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Dormir parecía más fácil

Domingo, 06/03/2011 (y 6)

Por la calle principal no pasa ni un taxi y no demasiados coches. Como vimos que hacía Mirzo el primer día levantamos el brazo cuando pasan los coches a ver si alguno se apiada. Bueno, no se apiadan, que lo que hacen es pedir dinero. Nos para un Matiz, cómo no, con un chico joven que llevaba música de baile a todo volumen. Además habla un poco de inglés, lo que es fantástico en esta situación. Sara le enseña la dirección del Gulnara. Dice que no tiene muy claro cómo llegar pero que lo va a intentar. Nos pide 4.000. De acuerdo, que tienes el plus del idioma. Cuando entramos y mira bien el mapa se da cuenta de que está más lejos de lo que pensaba y nos dice que seis. Tampoco te pases. Le ofrecemos cinco y acepta.

Después de un rato, cuando ya estamos en Chorsu, lo reconocemos de la semana pasada, vuelve a parar para mirar el mapa. Coge su móvil y llama al Gulnara, al teléfono de la guía. Da señal pero no se lo cogen. Al segundo intento nos rendimos y le decimos que llame a Mirzo, también al teléfono de la guía. Lo malo es que mientras habla con Mirzo le oímos decir Gulnara. No hacía falta que le dijeras que intentamos primero ir al otro y que el suyo ha sido la última opción. Habíamos pensado llegar y decirle a Mirzo que no habíamos encontrado internet para avisarle o que no queríamos molestarle haciéndole ir a buscarnos a la estación, pero ahora ya va a saber que algo no va bien. Nos dijo que le escribiésemos o llamásemos un par de días antes de llegar.

Mirzo le indica lo justo para llegar a su calle y le dice que allí le vuelva a llamar. Está claro que el teléfono aquí debe ser muy barato. De todas formas el chico se lo ha currado, aunque no había necesidad de decir lo del Gulnara, y le vamos a dar más de los 5.000. Con tanta llamada me siento en deuda y decido que 8.000 irán bien.

Nos deja en la puerta y allí están Mirzo y su hijo para recibirnos. Sus caras no son muy felices. Lo del Gulnara no les ha debido gustar. Nosotros tampoco sabemos qué decir. Que no hemos podido avisar era el plan, pero sabiendo que el otro les ha dicho que íbamos a otro sitio a dormir queda poco que decir. Nos dan la misma habitación que el otro día y nos piden los pasaportes para el registro.

Para acabar cuanto antes con la situación violenta dejamos las cosas y vamos a la cocina a recoger los pasaportes y pagar. Por mal que hayamos quedado con lo del Gulnara lo que no vamos a hacer es pagar de más. El precio es de 30$ la noche, lo que pagamos la otra vez. Nos parece caro, pero no hay opción a regatear. Lo que sí vamos a hacer es pagar en som. Y como el otro día querían cambiarnos con tanto interés al cambio oficial, que incluso nos enseñó la página del banco uzbeco con el cambio al euro, dólar, libra y demás, queremos que cambie 60$ a som según ese cambio y nosotros le pagaremos.

En la cocina nos vuelve a dar el té y las galletas del otro día mientras el hijo rellena su libro y nuestro papel de registro. Después charlamos del viaje y nos ofrece otra cosa para comer: un dulce que tiene el color y el aspecto de pequeños bloques de cemento, pero es muy blando y muy rico. Mirzo hace el amago de enseñarnos otra vez todas las fotos. Le preguntamos por la foto en que se le veía con una calavera. En la guía pone que en la cripta de Timur en Shakhrisyabz encontraron dos cuerpos pero no se sabe quiénes son. Nos dice que esa es la calavera de Timur, que la foto es de la tumba de Samarcanda. Nos explican que la tumba está debajo pero que no se visita por un tema político. En la guía leímos que había una maldición escrita en la tumba de Timur, algo de que aquél que rompiera su descanso sería atacado por un enemigo aún peor. Resulta que los rusos abrieron el sepulcro y al día siguiente Hitler atacó la URSS. Es mejor dejar la tumba en paz claramente.

Les decimos que hemos visto muchas bodas, muchas parejas haciéndose fotos delante de las estatuas de Tamerlán y de Ulugh Beg. El hijo nos explica que a los uzbecos lo que les gusta es casarse y construir casas, que a los europeos les gusta más viajar. Éste no ha oído hablar de España, aquí una boda gusta más que a un tonto un lápiz y lo de construir no te quiero ni contar. Nos ofrece ver una boda. No le acabamos de entender pero nos dice que en el ordenador tiene la boda de una amiga de su hermana. De acuerdo, así, de paso, enciendes el ordenador para mirar luego lo del cambio.

Cuando dijo que nos iba a enseñar una boda pensábamos en la ceremonia musulmana y un poco más. Diez o quince minutos resumidos. Pero no. El vídeo tiene como diez capítulos y cada uno de más de media hora. Dura más el vídeo de la boda que la propia boda. Empieza con el novio vistiéndose en su casa y luego nos llevan a la casa de la novia: la familia, el vestido, el peinado… Va para largo, para abreviar le preguntamos si no hay ceremonia. Resulta que no, son tan poco musulmanes que se casan directamente en el juzgado y luego van al salón de bodas. Nos dice que una boda normal tiene entre 700 y 800 invitados, pero que ésta que nos enseña tenía 1.200. ¡Dónde va esta gente! Como dice Sara no puedes conocerlos a todos. No puedes tener tantos amigos ni en el Facebook. Dice que debieron poner en el muro que se casaban y que fueran todos sus amigos y los amigos de sus amigos y así hasta llegar a 1.200.

El vídeo se hace eterno. Nos muestra a los amigos del novio que ofrecen dinero por la novia a la llegada al salón de fiestas. No entendemos si es para comprarla o para qué, pero ahí están metiendo dinero por la ventanilla del coche como si fuera un local de striptease. Después aparece un tipo disfrazado como de profeta o similar, vestido al estilo árabe antiguo, en un tono crema, incluso el pañuelo de la cabeza. Está maquillado para parecer más mayor y con una voz, retocada o directamente grabada, que parece que viene del más allá. Nos dice que es un actor contratado para darles una especie de bendición y buenos deseos. Si no eres lo bastante religioso como para ir a una mezquita a casarte es un poco absurdo que contrates a un actor para hacer el papel de profeta que te bendiga.

Por ponernos nos pone hasta el trozo del baile. La canción de apertura es una de Elvis Presley, que el chico nos dice que es de estilo europeo… No, es Elvis, El Rey, ¡qué europeo! Luego llegan otras más discotequeras y allí que vemos a los amigos del novio y de la novia dándolo todo con movimientos espasmódicos.

No podemos más. En un descanso entre capítulo y capítulo, les digo que esta mañana hemos madrugado para ir a Urgut, cosa que es verdad, y que estamos cansados. Nos queremos ir a dormir. Se «apiadan» de nosotros y paran el vídeo. Muy bien, ahora es el momento de pagar y de hacerlo con el cambio oficial.

Se lo decimos y no ponen para nada buena cara. Es evidente que ellos también van luego al señor «mercado negro» y que se dan cuenta de que lo sabemos y nosotros también lo hemos hecho. Su problema es que nos quisieron liar el primer día con el cambio oficial así que ahora no hay excusa. Pierde un poco el tiempo mientras decide si enchufar o no el teléfono al ordenador. Lo enchufa y empieza a sonar el modem. Antes de conectar habla con su padre en uzbeco y parece que el padre no está tampoco nada contento. Se va a otra habitación con el teléfono y vuelve diciendo que son unos 138.000 som. No te lo crees ni tú. Ése será el cambio que te ha dicho tu señor «mercado negro» por teléfono, pero para nada el oficial que tan contento estabas de enseñarnos el otro día. Lo que ponían en la oficina de cambio era mucho menos, le dejamos caer. Nos pregunta si no tenemos dólares para pagar. Le decimos que no.

No puede seguir huyendo porque le volvemos a pedir que lo compruebe en la página del banco que nos enseño el otro día, y remarcamos lo del otro día. Abre la página. Encima el dólar ha subido y ahora son 1.667,20. El cambio de los 60$ son 100.032, que se quedan en 100.000. Lo acepta y nos pide perdón por el cambio anterior, se había confundido. Cuando le ha dicho al padre que eran 100.000, el padre se ha levantado y se ha ido.

Le pagamos y nos vamos a la habitación. Nos lavamos los dientes en el plato de ducha, este baño tiene retrete y plato de ducha pero no lavabo y a dormir.

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