Jueves, 03/03/2011 (3)
A menos de cien metros del hostal está el mausoleo de Gur-e-Amir, que es donde
está enterrado Tamerlán, dos de sus hijos y dos de sus nietos, entre ellos Ulugh Beg, que llegó también a ostentar el poder, así como varios de sus maestros. Timur, Tamerlán, se había construido una simple cripta en Shakhrisyabz (Shahrisabz o Шахрисабз en uzbeco y ruso respectivamente), su ciudad natal. Ésta de Samarcanda la había construido para su nieto en 1404 y para el que iba a ser su heredero, Mohammed Sultan, que había muerto el año anterior. Pero en el momento de su muerte el camino a Shakhrisyabz estaba cortado y quedó aquí enterrado. Murió de neumonía en Kazajistán en el invierno de 1405 camino de la conquista de China. Como en todos los mausoleos musulmanes las piedras son simples marcas y las tumbas de verdad están en unas criptas debajo.
Samarcanda es la joya del país y aquí las entradas son más caras. Visitar esto son cuatro dólares al cambio oficial. Y es al cambio oficial porque lo pone en la lista de precios: 6.600 som cada uno. Los uzbecos 500.
Justo detrás hay otro mausoleo más pero en la guía no dice que tenga nada que merezca la pena y también nos piden pagar entrada. Con la cantidad de madrazas que hemos dejado ya de visitar no pasa nada por saltarnos el mausoleo de Ak-Saray.
Desde aquí, camino de la plaza principal, vemos la estatua de Tamerlán.
La estatua está en la intersección de dos grandes avenidas y muestra al kan sentado y mirando altivo al horizonte. La calle que sigue frente a la estatua nos lleva a la plaza Registan. Lo que pasa es que antes de llegar vemos a la derecha otro edificio que nos llama la atención y que es otro mausoleo, aquí hay más tumbas espectaculares que pirámides en Egipto. El de Rukhobod, el monumento más viejo de la ciudad que todavía sigue en pie, de 1380. Éste tampoco tiene nada de especial, más que las tumbas, pero es gratis.
Ahora sí, sin más distracciones vamos a la plaza. Es la imagen más publicitada de la ruta de la seda, obviamente de Uzbekistán y, por extensión, de Samarcanda. Aunque tampoco es que nosotros la hubiéramos visto muchas veces antes. Sólo en la revista el día que nos decimos a venir.
La plaza, espectacular, cuenta con tres enormes mezquitas. Como monumento más grande la ciudad, resulta que la entrada a la plaza y las mezquitas necesita un billete. Es como las plazas Durbar en Nepal que también había que pagar para entrar. La entrada son 11.500 cada uno y 5.000 más por la cámara. Nos hemos dejado 28.000 som en un momento.