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Bután (XI), Wangdiphodrang Dzong

Jueves, 25/03/2010 (2)

A 13 kilómetros de Punakha está Wangdiphodrang Dzong. El primero original que vemos en este país. Cierto que el museo del primer día tampoco tubo que ser restaurado después del terremoto, pero ninguno de los dzong visitados hasta ahora había aguantado Éste sí.

En Punakha hay dos ríos Pho Chhu y Mo Chhu, la leyenda cuenta que son el río padre y el río madre. Se unen junto al Punakha Dzong y dan lugar al río hijo Puna Tsang Chhu. Es en la orilla de este río, en lo alto de una colina donde se encuentra este dzong. La carretera que lleva hasta él continua hacía el centro y el este del país. La riada de 1.968 se llevó por delante el puente y gracias a la ayuda del gobierno japonés el puente que cruza al río se reconstruyó de manera que el oeste del país no quedó aislado.

En el puente hay un segundo control como el de esta mañana. Una vez más hay que dar la información para que controlen el movimiento de los turistas.

En el dzong nos encontramos con las mismas pinturas de siempre. Pero lo que no habíamos visto tan a menudo es que en el templo esté la representación de las tres generaciones de Buda, el pasado, el presente y el futuro. Todos está vestidos con una túnica y le preguntamos a Kuenzang cómo es capaz de saber cuál es cuál al tener las manos tapadas. Su respuesta es que al igual que escriben de izquierda a derecha también el tiempo lo representan de izquierda a derecha, de manera que el de la izquierda es siempre el pasado y el de la derecha el del futuro. Los jóvenes monjes están estudiando en la sala mientras la visitamos.

Le preguntamos por la fecha en la que se espera que llegue el Buda del futuro. Nos dice que en el centro del país hay un templo dedicado al Buda futuro. En ese templo hay tres escalones, uno para cada generación. El primer escalón, el del pasado, está bajo tierra, cubierto. El segundo escalón, el del presente, empieza bajo tierra pero todavía queda una parte por encima de ella. Cuando ese escalón se cubra por completo será el momento de la llegada del Buda futuro. Habrá muchos cambios en el mundo, entre ellos que la gente vivirá sólo hasta los 14 años…

 

Para llegar hasta aquí hemos pasado cerca del restaurante donde comeremos. También pasamos poco antes por una ciudad. Según Kuenzang, y lo confirmamos al verlo, ha crecido mucho y las tiendas están prácticamente pegadas a la carretera con el peligro que eso tiene. De manera que están construyendo una nueva ciudad más alejada de la carretera. Desde el coche vemos un montón de edificios rodeados de andamios. Antes de llegar al dzong pasamos por la ciudad vieja y es cierto lo de las tiendas. Kuenzang nos dijo que era mejor ir al dzong antes de comer y luego pasar a visitar el templo del hombre loco, que comer ahora, porque habría que ir y volver dos veces.

Ya volviendo nos deja diez minutos para que demos una vuelta por el mercado. Además de las tiendas hoy hay un mercado de vegetales. Sara se sigue encontrando fatal y al final nos hemos sentado a esperar que volvieran, ellos también se han ido a pasear.

Para llegar al restaurante hay que volver a pasar por el puente. Aquí Rinchen mete unas verduras en el coche. Y poco después paramos para que compren los plátanos. En principio estamos yendo al restaurante a comer, pero Sara se come un par de plátanos en cuanto llegan. Los plátanos aquí son tan pequeños con en Katmandú, así que es como comerse uno. Según el guía el restaurante es de buffét así que podremos coger lo que nos guste.

Para llegar al restaurante tenemos que empezar el camino hacia el templo del divino hombre loco. Está al principio y rodeado de un olor a vaca que tira para atrás. Por suerte dentro no se nota. Como nos dijo es bufé y además del arroz (rojo) tampoco hay mucho que nos llame la atención. Algo de pollo con pinta de estar más seco que el de ayer por la noche, las verduras cocidas, una masa irreconocible y unas patatas fritas. Sara se decide por el arroz y yo también cojo unas patatas. Cuando nos acercábamos a las fuentes para echarnos un camarero ha ido abriéndolas para que viéramos lo que había. Como sólo hemos cogido de dos se ha queda con una cara de “estos no comen nada”. Cuando nos retiran los platos nos dicen que hay helado al final de las fuentes. Sara no quiere, pero yo me acerco a ver. No tiene mala pinta y me he quedado con más hambre que el perro de un ciego, así que cojo un par de bolas.

Hemos comprado una botella de agua fresca. La historia del país está totalmente ligada a la del Guru Rimpoche y hasta en el agua hablan de él. Según la etiqueta se cree que ha sido recogida de una roca por el mismo Guru Rimpoche para curar al rey Sindhu Raja de una terrible enfermedad. Posee ocho cualidades de medicina sagrada para sanar males físicos y mentales. El agua tiene un alto poder espiritual, más que cualquier otra ordinaria agua, y piden que se le trate con respeto. Para empezar esperemos que su santidad nos ayude con nuestros estómagos… y para acabar, ¿cómo se trata con respecto a una botella de agua mineral? ¿y al agua que hay dentro?

El arroz está pasadísimo y las patatas son casi de goma. Al final sí que va a servir para adelgazar este viaje. En el camino Sara le preguntó a Kuenzang por el sueldo medio en el país. Le dijo que unas 100 rupias diarias. Como luego nos echa la bronca por las propinas y al haber cambiado 20 euros nos va a sobrar dinero, le dejamos una propina de 10 al camarero. Teniendo en cuenta que es una décima parte del sueldo medio y que es buffét libre (que no ha hecho nada) no nos parece mal.

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Comentarios

  • JAAC
    7 junio, 2010 a las 15:52

    Quita, quita!!
    Antes picante y siempre lo mismo que McDonals!! NUNCA!! jajajaja

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  • Anonymous
    2 junio, 2010 a las 10:44

    Si es que me da hambre leeros!!ja ja ja..estaríais deseando encontraros con un MC Donald!!!

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