Viernes 01/05/2009 (2)
Con los Symbios en la espalda buscamos la salida. Allí encontramos oficinas de cambio, pero en todas vuelve a haber cola. Estamos ya cansados de esperas, de colas y de perder tiempo, así que ya cambiaremos en la ciudad o en el hotel, en principio el taxi va con el hotel así que no harán falta soles con tanta urgencia. Antes de salir control de aduanas. No llevamos nada que declarar. Hay que pulsar un botón y se enciende una luz verde o roja. Con la verde sigues adelante y sales, con la roja no sé lo que pasará, por suerte a los dos nos salió verde.
Ya prácticamente fuera están los mostradores de venta de billetes, taxis, hoteles, tours,… Queremos ir a Cuzco mañana y lo mejor será ir en avión, en autobús son 22 horas de viaje. Preguntamos y la chica tarda lo que no está en los escritos en gestionarlo. Mientras nos cuenta que tenemos suerte, que el aeropuerto ha estado cerrado un día y medio por culpa de la niebla, no se veía nada y desviaron los aviones. Suerte que queremos ir mañana a Cuzco, porque hoy iba a ser imposible. El vuelo sale por unos 170 dólares con sus tasas y demás. No es barato, pero el tiempo es oro. Lo compramos, el tiempo es oro, pero nos hace perder otro montón de tiempo. Esta chica moriría si tuviera que comprar los billetes por internet. Por cierto, que el cargo en la tarjeta lo ha hecho llamando por teléfono a la compañía aérea y dictándole los números a la que se lo ha cogido.
Correcto, ya tenemos vuelo para irnos mañana a Cuzco. Saldremos a las 9:45, pero nos ha aconsejado con mucho ímpetu que lleguemos al aeropuerto con un mínimo de dos horas de antelación (para los vuelos internacionales son tres), porque el riesgo de overbooking es grande. Al haber estado un día cerrado todo el mundo se moverá a los vuelos de mañana. Pues nada, en vista de que no podemos sacar ya la tarjeta de embarque mañana vendremos pronto.
Fuera todavía está esperándonos nuestro taxista. Ya estaba a punto de marcharse porque no salíamos, pero justo hemos aparecido. El coche en el que nos lleva no es un taxi, de hecho casi no es un coche, más bien es un cascajo a gas natural. Nos cuenta que casi todos los coches van con gas porque los motores de gasolina están muy cargados por impuestos y multas si no están bien cuidados. El aeropuerto está en el distrito de Callao y para llegar al centro hay que coger la avenida Argentina. Como es un paso habitual de camiones que cargan las mercancías en el puerto, el estado de la calle es horrible, más que camiones parece que por allí vayan tanques. Tanques que vemos al llegar al centro, bueno, tanquetas de la policía. Nuestro taxista nos ha dicho que el centro no es peligroso pero que es recomendable dejar el pasaporte en el hotel y salir con una copia. Vaya, sabíamos que se nos olvidaba algo. Fuera del centro puede ser peligroso cuando se pone el sol. Pasamos por alguna zona que parece peligrosa a esta hora y son las tres. Nos dice que no tienen dinero para comida pero que sí lo tienen para tomar (beber) y drogarse.
El hotel está al lado de la Iglesia de San Francisco y es muy grande. Nos registramos y el taxista coge la llave para llevarnos a la habitación. Preguntamos a la de recepción si le tenemos que pagar y nos dice que sí, que por eso nos sigue. Eso implica que necesitamos soles para pagarle. Es extraño que el euro no haya hecho valer su poder aquí todavía, sólo se puede pagar en soles o en dólares, no aceptan euros en ningún sitio. El cambio en el hotel es mejor que en el aeropuerto, nos dan 3,80 por los 3,56 de allí. El real es 4,009 pero ya se sabe que a ese no se puede aspirar. Tras un cambio de billetes, en la recepción no tienen justo para cambiar 50 euros y el taxista no tiene para cobrar 40, todos contentos con su dinero y nosotros con la habitación.
Es enorme, tiene cuatro camas, una de ellas de matrimonio y el baño dentro. Son las cinco menos cuarto, no nos entretenemos no vayan a cerrar las catacumbas de la iglesia de San Francisco. Hace un calor terrible, muy húmedo, pero no sabemos si nos dejarán pasar con bermudas y sandalias, habrá que sacrificarse un poco.