Muchas veces las ciudades más cercanas son las menos visitadas. Un peldaño por debajo de la propia ciudad en la que uno vive que, en gran número de casos, es casi una desconocida que se recorre sólo cuando llegan las visitas. Todavía recuerdo cuando, hace ya muchos años, unos amigos me preguntaron por un restaurante en Alcobendas –donde vivía– y les tuve que decir que no sabía, que yo comía en casa, de mis padres, todos los días.
Toledo está a unos 90 kilómetros, por carretera, cerca. Y “la excusa” también fue una visita: Octavio y su hijo Álvaro, de Un mundo para 3 hacían noche en la capital castellana de camino a sus vacaciones francesas y allá que fuimos a verlos.
Fue Madrid la que le “robó” parte de su protagonismo cuando, el 12 de febrero de 1561, Felipe II decidió que la Villa sería un buen lugar para su Corte y trasladó allí la capital del reino. Hasta ese momento era «Ciudad Imperial» gracias a Carlos I. Calles medievales, judería, medina… durante siglos fue un ejemplo de convivencia pacífica que ya nos gustaría encontrar hoy en día: cristianos, judíos y musulmanes bien avenidos. De ahí su otro sobrenombre «la ciudad de las tres culturas». No hay más que recordar que, debido a las malas condiciones en las que vivían los judíos en la península, acogieron a las tropas musulmanas como liberadores y les ayudaron en la conquista. ¿Quién pensaría en esa alianza a día de hoy?
Llegar desde Madrid es sencillo, hay autobuses casi cada media hora desde el intercambiador de Plaza Elíptica, lo raro es encontrar a alguien que hable en español dentro, descontando al conductor. Estadounidenses, chinos, japoneses, franceses, italianos… Toledo sigue siendo una ciudad multicultural, aunque sea por sus turistas.
Como ya la habíamos visitado, comenzamos por su gastronomía. El restaurante elegido fue La Orza y éste fue el menú.
Después quedaba pasear por la ciudad. Cerca del restaurante se encuentra el Museo Sefardí –Samuel Leví, s/n–. La sinagoga de Samuel ha-Levi, o sinagoga del Tránsito, se construyó a mediados del siglo XIV y fue otorgada a las Órdenes Militares de Calatrava y de Alcántara por los Reyes Católicos en 1492 –momento en que expulsaron a los judíos de la península–, con lo que se convirtió en templo cristiano –Iglesia de San Benito–, al tiempo que archivo y lugar de entrenamiento para los caballeros.
Después de recorrer la judería y ver las estrechas calles que lo forman, quedaba saltar delante de la Catedral y tal vez acercarse al Alcázar, otro de los puntos culminantes de la ciudad toledana. Lo primero lo hicimos, lo segundo se cambió por una agradable charla, siempre hay que disfrutar de las conversaciones y dejar algo por ver para tener una nueva “excusa” para volver, aunque no haya visita.
Hay que volver, porque se quedaron muchas cosas en el tintero:
- Museo de Santa Cruz
- Hospital de Tavera
- Iglesia De Santiago Del Arrabal
- Mezquita Cristo de la Luz
- Monasterio de San Juan de los Reyes
- Parroquia Santo Tomé
- …
mucho que visitar en Toledo.