nunca ha sido disparado, y la mayor campaña del mundo, que nunca ha sido tañida.

Jaigarh era el centro de producción de la artillería de los Rajputas debido a la abundancia del mineral de hierro en las minas cercanas. El Jaivana es el ejemplo. Construido en 1720 tampoco es que se haya utilizado mucho, pero sí que ha sido disparado. Tiene una longitud de 6,15 metros, sólo el tubo, y pesa 50 toneladas, con un alcance de 30 kilómetros. A pesar de su tamaño no lo encontramos. Llegamos a la parte trasera de la fortaleza y lo que vemos es el cañón entre las montañas. Lo cierto es que, cuando Sara leyó lo del cañón, yo pensaba que sería este tipo de cañón, el natural, más que uno de artillería.

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Comentarios

  • JAAC
    6 octubre, 2011 a las 10:13

    Bienvenido José Carlos!

    Poco faltó para vernos, un mes y habríamos estado al mismo tiempo. Pero, por lo que he visto en tu blog el recorrido fue muy distinto… lo leeré para ver qué nos perdimos por no ir a esos sitios 🙂

    Un saludo!

    Responder
  • 5 octubre, 2011 a las 14:45

    Buena suerte tuvisteis, un mes después de vuestra visita han comenzado unas obras de reforma y nosotros no pudimos visitarlo cuando llegamos.

    Me conformo con ver tus imágenes de cerca.

    No nos encontramos por tierras indias de milagro 😉

    Saludos!!!

    Responder