Campanilismo. Me gustan esas palabras italianas que no tienen traducción –o eso creo– al español. La palabra es italiana pero el concepto es universal: un apego exagerado y exclusivo hacia tu ciudad/pueblo y hacia sus costumbres y tradiciones. Un apego que lleva a cierta rivalidad o incluso hostilidad hacia otras poblaciones, sobre todo vecinas. ¡De ahí que cada una quiera un campanario más alto –campanile es campanario en italiano–!
Bueno, que me enrollo. Yo soy de una pequeña ciudad llamada Jesi y siempre ha habido cierta competencia con la capital de mi región: Ancona. Además, ellos son los de la costa, los “pescaderos” y nosotros los del interior, los “campesinos”.
Pero, visto con perspectiva y aunque, objetivamente, Ancona no sea una de las ciudades más bonitas de Italia –los bombardeos de las dos guerras mundiales la dañaron bastante– no se puede negar que tiene rincones que merecen, y mucho, la pena. Nos vamos de paseo turístico por Ancona, te llevo a descubrir todos esos rincones… ¡quién hubiera dicho que una jesina se encargaría de tal tarea!
La catedral de San Ciriaco y las vistas sobre el puerto de Ancona
Si subes andando a la catedral de San Ciriaco, tendrás que hacer un poco ejercicio pero te aseguro merecerá la pena. Las vistas sobre el puerto de Ancona, sobre todo al atardecer, pagan con creces el pequeño esfuerzo. Por cierto, Ancona, por su posición, es una de las pocas ciudades donde se pueden ver el amanecer y el atardecer sobre el mar. Curioso, ¿no?
Después de admirar el mar, toca darse la vuelta: ahí está la catedral de Ancona con su escalinata, sus leones y su fachada puntiaguda. Es el símbolo por excelencia de la ciudad y se alza en la colina donde, en su día, se erguía el templo romano dedicado a Venus, del que queda todavía algún resto.
No olvides entrar y disfrutar de esa belleza tan discreta de una catedral románica y de alguna floritura entre tardo-barroca y neoclásica, como el altar del arquitecto Vanvitelli, que volverás a encontrás más adelante…
El arco de Trajano: el mayor legado romano en Ancona
1.900 años de edad no los tiene cualquiera… pero sí el arco de Trajano de Ancona, el monumento romano más importante de la ciudad, junto con el anfiteatro.
Ponte en situación: eres un senador romano y tu emperador, Trajano, ordena ampliar el puerto de Ancona, puerta hacia Oriente. De ahí parte hacia las guerras dacias y vuelve ganador. ¿Qué haces? Pues construir, al menos, un arco conmemorativo a tu emperador, ¿no? Así nació el arco de Trajano: como regalo del Senado y del pueblo de Roma al emperador victorioso. 14 metros de altura, marmol turco y, parece, arquitecto sirio: el famoso Apolodoro de Damasco. Encima del arco se alzaban las estatuas en bronce del emperador, de su mujer Plotina y de su hermana Marciana, pero las robaron los sarracenos en el siglo IX.
La iglesia de Santa Maria della Piazza: románico en estado puro
Ya en el centro de la ciudad, hay otra pequeña joya románica: la iglesia de Santa Maria della Piazza. Es mucho menos conocida que San Ciriaco pero, si pasas enfrente, seguro que su fachada no te deja indiferente. Por sus esculturas y porque parece inacabada… Una cosa a la vez. Primero las esculturas: la parte inferior de la fachada está totalmente cubierta por pequeños arcos ciegos y en el centro hay un bajo relieve bizantino que representa la Virgen orante que viene ¡de Constantinopla! Sí, y también hay otros dos bajo relieves bizantinos: uno que representa al arcángel Gabriel y el otro a un pavo –el animal, no a un amigo del arcángel–. Y ahora lo segundo: la parte superior de la fachada. No está sin terminar, lo que pasa es que se derrumbó en el terremoto de 1690 y se reconstruyó en ladrillos.
Cuando fuimos nosotros estaba cerrada pero dentro se puede ver, a través de un cristal, el suelo en mosaico de la anterior basílica paleocristiana de San Esteban sobre la que está construida.
Las fachadas gótico-venecianas de San Francesco delle Scale y Sant’Agostino
Si hablamos de fachadas que no pasan desapercibidas, tenemos que hablar de las de las iglesias de Sant’Agostino y San Francesco delle Scale. Otras que harán que tu cabeza gire hacia ellas casi automáticamente, ¡cuidado con la tortícolis!
La Serenísima República de Venecia llegó también a Ancona y las dos fachadas, ambas obras del mismo artista dalmata –Dalmacia, ahora en Croacia, entonces era parte de la República de Venecia–, Giorgio Orsini o Giorgio da Sibenico, son prueba de ello.
Del que fue el monasterio y de la iglesia de Sant’Agostino, acabados a finales del siglo XV, queda sólo este portal… ¡pero qué portal! Elementos góticos, renacentista y las estatuas de Santa Mónica, San Nicolás de Tolentino, San Simpliciano y el beato Agostino Trionfi están ahí para recordarte la grandeza de Venecia.
Mucho más vistosa aún es la fachada de la iglesia de San Francesco delle Scale que tiene un toque escenográfico más: la gran escalinata monumental que la precede. ¡Si no la notas es que estás muy despistado! Aquí las esculturas representan a San Francisco, San Antonio de Padua, San Luís de Tolosa, San Bernardino de Siena y Santa Clara.
La loggia dei mercanti: también hay arquitectura civil veneciana
No sólo de iglesias vivían los venecianos… también construyeron edificios civiles. Muy cerca del puerto levantaron la loggia dei mercanti –logia de los mercaderes en italiano– para dar espacio a todas las actividades ligadas al comercio y a la navegación. Como las dos iglesias, su fachada también es del siglo XV, también de Giorgio Orsini y también está llena de esculturas. Pero aquí no hay santos, aquí las protagonistas son la Esperanza, la Fortaleza, la Justicia y la Caridad, todas virtudes del buen mercader cristiano. En el centro, además, está el caballero armado con espada, símbolo de la ciudad.
La Crucifixión de Tiziano en la iglesia de San Domenico
Cuando fuimos a Ancona la iglesia de San Domenico estaba cerrada. El terremoto que golpeó el centro de Italia llegó también aquí y, aunque en Ancona no ha habido grandes daños, estaban haciendo controles en la iglesia. Una pena porque conserva una obra de Tiziano: la Crucifixión.
El museo arqueológico nacional de las Marcas, museo archeologico nazionale delle Marche
Si sólo tienes un día en Ancona, no podrás dedicarle todo el tiempo que merece, pero, aún así, podrás ver las obras más representativas del Museo Archeologico Nazionale delle Marche, como hicimos nosotros. Tiene una de las colecciones arqueológicas más importantes del país, además de estar frente al mar en un edificio del siglo XVI y contar con algunas salas llenas de frescos.
En la sección de prehistoria nos encontramos con la “Venus” de Frasassi, de hace 20.000 años, hecha con piedra calcárea de las estalactitas y estalagmitas de las grutas de Frasassi. En la sección pre-romana con armas que dejaron los Picenos –la población autóctona– y los Galos Senones. En la sección helenística con ánforas áticas y… ¡ralladores de queso griegos! Y luego, claro está, ¡llegan los romanos!
En el museo hay también una réplica de los “bronzi di Cartoceto” –los originales están en Pergola di Cartoceto, a unos 100 km de Ancona–: el único grupo ecuestre romano de bronce dorado que aún se conserva. Hay dos copias en el museo, una en una sala interior y otra fuera de él, ¡encima del techo!
La pinacoteca civica Francesco Podesti
El otro museo imprescindible de Ancona es la Pinacoteca Civica Francesco Podesti. Nosotros fuimos por la exposición temporal del “Chico mordido por una lagartija” de Caravaggio, y nos encontramos con un museo relativamente pequeño pero muy interesante. Ha vuelto a abrir sus puertas en 2016 tras unos años de rehabilitación y ahora, al histórico palacio Bosdari que lo acogía, se ha añadido otro edificio conectado a través de pasarelas y espacios contemporáneos. Durante las obras se han recuperado trozos de la antigua muralla pegados al palacio.
La verdad es que sólo el edificio merece una visita. Y luego, por supuesto, están los cuadros. Uno de los más importantes es la “Pala Gozzi” de Tiziano, la primera obra firmada del pintor veneciano. Es muy curioso mirar la parte posterior del cuadro, con sus bocetos, entre ellos el de un querubín.
La mole vanvitelliana: ex lazareto y ahora espacio cultural
Al lado del puerto hay otro edificio que no puede pasar desapercibido. Al fin y al cabo estamos hablando de un espacio de casi… ¡veinte mil metros cuadrados! Es el antiguo lazareto de Ancona, construido en el siglo XVIII por el arquitecto del Papa –Ancona entonces era parte del Estado de la Iglesia– Luigi Vanvitelli, de ahí el nombre que se le da ahora: mole vanvitelliana.
En sus casi trescientos años de historia ha sido, además de lazareto, hospital militar, cuartel militar, refinería de azúcar, base militar durante las dos guerras mundiales y fábrica de tabaco. Ahora es un centro cultural donde hay exposiciones, espectáculos teatrales, reseñas cinematográficas, etc. Hay también un museo, el Museo Tattile Statale Omero, dedicado a los ciegos, que, según su descripción, quiere ser una “enciclopedia tridimensional de la historia del arte”. Hay reproducciones de esculturas de todas las épocas: desde la antigua Grecia a la época contemporánea pasando por el Renacimiento. Todo, claro está, para ser tocado.
El corso Stamira, el corso Garibaldi, el corso Giuseppe Mazzini y la fontana del calamo o delle tredici cannelle
El corso Stamira, el corso Garibaldi y el corso Mazzini son las tres grandes arterias comerciales de Ancona, llenas de tiendas y cafés. Si quieres llevarte un recuerdo o tomarte un espresso, ésta es tu zona. Todas acaban en la piazza Cavour, centro de la vida de la ciudad.
Antes de llegar a la piazza Roma, en un lateral del corso Mazzini, te toparás con la fontana del calamo o fontana delle tredici cannelle, la fuente de los trece caños. No se sabe exactamente de qué época es, aunque su nombre griego –calamus es caña, originalmente estaba en una zona pantanosa– sugiere que muy nueva, muy nueva no es. En el siglo XIV y principios del XV fue cuando tomó su forma actual. Lo más curioso son las trece máscaras de faunos y sátiros que acompañas los trece caños.
Que sepas que, si quieres volver a Ancona, tienes que beber de su agua: “La tradizione vuole che se alla fontana berrai, ad Ancona tornerai…”. Si no sabes italiano, significa “la tradición manda que si bebes de la fuente volverás a Ancona”.
El viale della Vittoria, el monumento ai caduti y el Passetto
Desde la piazza Cavour, atravesando el Largo XXIV maggio, se llega a la otra gran arteria de la ciudad, el viale della Vittoria, que, con sus palacetes de principios del siglo XX, lleva hasta el mar en el otro lado del promontorio.
Ahí está el barrio del Passetto, con el monumento fascista a los caídos de la primera guerra mundial –el monumento ai caduti o monumento del Passetto– y la escalera que baja hasta la spiaggia del Passetto, la más céntrica de las playas urbanas de Ancona.
Ahí están las típicas casitas de colores de los pescadores, donde dejan sus redes y demás materiales y las rocas en medio del mar que la caracterizan: la “Seggiola del Papa” –silla del Papa” y lo “scoglio del Quadrato” –roca del cuadrado”.
Las playas de Ancona: arena, piedras, bosques…
Si sólo pasas un día en Ancona, no tendrás tiempo de pasarte por más playas, pero hacia el sur están la spiaggia di Mezzavalle y, sobre todo, la spaggia di Portonovo, una de las más bonitas de Las Marcas, con sus piedrecitas blancas y redondas y rodeada por los bosques del parque del Conero. Más al sur todavía, ya fuera de Ancona, están otras de las playas más bonitas de la región: Sirolo y Numana. Por otro lado, al norte está la spiaggia di Palombina, ésta de arena.
Mapa con todas las cosas que ver en Ancona
Aquí está un mapa de Ancona para encontrar fácilmente todo lo que te hemos contado.
Vale, no eres Jesi pero también tienes tus cosas Ancona. A presto!
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