Lunes, 24/08/2.009 (y 2)
A las tres y media estamos todos en el coche abierto. Además de nosotros cinco está otra americana que debe estar en su segundo día por lo que cuenta. Nos dan una manta a cada uno, dicen que luego hará frío, aunque Mark, el hermano de Dean, que será nuestro guía, también va con bermudas. Nos explica que no hay garantía de ver bicho, que no se asustan por los coches, que no nos preocupemos si un elefante se acerca y agita un poco el 4×4 y que no saquemos mucho cuerpo del coche, porque entonces los animales dejarán de considerar al coche y a nosotros como uno, para pasar nosotros a ser uno, más pequeño y más «cazable».
Nos ponemos en marcha y volvemos a ver a los kudús. Poco después unos simpáticos monos y unos elefantes alejándose entre las ramas y la hierba (que esta muy alta). Más tarde, pero mucho más tarde, como unos 45 minutos más tarde, apareció un rinoceronte negro al lado de la carretera. Esto hace que el día de hoy ya merezca la pena. Nuestra aspiración era ver un león macho adulto y un rinoceronte cerca, por ahora ya hemos conseguido el rino.
El resto de game drive es bastante flojo además de que la sensación de frío es muy grande. Cuando para el coche se nota que no hace tanto frío, pero en marcha, como está todo abierto corre mucho viento. En esa parte «floja» vimos unos antílopes curiosos, Mark nos explica que no los atacan ni los leones, ni los leopardos, ni los guepardos, segregan un olor muy fuerte y desagradable que los aleja; un par de fagoceros; unas cebras de Burchell, una manada con un macho y sus hembras; unos impalas; la charca de los hipopótamos, aunque estábamos muy lejos y no se veía prácticamente nada el resto se ha emocionado con sus prismáticos; y para acabar unos búfalos normales. Aunque los elefantes los hemos visto un poco en medio de la hierba alta, hoy hemos visto tres de los cinco grandes, sólo nos faltan el león y el leopardo.
Los game drives diurnos acaban a las seis, que es cuando cierra el parque y cuando se pone el sol. Quedamos a las siete para la cena. Entre todos nuestros adaptadores de enchufes no hay ninguno que se ajuste a los de aquí, tienen tres patillas redondas muy gruesas en triángulo y la de arriba es mucho más larga. En la tienda tienen desde comida hasta camisetas, pasando por postales y sellos, linternas, carbón y también adaptadores.
La cena, que en el programa aparecía como barbacoa preparada por el guía, se queda en buffet libre en el restaurante, que tampoco está mal. El problema es que habían reservado una mesa para siete, nosotros seis y el guía, y han preparado una de cuatro. Nos colocan en otra mesa de dos y el guía comerá en otro sitio. Pasa poco después para ver si está todo bien y recordarnos que mañana saldremos a las seis de la mañana.
Después de unos platos, cuando nos levantamos para irnos, nos traen la cuenta. Les decimos que está incluido en el viaje. Van a preguntarle a nuestro guía y vuelven diciendo que ahora vendrá. Mala señal, debería haber dicho que estaba todo incluido y que ya pagará él. El caso es que poco después llega el camarero con unos billetes y nos dice que ha pagado Mark por nosotros… esperemos que mañana no nos lo pida. Pagar está claro que no lo vamos a hacer, en nuestra reserva (que traemos impresa) está bien claro que las cenas y los desayunos están incluidos.
Son poco más de las ocho, es noche cerrada y no hay nada más que hacer que lavarse los dientes, escribir el diario y, si acaso, jugar un poco a las cartas. Mañana toca levantarse a eso de las cinco y media para el early morning game drive. Según nuestra experiencia de Tanzania, será sólo levantarse antes para no ver nada y pasar frío (aquí será más todavía)… pero nunca se sabe.