Cada día que pasa vamos mejorando nuestra relación con los autobuses de Malta. Si el segundo día fueron necesarios diez, el tercero tuvimos suficiente con cinco, el cuarto con cuatro y el quinto con dos. Eso no quita que sigamos pasando media vida en ellos.
Tenemos que reconocer que Malta nos está sorprendiendo mucho. No sólo porque no supiéramos todo lo que había –nos informamos lo justo antes de salir para poder descubrir las cosas in situ–, es que no os podéis imaginar la de cosas que hay en esta pequeña isla. Si el otro día decíamos que con sólo 246 km2 sería fácil de recorrer, no contábamos con que en Malta no sólo se recorre el espacio sino también el tiempo. Y el tiempo es mucho más largo, la historia de Malta desde alrededor del año 3500 a.C. hasta la Segunda Guerra Mundial. Capa sobre capa, como un gran yacimiento arqueológico de templos prehistóricos –sobre y bajo tierra–, catacumbas, guerras, asedios, iglesias…
La prehistoria maltesa, Hipogeo Ħal Saflieni
Una historia que nos dejó con la boca abierta en el Hipogeo Ħal Saflieni en Paola. Durante las obras de construcción de un edificio, y de su correspondiente cisterna en 1902, los albañiles se toparon con esta cavidad. El hipogeo reproduce, excavado en la piedra, un templo como los de superficie que fue creciendo, hasta llegar a sus tres niveles bajo tierra, entre los años 3600 y 2500 a.C.. Si los templos de Ħagar Qim y Mnajdra de los días anteriores ya nos habían impresionado… este hipogeo y los templos de Tarxien, a pocos metros, dejaron claro que la civilización que se desarrolló en la isla hasta el año 2500 a.C. era impresionante. Tanto como misteriosa su desaparición. La historia de Malta comienza con un misterio.
La Malta Romana, catacumbas
Una capa por encima: las catacumbas de San Pablo y Santa Ágata. Las primeras probablemente del siglo IV y las segundas puede que incluso anteriores. Según la leyenda, aquí se refugiaba para rezar Santa Ágata entre los años 249 y 251. Unos 2.000 km2 de tumbas conforman el complejo de San Pablo, las más grandes de la zona. En las catacumbas de Santa Ágata se conserva un fresco del siglo IV.
La orden de los Caballeros de Malta
Fue en 1530 cuando Carlos I de España cedió el archipiélago, y Trípoli, a la Orden Hospitalaria de San Juan. Convertirse en bastión de unos caballeros guerreros provocó cambios arquitectónicos y administrativos. La capital era Mdina, pero las aspiraciones militares y navales de la Orden provocaron que hiciera falta un puerto para ser la ciudad más importante de la isla. Puertos había tres, las conocidas hoy en día como Tres Ciudades: Birgu o Vittoriosa; Isla o Senglea; y Bormla o Conspicua. Lo siguiente era fortificar la zona, primero con la línea Margarita y más tarde con la línea Cottonera.
En Senglea se encuentra una iglesia importante para los malteses: el santuario de Nuestra Señora de la Victoria y de Jesús el redentor. ¿Por qué de la Victoria? Porque se celebra el 8 de septiembre, el día en que finalizaron, con la victoria maltesa, las dos principales guerras-asedios de la isla. En 1565, el asedio del Imperio Otomano lanzado por el propio Suleiman cansado de los continuos ataques de los caballeros a Tunez y con la intención de que fuera base para la conquista de Europa. En 1943, el sitio de Malta de la Segunda Guerra Mundial, aunque esta fecha no es tan “clara”.
Si los otomanos arrasaron Birgu –a pesar de que después fue conocida como “ciudad victoriosa”– destruyendo gran parte de los auberges de las distintas lenguas de la Orden de los Caballeros Hospitalarios de San Juan, los bombardeos de los aviones del Eje arrasaron gran parte de las posiciones de los Aliados en La Valeta y de otras ciudades de la isla. En la Rotunda, la iglesia de Santa María –con la tercera o la cuarta o vaya a saber cúpula del mundo ¿tan difícil es medir una cúpula?–, de Mosta, cayó un obús durante la celebración de la misa que no llegó a explotar.
Tras la victoria sobre Suleiman, se decidió trasladar la capital a La Valeta, que toma el nombre del Gran Maestre Jean Parisot de La Valette, el Maestre del asedio otomano. Allí se construyó la iglesia conventual, el centro de la orden: la concatedral de San Juan de La Valeta, cuyo interior permaneció tan sobrio como la fachada durante siglos hasta la aparición del barroco y su uso por parte de los caballeros, en el siglo XVII, para embellecerla. Caballeros que no sólo luchaban, su victoria sobre Suleiman evitó otros intentos de conquista del sur de Europa, también disfrutaban del arte. En La Valeta está el tercer teatro más antiguo de Europa, el Teatru Manoel, mandado construir por el Gran Maestre António Manoel de Vilhena en 1731.
Y muchas otras cosas en Malta, además de lo que nos esperaba en Gozo y en Comino…
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