La Cappella Palatina y el Palacio de los Normandos, Palermo

¿Qué ver en Palermo? Prácticamente cada esquina pero, casi seguro, lo primero que un palermitano te sugerirá será el palacio de los Normandos y su Cappella Palatina.

Palermo es una ciudad con un encanto especial. Sí, es cierto, no está nada cuidada, es sucia –excesivamente sucia– y ruidosa, pero sus mercados callejeros, su ambiente, su gente, su comida… un conjunto de factores difíciles de explicar que hacen que tenga un atractivo único.

Paseando por Palermo: arquitectura y más

Otro de los motivos que hacen de Palermo una ciudad especial está en sus calles: sus grandes obras arquitectónicas. Ya habíamos tenido ocasión de comprobarlo en nuestra primera visita. Desde el Teatro Massimo –que se hizo “famoso” por El Padrino III– hasta el palacio árabe de La Zisa, pasando por las numerosas iglesias de la ciudad –incluyendo, naturalmente, la catedral–, está claro que los amantes de la arquitectura no quedarán defraudados.

Para quien se sienta atraído por lo macabro, están las escalofriantes catacumbas de los Capuchinos, en el monasterio homónimo.

Cuatro años después volvimos a Palermo, de paso hacia nuestro destino final: las islas Egadas, en concreto a Favignana. Un autobús directo une el aeropuerto de Palermo con Trapani –desde donde sale el ferry a las islas– pero no volver a pasar por la capital siciliana estando tan cerca habría sido una pena así que ¡allí que volvimos!

La Cappella Palatina, la joya de mosaicos

Volvimos porque, además de encantarnos la ciudad, nos faltaba algo por visitar: la Cappella Palatina de Palermo. Lo habíamos intentado en nuestro anterior viaje, pero unas obras de restauración que duraron 800 días y que acabaron en el verano de 2008 lo impidieron. Había que volver y lo cumplidos.

Sólo ella bien merece una visita a Palermo. Participaron en su construcción, en el siglo XII –fue consagrada el 28 de abril del año 1140– operarios y artistas bizantinos, árabes y locales, un encuentro de culturas que dio como resultado un lugar único. Lo más impresionante son los mosaicos que la recubren, como los del Pantocrátor en la cúpula o el bautismo de Cristo en la pared derecha del ábside. No podrás evitar, como no pudimos nosotros, pensar en los monumentos bizantinos Patrimonio de la Humanidad de Rávena.

La Cappella Palatina es, en realidad, una iglesia dedicada a San Pedro Apóstol, y su función era la de capilla del palacio real. De hecho, fue mandada construir por el rey Ruggero II d’Altavilla, “Ruggero il normanno”, en el interior del Palazzo dei Normanni.

El Palacio de los Normandos

La entrada a la Cappella Palatina incluía –parece que ahora hay una entrada conjunta más cara– una visita guiada (sólo en italiano) al Palacio de los Normandos. En ella se explicaba la intensa historia vivida en este edificio –actual sede del parlamento siciliano–, reflejo de la historia de Sicilia y de sus muchas dominaciones. Particularmente bellas son la sala de los vientos y la sala di Ruggero, del mismo periodo que la Cappella Palatina con mosaicos de motivos florales y animales.

Información práctica para visita la Cappella Palatina: precios, horarios, guías…

La Cappella Palatina de Palermo sigue siendo un lugar de culto lo que, unido a su pequeño tamaño, hace que no se pueda visitar durante las misas. El horario de visitas es de 9 a 17 de lunes a sábado y de 8:30 a 9:40 y de 11:15 a 13:00 los domingos. Estos horarios pueden verse afectados por misas y celebraciones especiales.

El precio de la entrada a la Cappella Palatina es de 8 euros y, con el acceso al Palacio de los Normandos, 12 euros.

Siguiendo el consejo de su página oficial, lo mejor es llamar por teléfono para confirmar desde los horarios hasta el precio. El precio no lo hemos encontrado en su página oficial, por lo que no estamos seguros de que no haya cambiado.

Hay que saber entenderla, pero Palermo enamora.