Cada vez es más difícil encontrar una fuente, una cisterna, un pozo o cualquier agujero en la tierra situado en una zona turística que no esté llena de monedas. Nos hemos, nos han, acostumbrado a aprovechar cualquiera de estas posibilidades para pedir un deseo a cambio de esas monedas de poco valor que llevamos en los bolsillos. Ir a Roma y no lanzar la moneda a la Fontana di Trevi es prácticamente inconcebible.
En nuestro viaje por Rusia descubrimos muchas cosas del país y de sus habitantes. Una de las más sorprendentes fue su afición a pedir deseos o llamar a la buena suerte. En cada ciudad que visitamos encontramos, al menos, un lugar en el que hacerlo. Pero la suerte, en Rusia y en cualquier parte, no se consigue simplemente lanzando una moneda. Es necesario demostrar habilidad al lanzarla. Aquél que lo logre obtendrá buena suerte.
En San Petersburgo, nuestro primer contacto con el país, encontramos más de uno de estos lugares. En el malecón del canal Fontanka, en el puente de Pantaleón, se encuentra una pequeña estatua de un pájaro, Chízhik-Pízhik. Su tamaño, once centímetros, da una idea de lo complicado que es conseguir que la moneda se mantenga en su pedestal en lugar de caer al canal. Si quieres tener buena suerte tu moneda tiene que quedarse a los pies del pájaro y fuera del agua.
Volviendo al centro desde la Fortaleza de San Pedro y San Pablo, cruzando un puente sobre el Neva, vimos que la gente se quedaba parada mirando al agua y lanzando monedas. Al llegar al punto en cuestión descubrimos un pequeño pilar de madera de unos diez o quince centímetros de diámetro que sobresalía del río cerca del puente. La gente estaba allí lanzando monedas y tratando de que se quedaran sobre él.
En Peterhof, el Versalles Ruso, entre sus espectaculares fuentes, se encuentra la Fuente Favorita realizada en 1725 por encargo de Catalina I. En esta fuente un perro persigue a cuatro patos. El agua hace que giren y, originalmente, este mismo agua y un sistema de fuelles y boquillas metálicas producían en sonido de ladridos y graznidos. La fuente es otro de esos puntos para la suerte. Allí estaban los rusos tratando de colocar sus monedas sobre el pico de los patos según pasaban.
La capital, Moscú, no podía no contar también con su lugar «oficial» de lanzamiento de monedas. En este caso se trata de pedir un deseo, pero también hay que cumplir ciertas condiciones. El punto es el kilómetro cero de las carreteras rusas, situado a la entrada de la Plaza Roja en la Puerta de la Resurrección, entre el Museo Estatal de Historia y la Duma. También es conocida como la Puerta Ibérica porque albergaba, desde 1669, una capilla con una imagen de Nuestra Señora de Iverskaia, palabra que en ruso significa ibérica.
El kilómetro cero está marcado en el suelo con una placa circular rodeada con un cuadrado, rodeado a su vez con un círculo. Si se quiere pedir un deseo hay que esperar turno, está siempre llena. Hay que colocarse sobre la placa circular central y lanzar la moneda por encima del hombro. La moneda tiene que caer dentro del área marcada por el círculo exterior para que el deseo se cumpla. El problema es que algunas monedas ni si quiera llegan a caer al suelo. Un grupo de señoras mayores y de niños están atentos para recogerlas y, en algunas ocasiones ¡las llegan a coger al vuelo!