Año 635 de la Hégira, año del Señor 1238. Muhammad Al-Ahmar entra triunfador en la ciudad que convertirá en capital de su nuevo y flamante Reino: el Reino Nazarí. El pueblo lo recibe con el grito de “Bienvenido al vencedor por la gracia de Alá”, a lo que él responde “Solamente Alá vence”. Esta frase se convierte, así, en el lema del escudo Nazarí. Lema que se empezará a escribir por toda la fortaleza que manda construir en la capital de su reino: la Alhambra. Estamos en Granada, una ciudad que, todavía hoy, evoca imágenes y acontecimientos de los tiempos de esplendor del Reino Nazarí. Aquí, y en el siglo XXI, puedes sentarte en la puerta Elvira y emocionarte al ver como Muhammad Al-Ahmar, con su barba del color del fuego, llega con su séquito, aclamado por la muchedumbre. Es el sitio ideal para escaparte del estrés de las grandes ciudades como Madrid o Barcelona, desde donde un simple avión te podrá permitir viajar en el tiempo. Y, unos días después, podrás volver mágicamente al siglo XXI, pero sin olvidar nunca las experiencias vividas. Porque Granada es un sitio para vivir intensamente y con todos los sentidos.
Sintiendo Granada
La vista quedará atrapada por esa fortificación que mandó construir Muhammad Al-Ahmar, el Rojo, y que hoy es uno de los monumentos más espectaculares de todo el Viejo Continente y cumbre del arte andalusí: la Alhambra. Cada vez que vuelvas descubrirás un nuevo y fascinante rincón que te sorprenderá con su magia. Y qué mejor ocasión que ahora, cuando el más famoso de estos rincones, el patio de los Leones, se acaba de abrir al público tras devolverle el aspecto en que fue concebido en el siglo XIV.
Y si tus ojos no han tenido suficiente, todavía quedan las vistas desde el mirador de San Nicolás y la visita a la catedral y a los muchos otros monumentos en los diferentes rincones de la ciudad, como la Capilla Real, el Monasterio de la Cartuja o el Monasterio de San Jerónimo. Por no hablar de los colores de las fiestas, como los de las Cruces de Mayo o de los fuegos artificiales en la fiesta del Corpus, la fiesta mayor de la ciudad.
El tacto será conquistado por la sensación refrescante del agua, la esencia viva de los jardines de la Alhambra, representación del paraíso, el summum de las delicias y de los placeres de los que disfrutar eternamente.
El olfato será atraído por las plantas aromáticas y el olor de las flores de estos jardines o por los aromas del naranjo, de la rosa y del jazmín que invaden todo el Albaicín.
El gusto será cautivado por la gastronomía granadina en la que se refleja la historia de la ciudad: desde las influencias romanas hasta las árabes, las magrebíes y las de los ingredientes tropicales llegados de América. Y ésta es la ciudad en la que el tapeo se ha convertido en todo un arte.
El oído, será seducido por el rítmico y envolvente sonido del cajón flamenco y de la guitarra española. Porque al terminar un día disfrutando de las maravillas de la ciudad podrás volver a emocionarte con su arte.
Granada, una ciudad única para sentir, vivir y disfrutar.