5% de descuento en tu seguro IATI por ser lector de SaltaConmigo.com

De vuelta a Katmandú desde Pokhara

Jueves, 01/04/2010 (1)

A las seis estamos en recepción para desayunar después de haberlo guardado todo. Como tampoco nos parece que sea tan urgente desayunar y salir, no hay que coger un avión, dejamos las mochilas en la habitación y volveremos después a por ellas y a lavarnos los dientes.

El desayuno es como todos los días últimamente: huevos revueltos, pan tostado y té para Sara y leche para mí. La leche está ardiendo y le pido que me eche un poco más fría para compensar. No hay problema. Después de acabar con todo subimos a lavarnos los dientes y bajamos las mochilas. Nadie trata de ayudarnos esta vez cuando bajamos con todas las mochilas encima. Se debió correr la voz de que el primer día no dimos propina (cierto es que el segundo sí que la dimos). De todas formas así es mejor. El conductor está lavando el coche en el parking. El coche es viejo y el trapo con el que lo está «lavando» debe ser más viejo incluso. Además el agua en que lo moja está muy sucia. Un éxito de limpieza.

Cuando salimos del hotel el parabrisas está tan sucio que no se ve nada. No entendemos cómo lo ha podido dejar tan mal. Enciende el limpia para limpiarlo un poco. Espero que no llueva porque se mueve a una velocidad que no quitaría ni un escupitajo. Cuando le da el sol de frente es todavía peor. Algo de culpa debe tener también el vapor que se está generando dentro (aunque lleva abiertas las dos ventanillas delanteras) y poco a poco se va aclarando.

Al final salimos poco antes de las siete. El conductor ha tenido tiempo estos tres días para aprenderse el camino de salida del pueblo y lo hace a la primera. La verdad es que la ciudad es enorme, el otro día cuando llegamos no lo parecía tanto porque la mitad de las luces estaban apagadas (sólo estaba encendido el barrio turístico). Va a tener razón nuestro guía de ayer y Pokahara va a ser la segunda ciudad de Nepal (más bien la tercera, después de Katmandú y Biratnagar).

Durante dos horas el conductor nos lleva por la carretera camino de Katmandú. La hora elegida es buena y vamos a buena velocidad. Nos encontramos con algún camión pero sin consecuencias, aquí adelantan lanzándose al carril contrario en cualquier momento, basta con mantener el claxon apretado todo el tiempo. Vemos campos de arroz inundados y gente trabajando con búfalos. Le pedimos al conductor que pare para hacer alguna foto. Así también conseguimos que descanse un poco que ya va siendo tiempo.

Nepal Campos Cultivo

Le preguntamos por el templo de Manakamana y nos parece entender que dice que llegaremos en media hora. Estamos haciendo un tiempo muy bueno, porque según la guía el templo está a cien kilómetros de Katmandú y sólo llevamos dos horas y media.

Tenía razón y en poco menos de media hora llegamos. El teleférico está en la orilla del río de manera que bajamos con el coche hasta allí. El problema es que el parking está allí y cuesta dinero. El conductor nos coloca en la cola de las entradas y nos dice (señas, medio inglés, imaginación) que nos encontraremos arriba. Eso significa que tendremos que hacer otro hiking hoy. Mientras estamos en la cola nos damos cuenta de que los precios no son los que pone en la guía. Lo de las 350 rupias de la guía ha pasado a ser 390 pero sólo para nepalíes. Los extranjeros tenemos que pagar 15 dólares por cabeza. No tenemos bastante rupias (unas 2.200) ni tenemos dólares. De todas formas nos quedamos en la cola y preguntamos si podemos pagar con euros. Las de la taquilla dicen que nada, que tienen que ser dólares o rupias.

Aquí no hay ningún sitio para cambiar aunque sí que hay un cajero. Pero sacar las mil rupias que necesitamos supone más de quince euros. Además de la comisión de cambio sacar dinero lleva un costo de un 1% con un mínimo de tres euros. Preguntamos en un puesto de bebidas que hay enfrente si se hay algún cambio por allí y nos dice que no. En ese momento sale una de las de la taquilla a buscarnos para decirnos que va a intentar que podamos pagar con euros. La verdad es que ya nos estábamos planteando el irnos de allí sin ver nada. La chica es muy agradable, le dejamos el billete de veinte euros y esperamos a ver qué nos dice. Vuelve y nos dice que tenemos que pagar 230 rupias más y nos da las entradas.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Comentarios

  • JAAC
    20 agosto, 2010 a las 08:42

    espero alucinar yo también con Cuba 😉

    Responder
  • conxa
    18 agosto, 2010 a las 10:40

    estoy alucinando

    Responder