Jueves, 27/08/2.009 (1)
Los niños del albergue no han parado de moverse, gritar y subir y bajar corriendo las escaleras desde las cuatro de la mañana, o eso dice Sara, porque yo hasta las cinco y pico ni me he enterado. A las seis y cuarto era cuando nos teníamos que despertar. Cerramos las mochilas y bajamos con nuestro pan de molde y nuestro cartón de huevos a desayunar.
Cuando llegamos ya están fuera el pan de molde y los huevos para todo el mundo, así que no entendemos para qué tanto lío ayer por la noche con bajar a por lo nuestro. También están por aquí los niños, recogiendo su comida para irse. Tienen botellas y botellas de leche, cajas llenas de ensalada y otras cosas. Nosotros nos hacemos nuestros huevos revueltos y tostamos el pan, hoy más rápido porque sabemos qué fuego funciona. Para cuando salimos con el coche camino del aeropuerto, los niños siguen metiendo cosas en su autobús.
El que nos lleva es el que fue a recogernos el otro día y hoy está tan hablador como entonces. No abre la boca y cuando Sara le dice que vamos a la terminal B (la de vuelos internos), le responde que nos deja en el aeropuerto y que allí andemos. Por los 200 rands que te estmos pagando tendrías que llevarnos a la puerta en cuestión, pero vamos, a la puerta de embarque. El caso es que acabamos teniendo que andar. Esto es tan grande como nos pareció el otro día. Seguimos los carteles a la terminal B, en un momento uno de los que llevan las maletas nos ve un poco perdidos y nos pregunta a dónde vamos. En lugar de indicarnos nos dice que le sigamos. Nos lleva hasta los mostradores de facturación de nuestro vuelo y nos pide una propina por haberlo hecho. Perdona, sólo había que leer los letreros y también nos podías haber dicho que era en la primera planta y listo.
Dentro de la zona de embarque vemos que todos los vuelos están siendo retrasados. Teníamos que haber cogido el avión ayer por la tarde, viendo que había que llegar antes de las cinco o sí o sí. El nuestro finalmente también se retrasa, pero es de los que menos, en lugar de las 9:30 informan de que será a las 9:45, vamos, casi en hora. Entre unas cosas y otras son más las diez. Suponemos que el taxista que nos llevará al Ashanti (nuestro hostal de Cape Town) habrá mirado el nuevo de nuestro vuelo, que lo sabía, y no estará allí esperando sino que irá cuando lleguemos nosotros. También hay que contar con la posibilidad de que no haya nadie.
Aquí sí que está, con un cartel con nuestros nombres. El coche lo tiene aparcado y pasa a pagar antes de salir. Le ha costado 10 rands que es el precio por entre una y dos horas, vamos, que lleva un mínimo de una hora aquí esperando, y eso que los Symbios tampoco han tardado mucho en salir de aquí. El taxista nos parece majo y como vemos que el tiempo es bueno (vamos en marga corta) le decimos que nos lleve al hostal y que espere para ir luego a Table Montain. Todo el mundo nos ha dicho que hay que subir, pero que el clima es bastante cambiante, si llegamos con buen tiempo que no hagamos nada antes de subir porque puede cambiar el clima y luego no poder hacerlo. Hacerlo se podrá siempre, porque hay un camino para subir andando, pero el teleférico lo cierran si hace viento. El taxista nos dice que sin problemas y que serán 70 rands.
En el Ashanti nos dan la llave y nos cuentan el tema del desayuno, no incluido, y del uso de la cocina, de la piscina, de internet,… tienen un montón de cosas, además de su propia agencia de viaje (con los que hemos contratado la visita de mañana al cabo) que cierra a las siete. Nuestra habitación está en otro edificio, hay tres del hostal. Está un poco lejos y con la prisa de tener al otro esperando no nos hemos enterado muy bien de donde es. Un taxista que nos ve despistados nos pregunta a donde vamos y nos indica cómo llegar, sin pedir propina.
La habitación es muy grande, la cama es también muy grande y hasta hay chimenea. Salimos corriendo porque nos empieza a dar cargo de conciencia tener al otro esperando. No nos ha dicho que nos vaya a cobrar por la espera pero no nos parece bien. De todas formas, como hemos contratado una excursión con ellos tenemos que pasar para que nos den el recibo, que si a las siete se van lo mismo luego no llegamos a tiempo. Están ocupados, pero la de recepción le dice a Sara que ella se lo pide y que lo tendrá allí para cuando volvamos.