Martes 23/03/2.010 (y 4)
En el exterior del templo, Tashichho Dzong, se encuentra la imagen de las siete largas vidas a la izquierda. Están representados un hombre santo que debido a su santidad tiene una vida muy larga, un árbol, un ciervo, un pato, un río, montañas. A la derecha está otra imagen que representa la obligatoriedad de ser respetuoso con los mayores y de hacer cosas buenas para ellos. Está representado un árbol como el más viajo y respetado. También aparece un elefante que recuerda cuando el árbol era más pequeño. Sobre él un mono que es mayor que el elefante y recuerda cuando se podía colgar de las ramas. Sobre éste un conejo que recuerda haber comido de sus ramas más altas y encima de todos un ave..
Entre ambos está la rueda de la existencia budista. Está separada en seis sectores, los inferiores representan las malas reencarnaciones: fantasmas, fantasmas hambrientos y animales; mientras que los superiores representan las buenas: seres humanos, dioses y semi-dioses. En el centro hay tres animales, el cerdo que representa la ignorancia, el gallo que representa el deseo y la serpiente que representa el enfado. Si no se superan estas tres pruebas la siguiente reencarnación será en algo de los tres niveles inferiores. En cualquier caso el budismo también muestra que la vida es sufrimiento para todos. Los hombres padecen enfermedades y sufren la muerte. Los dioses sufre porque no pueden renacer mientras que los semi-dioses, representados junto a un árbol frutal, sufren toda la vida una lucha para conseguir las frutas. En el nivel inferior el sufrimiento es obvio, aunque es curioso el de los fantasmas hambrientos: su garganta es del tamaño de un cabello y su estómago del tamaño del mundo.
Después de un montón de fotos Kuenzang nos dice que hay que irse, sólo hay una hora para la visita. Mientras tanto le ha dejado caer a Sara que hay que ser generoso con las propinas porque si tú haces bien el bien vuelve hacia ti y eso mejora tu vida… para mí que lo que quiere es que le hagamos bien a su vida más que a la nuestra. También nos preguntó cuál de los dos ganaba más, si vivíamos en una casa alquilada o en propiedad, a dónde habíamos ido en nuestra luna de miel (ni siquiera piensa en la posibilidad de que no estemos casados) y alguna cosa más. Sobre la marcha hemos inventado un viaje de 22 días por Australia.
Vamos directos al restaurante para la cena. En principio la cena sería en nuestro hotel pero le dije antes que hoy era el cumpleaños de Sara y entonces hará una cena fuera. Se disculpa porque de haberlo sabido habrían preparado una fiesta en la agencia, pero que así sólo habrá cena fuera del hotel.
Como llegamos con tiempo damos una vuelta por la ciudad. No hay mucho que ver, pero resulta curioso no encontrar carteles de Coca-Cola y de Pepsi a cada paso. Todo es muy tradicional y está muy bien cuidado. Entramos en una tienda de artesanía. Sara ve un collar que le gusta. Tiene una pegatina con el número 85.000. No sabemos si es un número de serie o un precio. En el caso de ser un precio y ser en rupias estaríamos hablando de un collar de casi 1.500 euros. En la parte de atrás de la columna hay uno con el número 600.000. Unos italianos que están comprando preguntan por el precio de otro collar: 142 euros. Pues va a ser que sí es el precio. Sara, por curiosidad, pregunta si el número 85.000 hace referencia al precio y le dicen que sí. Un poco caro esto para ser un país en vías de desarrollo y cerrado al mundo hasta hace 30 años. Lo increíble es el que cuesta 600.000 rupias que son 1.000 euros.
Kuenzang y Rinchen cenarán con nosotros. Kuenzang nos dijo antes que en la escuela las asignaturas se impartían en inglés por lo que prácticamente todo el mundo lo hablaba. Pero Rinchen es más mayor y entiende un poco pero le cuesta hablarlo.
Lo primero que nos traen es una sopa de champiñones, muy rica pero muy caliente. Después, al igual que ayer y esta mañana, comienzan a traer platos y platos de comida. Como siempre arroz que no falte y pollo, champiñones con jengibre, verduras, fideos indios, ternera y verduras..
Durante la cena nos cuenta que el quinto rey está buscando esposa. Tiene 30 años y todavía está soltero. La edad normal para los matrimonios en Bután ha aumentado porque hasta hace poco eran bodas concertadas por los padres en la infancia, pero ahora está entre los 18 y los 20 años. Él lleva dos años casado (y parece un crío) pero todavía no tiene hijos, aunque sí tres sobrinos varones de su hermano mayor. Por supuesto antes nos había preguntado él por nuestros hermanos.
Cuando acabamos con la comida, en realidad cuando paramos porque hay mucha, se llevan los platos y aparecen con una tarta enorme con “Happy Birthday” escrito. Pues menos mal que no les daba tiempo y sólo podían hacer una pequeña celebración. Las camareras la han traído cantando el cumpleaños feliz en inglés. Después de eso Kuenzang le ha dado una bolsa con un regalo. El regalo es una camiseta con los ocho símbolos del budismo y el nombre del país Bután.
Compartimos la tarta con ellos y con las camareras y aún así sobra la mitad. Nos ofrecen meterla en una caja y que nos la llevemos al hotel. Así lo hacemos, tenemos nevera en la suite.
En el coche de vuelta al hotel le preguntamos cuando llegó el primer coche a Bután. ¡Fue en 1.999! Entendemos que diga que el tráfico es caótico porque teniendo en cuenta que sólo han pasado once años la cantidad de coches es enorme.
Para mañana hemos quedado a las ocho y media. Al llegar al hotel entra con nosotros para señalarnos donde está el restaurante donde sirven el desayuno y decirnos que bajemos antes de las 7:30 porque después estará lleno de turistas y tendremos que esperar. Lo que tú digas, pero nos da la impresión de que en el hotel estamos nosotros y el servicio.
Visto el desarrollo, digan lo que digan, y un cartel de un ciber café en el centro de la ciudad intentamos conectar a Sungin. No hay ninguna red disponible. Ni con seguridad ni sin ella, no hay nada que llegue hasta aquí. No podremos ver si alguien ha felicita a Sara por correo, por sms ya sabíamos que no podíamos porque no tenemos cobertura, Orange no debe tener acuerdos con las dos compañías locales.