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Moscú, nuestra primera e ingenua impresión

Siguiendo con el viaje a Rusia de 2007, nuestro primer viaje por libre fuera del mal llamado “primer mundo”, publico la siguiente parte del diario del viaje. Después de pasar por San Petersburgo seguía habiendo cosas que nos sorprendían  –sí, todavía no habíamos escarmentado ni aprendido que el mundo era mucho más grande de lo que conocíamos hasta ese momento–. Nuestro paso por Moscú nos depararía más momentos «extraños», que os traemos tal y como los escribimos en su momento, ya sabéis: jóvenes e inexpertos

Repetimos que seguro que el carácter ruso no es tan «duro» como nos pareció y algún día tendremos que volver para darle otra oportunidad y disfrutar de nuevo de la arquitectura y el arte, junto con la gente

Moscu Plaza Roja Kremlim San Basilio

Aquí va el diario, como lo escribí en 2007, y con alguna pequeña nota…

Llegando a Moscú

La llegada a Moscú es más caótica: una cola que casi sale de la estación para comprar el billete de metro y otra vez las escaleras al infierno –dicen que la escalera mecánica más larga del mundo está en Tokio, la usamos el año pasado… pero éstas yo creo que son más grandes–. Llegamos al albergue: el de San Petersburgo ¡era mejor que éste! Aquí dejaron de limpiar el día que lo abrieron y encima están en obras por la escalera y hay que tener mil ojos para no matarte. [Si hubiéramos sabido en los sitios en los que dormiríamos después de aquél viaje… aunque hay que decir que el moho en la cortina del baño no ha sido nunca superado]

Moscu Metro Escaleras Mecanicas

Lo primero visita a la Plaza Roja: chulísimo. San Basilio, las murallas del Kremlin, el mausoleo de Lenin, los grandes almacenes Gum y el museo ruso, todo espectacular, y un monasterio, el primero de varios del centro y de la periferia. En Moscú gastamos tres billetes de 10 viajes de metro, las cosas no están muy cerca.

Moscu Catedral San Basilio

El segundo día intentamos arreglar las visitas fuera de la ciudad: el anillo de oro. Unos pueblos patrimonio de la humanidad que están «relativamente» cerca de Moscú, el más alejado a unos 300 km. En Moscú no parece que haya oficina de turismo [¿Seguirá siendo así?]. Preguntamos en el albergue si nos pueden comprar los billetes de tren, después de la experiencia de San Petersburgo queremos evitar irritarnos. Nos dicen que no delante de un cartel que pone que sí los compran, pero bueno, son rusos… Salimos a primera hora a comprar las entradas para el Kremlin. Nos dan para ver la Armería –demostración de poderío ruso: joyas, marfil, oro, plata…– a las 10:00 y son las 10:17. Así que, después de verla, buscamos una «oficina de turismo» que nos ha encontrado la del albergue, aunque no está segura de que eso exista.

Efectivamente: no existe [Hablamos de 2007, no sabemos si ahora se habrán abierto]. Pero hay una agencia de viajes cerca, así que vamos a ver si hay circuitos de un día a Suzdal –el pueblo en cuestión al que queremos ir del anillo de oro– para el día siguiente. Preguntamos si hay alguien que hable inglés y nos responde una tipa: «¿dónde?«, en tu casa no te digo?!?!?!?! ¡pues aquí! ¿dónde va a ser? Le preguntamos por el viaje y nos manda a otra que habla menos inglés. Se lo preguntamos y casi vemos un ictus en directo, la mujer se empieza a hiperventilar, mueve los ojos sin saber dónde mirar, las manos… y nos acaba mandando a otro sitio. El otro sitio está cerrado y parece que abandonado la verdad. Volvemos y nos dice que mañana, que sí, que está cerrado, que hoy sólo abren ellos… sin palabras. Encontramos otra agencia de viajes y aquí sí que hablan inglés, pero nos dicen que esos circuitos son de dos días y que sólo en fin de semana, decidimos intentarlo nosotros después de ver el Kremlin.

Moscu Kremlim Cañón Mas Grande del Mundo

Una pasada, la verdad. Prácticamente todo está reconstruido pero hay que decir que merece la pena ver aquello: el cañón más grande del mundo (nunca disparado), la campana más grande del mundo (nunca tañida)… todo a lo bruto, y bonito. Lleno de militares y de guardias por si te sales del camino avisarte gentilmente, pero una maravilla. Un montón de iglesias a cuál más bonita y más llena de frescos y de iconostásios, lo que en una iglesia católica sería el altar mayor en las iglesias ortodoxas es una zona llena de iconos, imágenes religiosas.

Moscu Monasterio Iconostasio

Al salir de allí vamos a por los billetes de tren a Vladimir, porque a Suzdal no llega el tren [Al menos no en 2007]. En la agencia en la que hablaban inglés nos habían dicho que había una oficina de venta de billetes allí cerca, pero no la encontramos. Entramos en un centro comercial bastante chulo y le preguntamos a una dependienta joven si habla inglés (DU YU SPIK INGLISH?) y la tipa se nos queda mirando con la misma cara con la que habría mirado a un extraterrestre o un perro verde con alas rosas, no sabe decir ni sí, ni no, ni qué me estás contando… ¡nada! ¡helada! ¡el segundo ictus del día! Nuestra cara también es un poema, la verdad.

Moscu Metro Estacion

Como es pronto vamos a ver otro monasterio antes de lanzarnos a la estación a por los billetes y morir en el intento. Para llegar al monasterio tenemos que preguntar al salir del metro y volvemos a encontrarnos con la hospitalidad y la gentileza rusa. Una dependienta a la pregunta del XXX Monastir (no recuerdo el nombre) mueve el cigarro como con asco hacia la izquierda y deja de mirarnos, suponemos que es para allá. La verdad es que son bordes hasta decir basta, pero por lo menos las indicaciones las dan bien, el monasterio está hacia la izquierda. (Otro día preguntado por otro «monastir» nos corrigieron la pronunciación y todo, jajajajaja.)

Moscu Kremlim Cupulas

A la hora de comprar los billetes decidimos cambiar el orden, primero comprar los billetes que nos llevarán al pueblo en el que teníamos que dormir el jueves, Yaroslavl, y la vuelta a Moscú para el viernes, y luego si la cosa va bien intentar lo de Vladimir, que nos han dicho que es una especie de cercanías sin reserva y que se puede comprar en el mismo momento de salir la ida y la vuelta.

La cosa empieza bien en la estación: encontramos un sitio donde hay un número, varias taquillas eficientes, nos entienden y nos venden los billetes para Yaroslavl. A la vuelta queremos parar en un pueblo antes de llegar a Moscú y nos dice que eso en otra ventanilla, que allí sólo el completo. Nos cuesta encontrar la otra ventanilla, pero la encontramos. Cierra a las 21:30 y a las 21:25 tenemos a dos delante. Aquello no pinta bien y menos con la eficacia rusa (además de que hay que enseñar el pasaporte, rusos incluidos, para comprar cualquier billete de tren, parece que le tienes que contar a la taquillera para qué vas a ese pueblo y a quién vas a visitar allí por lo que tardan en comprar cada billete). Pero la tía no parece rusa (eficiente hasta decir basta) y nos toca a las 21:29, nos entiende a la primera y nos da los billetes con rapidez. Al que estaba detrás (sólo uno) que intenta meter su pasaporte por la rendija le dice que naranjas de la china, apaga la luz y se pira.

Estamos crecidos y vamos a por el billete a Vladimir. Es en otra estación, Moscú es muy grande y dependiendo de a donde quieras ir tienes que ir a distintas estaciones de tren. De hecho, en el mismo sitio en el que está la estación Yaroslavsky hay otras dos estaciones, en la misma plaza: una para San Petersburgo (a la que habíamos llegado nosotros) y otra para otro sitio.

Moscu Metro Estacion

Después de más de dos horas de cola, con paradas de 15 minutos de todas las taquilleras del mundo, cuando nos va a tocar llegan unos rusos queriendo colarse porque nos dicen (¡en inglés!) que su tren sale en 20 minutos: ¿y a mí qué me importa? ¿no conoces tu país? haber venido antes que llevo aquí dos horas haciendo cola, ¡QUE TE DEN! Otra discusión acordándose de toda la familia de los rusos y supongo que ellos de la nuestra pero sin entendernos, resultado final: no pasaron. La taquillera no se entera ni del nodo, pero nos empieza a hacer un billete, nos pide los pasaportes, nos cobra unos 13 euros al cambio y luego nos los da. Resulta que no es lo que queremos, le decimos que no es eso, ella pasa de nosotros, que nos devuelva el dinero, nos dice que nos quitemos de en medio, los de detrás que si su tren se va a ir (el nivel de estrés bastante arriba, la verdad). Nos quitamos de la cola y luego hubo un grito: «Rusia país de mierda» a un volumen bastante considerable. Menos mal que no hay guardias o no quieren hacer nada… [Lo hemos pasado mal después en otras estaciones… pero la primera siempre duele más y marca]

Moscu Recinto Exposicion Universal

Así que, al día siguiente dormir hasta las 12 y luego andar tranquilamente por Moscú. Encontramos un centro comercial estilo Sánchez Romero en el que venden comida preparada y comemos en un parque, lo de Sánchez Romero por la pinta, porque es tan caro o barato como los más cutres del país, pero tiene seguridad en la puerta 🙂 Más estaciones de metro (el palacio del pueblo) y el recinto de la exposición universal (otra sobrada de megalomanía del quince). Los pabellones ahora son centros comerciales, hay uno que está lleno de farmacias?!?!?!?! como treinta o cuarenta farmacias juntas :-O

Moscu Recinto Exposicion Universal

Al día siguiente salimos hacia Yaroslavl, nuestra primera parada en el anillo de oro y luego… bueno, ya os lo contaremos como lo vivimos en ese 2007.

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Comentarios

  • 23 agosto, 2014 a las 18:07

    Ya había oído hablar de la «empatía» y la «eficacia» rusa, pero a cada relato que leo, peor me pinta hacer un stopover en la capital moscovita. Creéis que en 10 horas seré capaz de ver algo o pasaré el día de ventanilla en ventanilla?

    Saludos! 🙂

    Responder
    • 24 agosto, 2014 a las 16:09

      Hola Ali, piensa que estas cosas las contábamos hace siete años, no habíamos viajado casi nada y teníamos muchas ideas absurdas en la cabeza… eso sí, no se puede decir que el carácter ruso sea fácil de ningún modo 😉 pero seguro que ahora lo llevaríamos de otra forma… o eso creemos 😉
      Te da tiempo a darte una vuelta por la ciudad seguro, otra cosa es que quieras comprar un billete de tren :-p
      ¡¡Buen viaje!!

      Responder
      • 26 agosto, 2014 a las 18:56

        Pues nada, habrá que echarle valor! Eso sí, incluiremos como parte del planning un par de horas para «malentendidos varios» 😉

        Responder