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Segunda etapa

Miércoles, 15/06/2011 (y 3)

Este vuelo también sale con retraso, una media hora. No hay problema, cuando lleguemos a Delhi tenemos otra espera para la tercera etapa. Es un Airbus A340-600 y, como curiosidad, resulta que los baños están en la planta de abajo. Nunca había bajado ni subido escaleras en un avión, ni siquiera sé si he montado alguna vez en uno que tuviera más de una planta y que fuera sólo para primera. Sólo he subido escaleras para entrar y bajado para salir.

A pesar de la mega-oferta de Lufthansa, parece que no tiene mucho tirón el destino en esta época del año. No llega al nivel del vuelo a Uzbekistán, pero tiene un montón de plazas vacías.

La entrada ha sido a través de la zona de business y los asientos nos han provocado una envidia muy poco sana. No queremos ni imaginarnos cómo serán los de primera, siendo estos una cama encubierta.

Los asientos de económica también están muy bien, aunque hay menos espacio para las piernas en este vuelo que en el de Madrid a Munich. Tenemos entretenimiento a bordo en pantalla individual, pero no hay un mando que se pueda usar para jugar, así que no hay juegos. Lo que sí que hay es un montón de películas, casi todas disponibles en castellano, pero en castellano latino. No tenemos intención de ver muchas porque con el cambio de hora llegaremos a Delhi a las tres de la mañana de Madrid. Hay que dormir lo más posible que los primeros días del viaje van a ser duros. De todas formas, a las ocho de la tarde no nos apetece demasiado y vemos «Destino oculto». La película está bien, pero es casi peor que «Origen», una rallada.

Después de la cena: pollo con arroz (había una opción de vegetariano), un yogurt raro con un sabor no demasiado agradable y algo dulce con un sabor todavía peor; hago una visita a la planta de abajo. Más que nada por lo de bajar las escaleras. Es casi como la primera vez que monté en un coche descapotable y levanté los brazos. Se acabó el síndrome de la clase turista, si te puedes pasar el vuelo haciendo step.

Al lado de las escaleras hay un ascensor por el que suben la comida y bajan las bandejas vacías. En la planta de abajo esa zona está separada y tiene un código de acceso, es para la tripulación. Pero hay uno que abre cuando estoy abajo y veo que hay sitio para que ellos también descansen.

En cuanto se llevan la comida comenzamos a dormir. Han dicho por megafonía que el vuelo son algo más de seis horas. En el billete ponía que llegábamos a las 7.25, pero en la pantalla dice que será a las 6.45, y eso que salimos con media hora de retraso. Cada vez queda menos tiempo para dormir.

Lo aprovechamos todo. En uno de los momentos en que hemos abierto los ojos nos han dado los papeles de inmigración. Ya tendremos tiempo de rellenarlos cuando vayamos a aterrizar.

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