Tras la visita al Guggenheim nos dirigimos al puente de Calatrava para cruzar la ría. El verdadero nombre del puente, aunque es conocido como de Calatrava, es Zubizuri. Las obras de construcción se prolongaron durante siete años, de 1990 a 1997, y como gran cantidad de las obras del autor, generó mucha polémica. En este caso debido a que las losetas de cristal que conforman su suelo se rompen con facilidad además de resultar muy resbaladizas. Por si esto fuera poco, con la finalización del complejo de las Torres Isozaki Atea se le incorporó una plataforma. El arquitecto demandó al ayuntamiento por daños en su obra y finalmente consiguió una indemnización de 30.000 euros.
Desde allí se tiene una vista completa del museo y la ría.
Al otro lado de la ría, una vez cruzado el puente, se encuentra la entrada al funicular de Artxanda en la Plaza del Funicular. Salva un desnivel de 226,49 metros con una inclinación máxima de casi el 45% en 730 metros de recorrido.
El día era de lo más agradable y en lo alto del monte se estaba estupendamente, por lo que nos tumbamos en el césped y disfrutamos de las copas de los árboles.