5% de descuento en tu seguro IATI por ser lector de SaltaConmigo.com

Camino de Munich

Miércoles, 15/06/2011 (1)

El viaje empezaba, por una vez y sin que sirva de precedente, a una hora decente. Salíamos de Barajas a las 12.25. Esta vez teníamos que hacer escala así que queríamos ir con tiempo para estar seguros de que los Symbios entraban en el avión y luego los encontraríamos en Delhi. Es más, no es que hiciésemos escala… es que íbamos a coger tres vuelos en un día y medio.

Como nos pasa siempre, lo de llegar con tiempo de sobra no fue tan sencillo. Entre acabar de colocar las cosas, bajar al banco a por dinero (y a que nos lo dieran en billetes pequeños) y lo que va surgiendo, llegamos al aeropuerto menos de dos horas antes de que saliera nuestro vuelo para Munich, primera parada.

Y aquí comenzaron los «problemas». Lufthansa ha decidido que lo de que te hagan la tarjeta de embarque en el mostrador está pasado de moda y es demasiado sencillo, así que obliga a que te saques tú tu tarjeta en las máquinas, (por otra parte sólo había cuatro y una fuera de servicio) y, ya con la tarjeta, pases al mostrador para facturar el equipaje. El que haya diseñado el proceso de check-in en la máquina es un sádico, porque no hay manera de saber qué hacer en cada momento. Constantes vueltas a atrás porque no se ha metido un dato, luego incluir el segundo pasajero vuelve a ser una odisea, el pasaporte no lo acaba de leer correctamente. Hasta el que estaba frente a las máquinas ayudando nos decía que sí, que era más complicado y más lento, pero que sus jefes habían decidido que tenía que ser así y que él no podía hacer nada.

Cuando ya estaba todo hecho y se pone a escupir las tarjetas, resulta que tampoco todo ha ido bien. Saca el billete de Sara de Madrid a Munich y un resumen de nuestro itinerario completo, uno para cada uno. Pero ni el billete de Sara de Munich a Delhi, ni ninguno mío. El de la máquina nos dice que ya está registrado y que vayamos al mostrador con el resumen que allí nos darán las tarjetas que faltan.

El hecho de que haga un calor horrible aligera bastante las mochilas, aunque no así en volumen porque los chubasqueros ocupan bastante. Podríamos llevarlas prácticamente de equipaje de mano. Symbia no llega a los ocho kilos y Symbio poco más de diez. De todas formas no dan las medidas, así que tienen que ir abajo.

Con tanto rollo de facturación lo de las dos horas ha estado casi justo. Para compensar, el avión llega con un poco de retraso.

Se hace raro. Normalmente, en vacaciones, cogemos vuelos directos al destino, con lo que mucha gente está ahí por lo mismo que nosotros. En este caso el vuelo está lleno de gente que viaja por negocios y se nota. Poco mochilero y no demasiado turista. Además, los que hay van elegantes, no es lo mismo ir a hacer turismo a India que a Munich.

A pesar de tratarse de un vuelo interno, nos dan de comer como en uno intercontinental: tortellini con salsa de perejil y galletas de coco. Son dos horas de viaje y para ir entrando en calor vamos durmiendo casi todo el tiempo.

Primera etapa completada. Estamos en Munich. El siguiente avión despega en unas cinco horas. Ya tenemos los billetes y no hay mucho que hacer en el aeropuerto. Ya lo conocemos, cuando antes íbamos a Italia casi siempre hacíamos escala en Munich. Habrá que visitar la ciudad.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

No hay comentarios