5% de descuento en tu seguro IATI por ser lector de SaltaConmigo.com

Palacio de la ciudad de Udaipur

Lunes, 20/06/2011 (3)

El Sol ya está brillando y calentando en toda su intensidad. Tanto que vamos buscando la sombra en cada paso que damos, y no somos los únicos. Las calles están «medio llenas», sólo está llena la parte en sombra.

El palacio de Udaipur es el más grande de Rajastán, la fachada mide 244 metros de largo y 30 de alto. Se empezó a construir a partir de 1559, cuando la capital fue trasladada a Udaipur desde Chittor. Desde ese momento, 76 generaciones de rajputas lo convirtieron en un fabuloso complejo con más de once palacios, con diseños rajastaníes, mogoles, medievales, europeos y chinos. La dinastía Mewar se considera la dinastía reinante más antigua del mundo, en la actualidad «reina» su septuagésimo séptima generación.

La entrada al palacio de la ciudad no es una excepción. Nada más superar la puerta, Bari Pol (Gran puerta) construida en 1600, una calle conduce a la siguiente, Tripolia Pol (una puerta de tres arcos) 1725, y tras ésta se abre un enorme patio que está vacío excepto en las zonas en que las paredes dan sombra. A la izquierda de la puerta está la taquilla y siete arcos que conmemoran las siete ocasiones en que se pesó al marajá y se repartió su peso en oro entre los ciudadanos.

En las paredes del patio, frente a la fachada del palacio, se abren multitud de tiendas de recuerdos y de artesanía local. Las tiendas dejan una zona libre de balcón desde donde se puede ver una bonita vista de la ciudad. Como en todas las ciudades que hemos visto hasta ahora el palacio está una pequeña loma. Por este lado no se ve, pero por el otro está el lago Pichola.

El exterior del palacio es espectacular y tenemos tiempo de verlo bien, mientras nos armamos de valor para salir de debajo de la zona porticada y en sombra. Dentro, al menos esta parte inicial, desluce bastante. Hay tres o cuatro salas convertidas en pequeños museos de armas antiguas y en la planta de arriba una muestra de libros. El calor es casi insoportable y decido seguir lo que ya hizo Sara días antes, desmonto yo también mis pantalones y guardo las piernas (espero que mejor que ella para no perder ninguna).


Udai Singh construyó aquí su palacio, según una leyenda, porque aquí conoció a un viejo sabio ermitaño que le dijo que fundara aquí una ciudad.

El sitio concreto en que se supone que lo encontró es el patio real, Rajya Angan. Desde aquí se puede ver el lago y sus dos islas con otros tantos palacios.Las salas que rodean al patio están decoradas con espejos y pinturas.


Hay muchas estancias llenas de obras de arte: vidrios, espejos, miniaturas, azulejos, pinturas… Uno de los patios más deslumbrantes es la plaza del pavo real, Mor Chowk. En uno de sus laterales se pueden ver tres pavos reales hechos en mosaicos con coloridas piedras.

Entre las salas y los patios también hay puestos de venta de agua y refrescos atendidos por personal del palacio con sus uniformes. A pesar de estar aquí no tienen un precio escandaloso. Cuesta casi el doble que fuera, 25 rupias por 15 en la calle, pero después de las 50 que nos costó la botella en el hotel de Ranakpur nos esperábamos cualquier cosa. Eso sí, como era de esperar, hay que beber el agua nada más comprarla porque en cinco minutos se pone a hervir.

Hemos visto un cartel que anuncia la cena en el Lake Palace Hotel, el más lujoso de oriente. Sólo se puede visitar la isla, el palacio la ocupa por completo, estando alojado en el hotel o con reserva en su restaurante. El palacio era la residencia de verano. El problema es que hay que vestir formal… y si no nos caracterizamos, sobre todo yo, por vestir formal, menos aún estando de vacaciones. No hay nada en la mochila que pueda ser considerado ni remotamente formal, además de que el precio del cubierto suponemos que no será muy asequible cuando una noche en el hotel puede superar los 400 euros en la peor de sus habitaciones.

La dinastía Mewar decía descender del astro rey y por todo el palacio se ven imágenes del Sol con cara y bigote, o imágenes del marajá de turno rodeado por rayos solares.

Mientras recorríamos las estancias no podíamos dejar de pensar que esta fue la residencia oficial de los marajás hasta hace relativamente poco tiempo y esto no se ajusta a la imagen de lujo que teníamos en la cabeza. Eso sí, lo que no se ve, la zona en la que viven ahora, sí que da la impresión de mantener la imagen.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

No hay comentarios