Uno de los monasterios más antiguos de Galicia, inmerso en uno de los bosques atlánticos más grandes y mejor conservados de Europa. Un ábside románico que sobresale entre el verde más verde de las fragas gallegas. Un rincón único de A Coruña al que puedes llegar caminando entre esas fragas… o en autobús. Da igual que te gusten la naturaleza, el senderismo, la historia o el arte. El monasterio de Caaveiro te está llamando.
Ya hemos hablado de las Fragas do Eume y de todas las maravillas –naturales y arquitectónicas– que puedes disfrutar en ellas. Pero no podíamos dejar de hablar en detalle de su rincón más famoso.
Aquí tienes todo lo que necesitas saber sobre el monasterio de Caaveiro. Desde su historia a lo que te encontrarás cuando lo visites y, por supuesto, información práctica.
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Vas a visitar el monasterio de Caaveiro, pero no será lo único, ¿no? Para completar tu viaje, echa un vistazo a nuestro artículo Qué ver en los alrededores de Ferrol, Ferrolterra.
El monasterio de Caaveiro: historia y leyenda
El monasterio de San Juan de Caaveiro –mosteiro de San Xoán de Caaveiro en gallego– tiene, como todo buen edificio medieval, una historia larga y muy intensa. Nació en el año 936 como ermita para anacoretas. Y es que, si hoy es de difícil acceso, imagina entonces… Lo fundó, como muchos otros monasterios gallegos, el abad Rosendo –futuro San Rosendo–.
¿Sabías que…?
Según la leyenda, un día de tempestad, el abad exclamó: ”¡Oh, qué día tan malo!”, al asomarse a la ventana de su celda. Enseguida se arrepintió de su crítica a una obra divina y arrojó al Eume su anillo abacial pidiendo a Dios que se lo devolviera cuando le hubiera perdonado. Siete años después, el cocinero del monasterio encontró el anillo en el vientre de un pescado. Rosendo había sido perdonado.
Fue monasterio benedictino, luego agustino –los agustinos levantaron una segunda iglesia– y llegó a su máximo esplendor en el siglo XIII. Su iglesia principal obtuvo incluso el título de Real Colegiata, que conservó hasta finales del siglo XVIII. Luego llegaron el abandono, la desamortización de Mendizabal y casi la ruina. Hasta que, en 1896, un señor de Madrid al que claramente no le faltaba el dinero, Pío García Espinosa, se lo compró al arzobispado de Santiago de Compostela y lo restauró a su manera. ¿Para qué lo quería? Pues como casa de campo, algo así como un castillo romántico en medio de su flamante coto de caza y pesca. Eso sí, conservó la iglesia más antigua y reservó una casa para un canónigo que podría oficiar misa si don Pío quería.
Más tarde, pasó a mano de sus herederos y, de nuevo, fue abandonado y volvió a estar casi en ruina, hasta que lo expropió, en 1980, la Diputación de A Coruña. A ellos se debe su actual restauración.
La visita a San Juan de Caaveiro: qué encontrarás en su interior
El monasterio de San Juan de Caaveiro estaba formado por dos iglesias y diferentes edificaciones que se fueron construyendo a lo largo de los años. Las que quedan, las irás descubriendo poco a poco a medida que “subas de nivel”: el monasterio se construyó en terrazas sobre un peñón. Primero, los antiguos hornos, hoy puesto de los guardias de seguridad. Luego, las caballerizas, la oficina desde donde salen las visitas guiadas. De las tres casas canonicales que precedían la muralla no queda nada: fueron derribadas por don Pío que aprovechó el espacio para hacerse un ¡jardín de palmeras! Sí, en medio de un bosque atlántico…
En el siguiente nivel está el edificio más interesante y llamativo del complejo. El protagonista de casi todas las fotos, que te dará la bienvenida con su ábside románico y campanario barroco: la iglesia de Santa Isabel, del siglo XII-XIII. La original, construida por los benedictinos.
En la sacristía se conservan unas antiguas pilas para que los monjes se lavaran las manos, utensilios litúrgicos y una reproducción del hábito de San Rosendo.
¿Sabías que…?
Según una leyenda urbana, bajo la sacristía había unas celdas en las que se torturaba a presos haciendo caer sobre ellos gotas de agua. En realidad, parece que había unos simples almacenes y que la imaginación de los niños que jugaban entre los edificios abandonados hizo el resto.
Junto a la sacristía estaba la iglesia abacial, que don Pío mandó derribar. Los dos grandes edificios que sí quedan son las dos casas canonicales que transformó en su residencia una y en casa de invitados la otra. La primera tiene tres plantas, lavadero, un arco conopial del siglo XV… y la segunda se ha museizado y hay una maqueta del aspecto que debía tener el monasterio en el siglo XVIII.
Detalles del monasterio que descubrirás con la visita guiada
Ya hemos dicho que la pequeña iglesia de Santa Isabel es un compendio de toda la historia del monasterio. Su planta es la original, del siglo XII-XIII, como su ábside románico. Eso sí, la torre-campanario es del siglo XVIII, el muro sur fue reformado en época gótica y el resto –fachada, techo, interior…– es neorrománico: obra de don Pío en el siglo XIX. Algunos cambios de estilo son muy claros, pero de la mayoría de detalles nos enteramos gracias a ir acompañados del guía.
Nos señaló, por ejemplo, los cinco canecillos de la pared sur que soportan el alero, románicos –no se sabe si originales de Santa Isabel o de la otra iglesia, San Juan–, pero colocados ahí en el siglo XIX. Son muy curiosos, sobre todo los tres centrales, figuras desnudas y en cuclillas que seguramente representen los pecados capitales: ¡la lujuria es muy clara!
También nos explicó el significado del escudo del campanario, en qué iglesia de Santiago está inspirado, nos enseñó las marcas de cantero en algunas piedras del monasterio, las almenas que colocó don Pio en su casa, los aleros y las gárgolas de otra reforma del siglo XVIII, las piedras originales que soportaban las vigas de madera de los antiguos balcones corridos de los monjes…. Si sientes curiosidad, tienes muchísimos detalles en este pdf.
¿Sabías que…?
En el monasterio no había claustro. Se sustituía con esos balcones corridos que los monjes podían usar cuando hacía buen tiempo. Cuando hacía malo, siempre estaban las ventanas tipo faladoiro.
Cómo llegar al monasterio de Caaveiro: acceso en coche, ruta de senderismo y bus
En verano –de mediados de junio a mediados de septiembre– y en Semana Santa no se puede llegar en coche hasta la entrada del monasterio. La carretera es muy estrecha y no soporta el tráfico de visitantes. En nuestro artículo sobre las Fragas do Eume lo contamos en detalle, en esa época hay un autobús gratuito que lleva al monasterio en unos 15 minutos desde el Centro de Interpretación de Caaveiro. Sale cada media hora de 10:30 a 13:30 y de 16:00 a 20:00. La última vuelta es a las 21:30. En la web oficial están los horarios actualizados.
La otra opción es llegar andando. La ruta de senderismo que llega hasta el monasterio de Caaveiro es la más famosa de las Fragas do Eume: el camiño dos Encomendeiros. Unos 5,5 km que siguen el curso del Eume desde el puente colgante de Cal Grande. De nuevo, en nuestro artículo sobre las Fragas do Eume tienes los detalles.
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También puedes coger el autobús en una dirección e ir a pie en la otra. Pero recuerda: las plazas son limitadas y hay que reservarlas directamente en el autobús cuando llegues al Centro de Interpretación de Caaveiro, no puedes reservarlas desde el monasterio.
Información práctica: horarios, precios y visitas guiadas
La visita al monasterio de Caaveiro es gratuita. El monasterio, en principio, está abierto todo el año de 10h a 20h, pero, si vas fuera de la temporada de verano, te aconsejamos llamar antes de ir al número de información del parque de las Fragas do Eume (981 43 25 28) por si acaso.
Las visitas guiadas, también gratuitas, son a las 11:15, 12:15, 13:15, 16:00, 17:00 y 18:00. En verano hay todos los días, mientras que en invierno son solo los fines de semana –de viernes a domingo–.
Sí, el monasterio de Caaveiro te está llamando, ahora lo tienes aún más claro, ¿no?
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