Lunes 05/01/2009 (1)
Sara se ha despertado con frío en mitad de la noche, al mismo tiempo que yo estaba sudando de calor. Algo va mal. Y es ella. Está ardiendo, seguro que tiene fiebre. Termómetro es de las pocas cosas que no llevamos cuando vamos de viaje así que tampoco podemos confirmarlo. Le echo la manta doblada, que yo me quito, y subo más la calefacción (vamos a morir cocidos). También se toma otro paracetamol a ver si le hace efecto. Lo de salir mañana por la mañana a correr por Central Park está otra vez en la cuerda floja. No voy a salir dejándola aquí sola según está.
A las siete suena el despertador. Hace un rato que estoy despierto y Sara está destapada por el calor y ya no está tan caliente. Cuando suena, se despierta y me dice que está mucho mejor, la verdad es que lo parece, y que me vaya a correr. Le hago caso y me visto para correr.
En el metro lo primero que tengo que hacer es comprar una nueva tarjeta Fun-Pass de un día. Son 7,50 $ y con cuatro billetes ya es más caro. Lo compro mientras está el tren en el andén y salgo corriendo para montar. Me paran la puerta para que pueda subir. Perfecto. Así podré volver pronto que no me gusta estar tanto tiempo fuera según está Sara. Pero a la segunda parada me doy cuenta que no va a ir por donde yo quiero que vaya. Es de la línea que quiero, pero es otra letra, la E, yo necesito la C. Bajo para hacer el cambio a la C. Por megafonía dicen que hay algún tipo de problema con la línea C y que tengamos paciencia. Le he dicho a Sara que volvería en una hora, para las 830 y ya son más de las ocho y todavía estoy esperando el tren. Corriendo habría llegado antes.
Al final salgo en la 86th con la octava avenida a las 8:15. No me acabo de orientar sobre dónde está el lago, todavía no habíamos pisado Central Park en todo el viaje. Lo localizo y tengo que “colarme” por mitad del césped para llegar al circuito. Ya estoy dentro, corriendo alrededor del lago de Central Park. Por suerte no hace mucho frío (las mallas, y las capas Kalenji, con la camiseta de la San Silvestre me mantienen caliente). No hay mucha gente a esta hora y me cruzo con dos que van corriendo en sentido contrario. ¡Domingueros! Creía que era casi cuatro kilómetros el perímetro del lago, pero no, es poco más de dos y medio. Mejor, porque con el tema del metro se me había hecho muy tarde. En total no estoy corriendo más que 16 minutos. No es muy buena marca, lo que hace la inactividad y, además, con las pulsaciones muy altas (170 de media), supongo que es que para mantener el calor del cuerpo también hace falta algo de trabajo.
A la vuelta el metro va un poco mejor, pero no del todo. Monto en una express que no para en la 23rd, sino en la 14th. Según va el servicio hoy lo mejor será salir y subir corriendo las seis manzanas hasta el albergue. Cuando llego Sara se ha duchado y tiene mucho mejor cara. Me ducho yo también. Acabamos de preparar el equipaje y bajamos a ver dónde se dejan las maletas al dejar la habitación. El hostal tiene taquillas en la planta de abajo, pequeñas, medianas y grandes. En las grandes caben los dos Symbios y una bolsa con la cazadora Guess y algunas otras cosas que no han cabido en otra parte. Son 5 $ por un día de taquilla. Ya estamos tirando de dinero en efectivo porque todavía nos quedan dólares de los que cambiamos en Madrid y hoy google nos ha dicho que el euro ha bajado, 1,35, se acabó la tarjeta.
Con todo preparado salimos hacia el Rockefeller Center. La famosa pastelería Magnolia, la de Bleecker st, tiene otra sucursal aquí. Además la del Village cierra los lunes, no hay otra opción si queremos probar sus cupcakes. El metro está un poco mal hoy y nos lleva más tiempo del previsto llegar hasta ahí. Las magdalenas están estupendas, no cabe duda. Las cogemos de chocolate y llevan por encima una especie de mousse de lo más suave. Deliciosas.
El edificio de las Naciones Unidas no está demasiado lejos de aquí, en la primera avenida entre la 42nd y la 48th. Según su página web hay tours gratuitos por el interior cada media hora entre las 9:45 y las 16:45. No está muy claro el motivo, pero no somos capaces de llegar. Que si es a la derecha, que si no, que si es a la izquierda… se nos va el tiempo y acabamos llegando a Times Square, justo hacia el lado contrario. Ya que estamos aquí hacemos la foto de la plaza con luz, hasta hoy siempre habíamos pasado por aquí de noche. Una cosa que no, por una cosa que sí.