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Perú (XXIII), city tour Cuzco

Miércoles 06/05/2009 (3)

Llega uno con dos plazas y nos montamos, Sara en una fila y yo delante. El que está mi lado comienza a hablar conmigo. Me pregunta por las similitudes entre las iglesias de Perú y las españolas. Le digo que dado que casi todas las de Perú las hicieron los conquistadores españoles son prácticamente iguales, pero que hay una diferencia y es que aquí son mucho más grandes, no había problema de espacio. A diferencia del arqueólogo, éste ve normal lo que pasó. Me dice que si él compra un terreno está claro que tirará todo lo que haya para construir a su gusto y que eso es lo que pasó entonces: ganaron y se lo repartieron a lo grande, que es lógico. El último que llega destruye lo anterior para ponerlo a su gusto. Lo cierto es que tiene razón, pero no por ello deja de ser triste que haya que destruir lo que había siendo tan bello.

La hora y veinte que se tarda en llegar a Cuzco da para hablar de viajes, de comida, de fútbol, de política, de corrupción y hasta de terrorismo y Osama Bin Laden. Un tipo muy agradable Julio. Tan agradable que se ofreció a acompañarnos hasta casi la estación de tren. Aunque el día estaba yendo muy bien, con diálogo con la gente y el tiempo bien aprovechado, no perdíamos de vista que teníamos que ir a la agencia de nuestro «amigo» Alfonso a que nos dieran los billetes del autobús nocturno a Puno y a decirles cuatro verdades.

Por el camino Julio nos muestra un cuy vivo. Lo llevaba en una caja todo el tiempo. Nos dice que los crían en casa y que ése lo lleva como macho reproductor. La verdad es que vivo recuerda muchísimo a una cobaya (lo que es) y nos resulta duro que tengan al animal unos tres o cuatro meses cebándolo para luego comerlo. Yo no podría le cogería cariño.

Nos despedimos de él y recuperamos nuestro cabreo para llegar a tope a la agencia. Nos pasamos el número y al preguntar nos indican una puerta que es de un garaje y que tiene un telefonillo con el nombre de la agencia. Da la impresión de que es una tapadera y que funcionan como un apartado postal. Llamamos y en ese momento sale una chica con un chaleco con su logo y se va. Entramos nosotros y llamamos a la única puerta que hay. No abren. No puede ser que la única que había se acabe de ir y nos hayamos quedado tirados. Aporreamos la puerta con más energía y nos abren.

La conversación derivó hacia que nos habían engañado y que queríamos los billetes. La chica que estaba allí trata de llamar a Alfonso, porque otro nos ha explicado que ellos no compran billetes de autobús que eso lo ha hecho Alfonso por su cuenta y que es el que los tiene. Hasta ese momento ya les habíamos dicho que si el domingo no llamamos nos dejan tirados; que sin saber si iban a venir a buscarnos Alfonso llegó un cuarto de hora tarde; que el tour que hicimos no tenía todo lo que nos habían dicho; que tuvimos que estar más de una hora esperando los billetes de tren en Ollantaytambo y que cuando llegó el que los traía nos dijo que él llegó a su hora, que le dijeron a las 18:30; que sólo había una entrada a Machu Picchu y que no nos supo decir por qué; que no había nadie en la estación de Aguas Calientes esperándonos cuando llegamos; que en el hotel pensaban que sólo íbamos a estar una noche; y que la guía nos tuvo 40 minutos esperando en la puerta de Machu Picchu, Resulta que la guía está en la oficina. La llaman a donde estamos nosotros y de nuevo con su sonrisa nerviosa dice que se fue el autobús cuando llegaba y que luego tuvo que esperar a que se llenara para que se pusiera en marcha. ¿Y, es que es eso problema mío?

Alfonso está en el aeropuerto, tratando de engañar a otros claro, y dice que no hay problema, que tiene los billetes y que luego nos los da. En ese momento la charla pasó a mayores, ya estábamos cansados de los «luego» y de los «no hay problema». Preguntamos por la comisaría de la policía turística para denunciarles a todos. Julio, qué casualidad como el del combí, que parece un poco responsable del tema, nos dice que no hay por qué denunciar, que lo hablemos tranquilamente y que si luego seguimos queriendo él mismo nos llevará para que lo hagamos, pero que sea sólo a Alfonso y que no mezclemos a la agencia. Otro que nos toca la fibra sensible, la agencia ha des-coordinado todo lo posible, así que de rositas tampoco se van a ir.

La llamada telefónica con Alfonso acabó en un grito de Sara exigiendo los billetes ya, seguido de un colgado brusco. Salgo a preguntar a otra agencia, la calle está llena, por el recorrido de los alrededores de Cuzco que queremos hacer. Estamos en tiempo y son 10$. Cuando voy a otra a preguntar el precio veo que llega Alfonso. Sin decirle nada entro con él en la oficina.

Lo primero exigirle nuestros billetes. Se hace el remolón intentando explicarse, hasta que el tal Julio le dice que nos dé los billetes de una vez y que luego ya hablaremos. Con los billetes en la mano y la fecha y hora confirmada empieza el careo y todo va cayendo. El error de los billetes inicial es totalmente responsabilidad de la agencia. El hecho de que el tour no fuera lo que él nos dijo es totalmente suya, es más, trata huir hacia adelante nos dice que desde el principio nos lo ofreció en su coche privado. Mentira, es más cuando el lunes le preguntamos por el tipo de boleto turístico que teníamos que comprar nos dijo que cogiéramos el parcial porque no nos daba tiempo a hacer el city tour, que es lo que ahora «recuerda» que íbamos a hacer en su coche. La de la agencia nos dice que la persona que nos tenía que llevar los billetes a Ollantaytambo salió de Cuzco a las cuatro y que no entiende cómo puede no asumir su responsabilidad y decir que a él le dijeron a las 18:30. Otra cosa que después cae, porque ella le echa en cara a Alfonso que nos dijera a las 17:30 cuando ella le dijo que mejor a las seis.

Ninguno quiere dar su brazo a torcer y decidimos reservar el tour en la otra agencia antes de que se nos haga tarde. Le pregunto a Julio, por tocar las narices, cuál es el precio del tour y me dice que nos lo da gratis, que él lo organiza que no nos preocupemos. Esto es como volver a lo mismo, de nuevo «organización» y «no preocuparse», justo las dos cosas que no son capaces de hacer. Pero aceptamos su oferta, aunque seguimos dejando claro que de ahí nos vamos a la comisaria. En algún momento incluso Julio le hizo callar a Alfonso y comentó que ya hablarían luego. Alfonso se defendía diciendo que él lo había hecho bien y que tenía la conciencia limpia. En realidad excepto que nos mal-informó (engaño total) sobre el recorrido del tour es cierto que el resto de problemas no han sido culpa suya… o eso parece. Pero el hecho de que le hallamos llamado por teléfono un montón de veces dejándonos un dinero y que no haya respondido ni la mitad de ellas tampoco le deja en buen lugar. Para empezar el sábado nos dijo que si queríamos el domingo comía con nosotros en el restaurante que nos recomendó, y ese domingo se fue de viaje con su familia fuera de Cuzco. Que nos parece perfecto, pero para qué pillarse los dedos ofreciendo algo que no puedes cumplir.

Entre unos y otros no paran de echarse culpas. Julio dice que la jefa lo ha oído todo y que tomará cartas en el asunto. Las cartas las tomamos nosotros, que tenemos casi una hora hasta la salida del tour y no tenemos más que hacer que seguir quejándonos, así que, le pedimos que le diga a la jefa que salga, que queremos hablar con ella.

Otra vez la charla, incidiendo particularmente en el hecho de que nadie nos ha pedido perdón o disculpas por todas los errores que han ido cometiendo y que siempre han escapado con un “llego en cinco minutos”, “no hay problema” o “está todo coordinado”. Tres frases mágicas que han sido siempre mentira. La jefa nos da la razón en todo y ciertamente parece, en algunos momentos, que lo está pasando mal, y eso que no estamos haciendo toda la sangre que podemos. Ella asegura que lo han hecho todo de buena fe, estaría bonito que lo hubierais hecho para fastidiarnos las vacaciones. Entiende que estando de vacaciones lo que menos quieres hacer es esperar, ya sean unos billetes que no llegan o una guía en la puerta del Machu Picchu que es el motivo del viaje.

Finalmente nuestro city tour, se ha convertido en un tour privado. Un guía vendrá a por nosotros en su coche y nos lo explicará todo. Eso sí, el guía llegará “en cinco minutos”. Para acabar les decimos que ni la comisión que se auto-asignó Alfonso, ni ninguna otra que se lleve la agencia se la merecen, que han hecho un trabajo pésimo y que no sólo no les recomendaremos, sino que, hablaremos mal de ellos.

Nuestro nuevo guía se llama Víctor Gallegos, lo que deja claro su origen. Es una persona muy agradable y que demuestra estar preparado y saber de lo que habla. Nos lleva a Sacsayhuamán. Por el camino nos para en una vista panorámica de Cuzco y nos cuenta muchas cosas de la ciudad. El hecho de que se llame Cuzco sólo por la similitud con el Qosco original, pero que no hay traducción ninguna. De hecho Cuzco en castellano significa “perro pequeño”. Que la ciudad tiene 19 iglesias y que sólo una, la de San Sebastián, está de espaldas a la plaza de armas. Que en tiempos de los incas la plaza de armas, la del Regocijo y la de San Francisco eran un único espacio abierto en el que se realizaban ceremonias y mercados. Al lado de donde paramos se eleva un Cristo como el del Corcovado. Fue un regalo de la comunidad hebrea-palestina en la década de 1.940.

Como curiosidad nos dice que el Cristo del Corcovado no es el más grande de Sudamérica, que el mayor está en Bolivia, pero que el brasileño, al estar en una montaña, parece mayor. Respecto a lo de que Cuzco tuviera forma de puma nos da su opinión personal, que es que no lo cree. Similar al caso del inca mirando al cielo de Machu Picchu, según él, alguien viendo una foto y con imaginación sacó el parecido y lo “promocionó” de esa manera. En cualquier caso la leyenda indica que la cabeza sería Sacsayhuamán, el vientre la plaza de armas (por eso el ombligo del mundo) y los testículos el Qoricancha, el templo del Sol. Como ya nos contó Karen, Víctor tampoco opina que el dios principal inca fuera el Sol, para él el Sol era el motor de la vida inca, el que les calentaba, el que ayudaba a germinar las semillas, el que marcaba las fechas, pero no su deidad principal, que era Viracocha.

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Comentarios

  • JAAC
    25 junio, 2009 a las 14:32

    ¡Ah! y Karen y Víctor fueron unos guías estupendos.

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  • JAAC
    25 junio, 2009 a las 14:32

    Bueno, no te creas, que si no fallan en el tema del tren no habría sido tan terrible y sobre todo que no creo que fallen con todos! jajaja

    De todas formas: Andean World Expedition's. Eso sí, el precio nos pareció muy bueno y eso de hacer el cambio de dólares a euros directamente en Google (con cambio oficial) estuvo muy bien 🙂

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  • Alicia32
    25 junio, 2009 a las 07:32

    Bueno, pues al final le cantásteis las cuarenta…Muy bien hecho, aunque da rabia que en vacaciones te alteren de esa manera..¡¡sólo de leerlo estaba alterada!! Bueno, ahora sólo te falta decir el nombre de la agencia..no quiero caer en la misma piedra…

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