Domingo 03/05/2009 (2)
A la derecha del altar mayor se encuentra otra pintura de la última cena con motivos andinos, de nuevo el cuy en el centro y la chicha para beber, también hay cubiertos de metal. Los anacronismos y “errores” de localización de la escuela andina. También a la derecha se encuentra la capilla del cristo de los Temblores. Nos lo contó nuestro guía ayer en el templo del Sol, donde se conserva una pintura. La leyenda cuenta que la imagen, en madera negra, se construyó en España y que fue traída a Cuzco en barco. Durante la travesía hubo muchas tormentas y los marineros le dieron al Cristo el sobrenombre de Cristo de las Tormentas, al mantenerlos sanos y salvos hasta su destino. Una vez en Cuzco y conociendo la historia se acabó por transformar en el Cristo de los Temblores debido a los terremotos frecuentes que sufría la ciudad. El hecho es que nos dijo que parece que es una leyenda porque en las últimas labores de restauración llevadas a cabo en la imagen se han encontrado en su interior hojas de maíz y de coca como ofrenda, plantas que no existían todavía en España en esa época.
Al salir vemos una especie de pasillo formado por los fieles desde el altar hasta al sacristía, hay algunos con panes, otros con flores, niños,… Está claro que los niños no son una ofrenda, pero pensamos que tal vez los panes y las flores sí que sean una ofrenda al párroco y a la iglesia por extensión. Cuando pasa el cura lo que hace es lanzar agua bendita con unas hojas y bendecir a los fieles. Los panes y las flores se van con sus dueños, eso sí, bendecidos.
Camino del hostal encontramos de nuevo al equipo de National Geographic prácticamente en el mismo sitio que estaban hace más de una hora. Ahora están frente a la piedra de los doce ángulos con una familia típica andina delante haciendo fotos. Están la madre con su vestido tradicional y dos niños también con vestido tradicional, uno de los cuales lleva un cordero en una bolsa. A esta hora se aprecia mucho mejor el color verde de las piedras del muro.
El desayuno no es gran cosa: tres panes que parecen de pita, y mantequilla y mermelada. Para beber Sara pide un mate de coca y yo leche. Subimos a la habitación a descansar un poco antes de ducharnos y volver a salir. Casi todo estará cerrado, aunque tampoco hay mucho más que vez que calles y casas coloniales, casi todo desde el exterior. Hay más museos y alguna que otra iglesia, pero ya hemos visitado bastantes. Pasearemos y dibujaremos.
En la plaza de Armas nos encontramos con un desfile al que da la impresión de que han acudido altos cargos de la ciudad. Por megafonía dicen algunos pero tampoco nos enteramos muy bien. El caso es que pasan promociones y promociones del colegio de La Salle, los profesores, los alumnos, un poco de todo. El sol pica y esto no es demasiado interesante, podrían ir con trajes típicos en lugar de con americanas. También salen un montón de niños con banderas del mundo (la española no está) y al final las gloriosas tropas cuzqueñas del glorioso Perú. El nacionalismo de la ciudad y del país es un poco exagerado.
Cuando se acaba el desfile militar, después de todos los civiles, se agradece la presencia y se da por terminada la parada. Los altos cargos se van pero la gente se queda, porque ahora es cuando empieza lo bueno, las comparsas de la ciudad, con sus trajes y sus músicas llegan a la plaza. Para cuando pasan los últimos frente a la catedral el palco de autoridades ya está desmontado. Estos últimos son de lo más curioso, cubiertos de lanas negras mayormente y luego trozos arcoiris montan un escándalo tremendo cada vez que una chica con minifalda o pantalón corto pasa a su lado… nos pareció que tenía un trasfondo religioso al principio, pero visto lo visto suponemos que fue un error de apreciación.