15 cosas que ver en Basilea: ciudad de arte y contrastes

Si te gustan el arte y la arquitectura, Basilea es la ciudad ideal para ti. La tercera ciudad suiza, con su cuarentena de museos de primer nivel, edificios contemporáneos que compiten en belleza con monumentos de siglos de historia y su carácter relajado e internacional –está literalmente pegada a Francia y Alemania– te irá seduciendo paso a paso. Si hasta tiene playa y puerto… No, no hay mar en Suiza, pero si en Ginebra estaba el lago, ¡aquí tienen el Rin! Te contamos nuestras 15 cosas que ver en Basilea, seguro que te convencemos para visitarla.

Si tienes oportunidad de ir en carnavales –de los más famosos de Europa– o en Navidades, no lo dejes pasar. Eso sí, nosotros, aunque fuimos en verano, también volvimos encantados.

La catedral: lo primero que tienes que ver en Basilea

Las altas torres góticas de arenisca roja de la catedral te llevarán hacia ella casi sin darte cuenta, como si de enormes imanes se tratara. Las esculturas de su fachada harán que te quedes un rato embobado admirándolas. Y el interior románico te dará el golpe de gracia final para que caigas rendido. No olvides pararte ante las muchas tumbas centenarias que acoge –incluida la de Erasmo de Rotterdam, aunque no sea la más bonita–, admirar su púlpito gótico flamígero y, justo al lado, pasar por encima del dragón representado en una losa del siglo XII. Por lo visto, trae suerte…

Los claustros de la catedral

Además de entrar en la catedral en sí, no olvides acercarte a sus dos claustros contiguos, el grande y el pequeño. Se añadieron en el siglo XV –tras el terremoto de 1356 que destruyó gran parte de la catedral–. En ellos además de con grandes arcos góticos tardíos y losas de tumbas de personajes ilustres de la ciudad, nos encontramos con dos grandes mesas.

La subida a las torres

También puedes subir a las torres de la catedral. La entrada al templo y a los claustros es gratuita, pero para subir a las torres tendrás que pagar 5 CHF.

Podrás ver desde arriba el Rin, los claustros y la plaza de la catedral, buena parte del casco histórico y acercarte a las resplandecientes tejas rojas, verdes y amarillas de su techo. No es una vista que deje sin aliento –bueno, a no ser por la subida de las escaleras– pero, si tienes algo de tiempo extra y no te importa subir escalones, puede merecer la pena.

La Münsterplatz y la terraza con vistas al Rin

Una vez vista desde arriba, toca bajar a la plaza de la catedral, la gran Münsterplatz. Nosotros la encontramos muy tranquila, casi vacía, como el resto del casco histórico. Pero, cuatro veces al año, se llena de vida.

El primer gran evento del año es el carnaval, uno de los más importantes de Europa. El segundo es el cine de verano en agosto, cuando toda la plaza se convierte en un gran escenario. El tercero es la feria de otoño, en octubre, una gran feria de atracciones con medio milenio de historia. Y el cuarto, ¡la Navidad! Estamos en Suiza y los mercadillos de Navidad son cosa seria.

Aunque no esté siempre así de animada, lo que sí tiene siempre son vistas. Acércate al Pfalz, detrás de la catedral, para encontrarte con una de las vistas al Rin más conocidas de Basilea.

El ayuntamiento de Basilea y la Marktplatz con su mercado

La Münsterplatz, la plaza de la catedral, es una de las dos plazas más importantes de Basilea. ¿Adivinas cuál es la otra? Correcto. La plaza del ayuntamiento, que es también la plaza del antiguo mercado del trigo, la Marktplatz. Si vas por la mañana, te encontrarás con un pequeño mercado diario de fruta, verdura y flores. Y, en cualquier momento del día, con el rojo chillón del tardogótico Rathaus, el ayuntamiento que es también sede del cantón de Basilea-Ciudad.

No olvides entrar en su patio, con sus paredes cubiertas de frescos. Entre las muchas escenas pomposas, busca los autorretratos de sus autores como ¡prisioneros! Y tampoco olvides saludar al romano Lucio Munancio Planco –bueno, a su estatua del siglo XVI– el que se consideraba fundador de la ciudad. En realidad, fundó la vecina Augusta Raurica, hoy Augst.

Un paseo por el casco histórico entre rincones con encanto, palacios e iglesias

El casco histórico de Basilea está lleno de rincones con encanto. Y, lo mejor: es la mar de tranquilo. No nos encontramos casi con ningún turista, y tampoco con ningún local, por sus calles ni siquiera un fin de semana de buen tiempo en pleno julio. Probablemente porque en verano van todos al río… ¡Quién sabe! Y de noche, aún menos. Si buscas marcha, no es tu sitio. Pero si buscas un paseo relajado como en nuestro caso, ¡lo es sin duda!

Palacetes como la Casa Blanca y la Casa Azul; iglesias como la Peterskirche, con sus frescos, o la Leonhardskirke, con su cripta; calles como la Spalenberg, la Heuberg, la Leonhardsberg, la Augustinergasse o la Pfeffergässlein; placitas como la Andreasplatz, la que hay al final de Gemsberg o patios como el que se abre en Rosshofgasse; las muchas fuentes donde los basilienses ¡se bañan! –está claro que están faltos de mar–… ¡No dejes de patear a fondo el casco histórico de Basilea, te enamorarás a cada rincón!

Encuentra tu basilisco, el símbolo de Basilea

Basilea tiene su propio animal heráldico, aunque no aparezca en el escudo oficial de la ciudad. Y no hablamos de un animal cualquiera, sino de una criatura mitológica: el basilisco, con sus cuatro patas, sus plumas, sus grandes alas espinosas y su cola de serpiente. Según una antigua leyenda, un basilisco vivió en una cueva bajo la calle Gerberberglein, donde hoy se encuentra una fuente, la Gerberbrunnen, en la que hoy hay una inscripción en la que justamente se cuenta esa leyenda.

Puedes ir entreteniéndote buscando basiliscos por la ciudad: los verás representados en relieves y estatuas por todo el casco histórico. En el ayuntamiento, al final del Wettsteinbrücke y en muchas fuentes. La más antigua de estas fuentes está en la Augustinergasse: es de 1530 y el basilisco sujeta el escudo de la ciudad. Si quieres saber un poco más sobre Basilea y los basilisco, aquí tienes más información: ¡llegó a haber 50 fuentes en la ciudad con representaciones de basiliscos!

Un aperitivo de Basilea en Navidad: la tienda de Johann Wanner

Aunque nosotros no visitamos Basilea en Navidad, no nos perdimos su rincón navideño abierto todo el año: la tienda de Johann Wanner. Es una de las tiendas de adornos navideños con más renombre del mundo. Y garantizamos que tienen adornos de todo tipo, formatos y colores, ¡una maravilla!

Además, es de las pocas tiendas abiertas el domingo y, el resto de días, con horarios un poco más amplios, en Basilea. Sí, el centro está incluso un poco más muerto el domingo que el resto de días también por eso.

La Spalentor: recuerdo medieval de Basilea

En ese paseo por el casco histórico de Basilea, tampoco dejes de acercarte a la Spalentor, la puerta de Spalen, de finales del siglo XIV. Es la más importante e imponente de las tres puertas que quedan de la muralla que protegía la Basilea medieval. Por aquí entraban las mercancías que, desde Francia, iban directas a la plaza del mercado.

Locura 100% suiza: los basilienses nadando por el Rin con “su pez”

Si visitas Basilea en verano como lo hicimos nosotros, te encontrarás a unos cuantos locales –y turistas– ¡nadando por el Rin! Sí, los suizos no tienen playas… pero tienen ríos y los aprovechan. En la zona entre los dos puentes más céntricos, el Wettsteinbrücke y el Mittlere Brücke, es donde verás a más locales dejándose llevar por la corriente. Hay una zona marcada con boyas reservada para nadar –bueno, flotar y dejarse llevar– al lado de la ribera derecha. Si quieres lanzarte tú también, hay unos cuantos puntos de acceso. Nosotros la verdad es que preferimos los paseos y las visitas culturales…

Por cierto, si te preguntas dónde dejan sus cosas los bañistas si entran en un sitio, se dejan llevar por la corriente y salen por otro, la respuesta es fácil: consigo mismos en una bolsa estanca. Y no en una cualquiera, en una con forma de pez. Es el Wickelfisch y puedes hacerte con él en la oficina de turismo de Basilea, entre otros sitios. Lo inventaron ahí, pero se ha extendido por todo el país, de hecho nosotros lo habíamos visto antes en Ginebra.

Un paseo por “el otro lado del Rin”: la Pequeña Basilea

Ya que estás en el Wettsteinbrücke o en el Mittlere Brücke para divertirte viendo pasar a los suizos con “sus peces”… ¿qué tal ir al otro lado del río? El casco histórico de Basilea está a los dos lados del río. La parte más importante es la Grossbasel, la Gran Basilea, en la ribera izquierda, pero también tiene su encanto la Klein Basel, la Pequeña Basilea.

Al lado del río en verano hay bastante movimiento –considerando que sigue siendo Basilea– y ambiente “playero”. Y las vistas del ábside de la catedral y del resto de la Gross Basel con el Rin al atardecer son preciosas. También es una zona de bares, restaurantes y tiendas de diseño. Aunque lo de ir a hacer shopping a Suiza no es de lo más típico ni económico…

La colección de osos de peluche más grande del mundo: sí, está en Basilea

Esta puede ser una sugerencia un poco friki, sobre todo si no viajas a Basilea con niños. Pero a nosotros, sin tener niños, nos encantó el Museo de los Juguetes del Mundo de Basilea. La colección de osos de peluche más grande del mundo, belenes napolitanos, miniaturas con detalles increíbles… ¡hay que verlo! En nuestro artículo sobre museos de Basilea hablamos más de él.

Otros museos que visitar en Basilea si tienes tiempo

Vale, es un poco raro que el primer museo que aconsejemos en una ciudad famosa por sus museos como Basilea –ya dijimos que tiene unos 40– sea el del juguete, pero, qué le vamos a hacer, ¡a nosotros nos encantó! En el mismo artículo, el de museos de Basilea, hablamos también de los otros que visitamos, seis en total.

Todos son interesantes, en mayor o menor medida. Pero, ya que estamos, te aconsejamos tres más, todos muy diferentes entre ellos y únicos. El Museo de Historia de Basilea, que cuenta más de un milenio de historia de la ciudad a través de piezas muy interesantes y con una museística muy actual. El Museo Tinguely, con las estrambóticas esculturas mecánicas animadas del artista suizo Jean Tinguely. Y los museos del Vitra Campus, una maravilla para los amantes de la arquitectura contemporánea. El Vitra Campus no está en Basilea sino en la vecina localidad alemana de Weil am Rhein, a la que se llega en tranvía. Cuidado, la BaselCard que te dará en el hotel y que incluye el 50% de descuento en museos y transporte gratuito es válida solo hasta la frontera, en Alemania tendrás que pagar el billete.

La iglesia de St. Anton y los reflejos de sus vidrieras

También queremos destacar una joya que creemos que es muy poco visitada. De hecho estábamos completamente solos cuando nos acercamos a verla. Creemos que es porque hay que salir del casco histórico, aunque desde la Spalentor se llega en un cuarto de hora andando y en cinco minutos en tranvía. Hablamos de la iglesia católica de St. Anton, dedicada a San Antonio de Padua.

No es una iglesia con siglos de historia ni una iglesia de cristal y acero de famosos arquitectos contemporáneos. Es la primera iglesia construida completamente de cemento en Suiza. Este material y su alto campanario –de 62 metros– hicieron que se le apodara “el silo de las almas”. Está claro, que no gustó mucho… Desde fuera puede que parezca anodina, pero los juegos de color de sus enormes vidrieras en el interior nos sedujeron.

St. Alban: su muralla, su molino y sus rincones con encanto

Al lado opuesto del centro histórico de Basilea se encuentra el barrio más antiguo de la ciudad: St. Alban. Toma su nombre del antiguo monasterio de St. Alban, el primero de Basilea, de principios del siglo XI, destruido casi completamente en el terremoto de 1356.

Las callejuelas, los edificios antiguos restaurados y los canales de St. Alban le dan un carácter único. En la página oficial de turismo de Basilea se aventuran a llamarlo la Venecia de Basilea. Nosotros no nos atreveríamos a tanto, cualquier lugar con un par de canales es “la Venecia” del sitio. Pero es cierto que tiene rincones con mucho encanto. Y, una vez más, mucha tranquilidad y la sensación de pasear por un pequeño pueblo casi deshabitado… estando en la tercera ciudad de Suiza.

No puedes perderte el único paño importante que queda de la muralla medieval de Basilea; la St. Alban-Tor, otra de las puertas de esa muralla que quedan de pie, y el molino, cuyo edificio acoge ahora el Museo del Papel. Aquí está también el Museo de Arte Contemporáneo de Basilea, el Gegenwart, parte del Kunstmuseum Basel.

Arquitectura contemporánea: todos los edificios que tienes que ver en Basilea

Saltamos de lo más antiguo a lo más moderno de la ciudad. Y es que Basilea es famosa en toda Suiza, y más allá de sus fronteras, por sus edificios de arquitectura contemporánea.

De aquí son los arquitectos Herzog & de Meuron. El suyo es uno de los estudios de arquitectura más prestigiosos del mundo, de hecho en 2001 ganaron el premio Pritzker, el “Nobel de la arquitectura”. Por poner unos ejemplos, el Estadio Nacional de Pekín –el famoso Nido del Pájaro–, el Allianz Arena de Múnich o la ampliación de la Tate Modern de Londres son obras suyas. Los madrileños les conocemos también por el CaixaForum. Basilea es un muestrario de obras de estos arquitectos. Empezando por su edificio en el Vitra Campus –donde también hay obras de otros arquitectos contemporáneos de primer nivel como Zaha Hadid o Frank Gehry– y pasando por la reforma del Museo de las Culturas de Basilea o el precioso Messe Basel, el recinto ferial con su gran óculo.

La arquitectura contemporánea en Basilea daría para un artículo aparte. Aquí no vamos a hablarte de todos los edificios contemporáneos de la ciudad, pero en el mapa de abajo te indicamos los más famosos. Edificios de Herzog & de Meuron –los que visitamos nosotros– y otros de otros arquitectos. Entre ellos, el edificio del Bank for International Settlements de Mario Botta; el Neubau –edificio nuevo– del Museo de Bellas Artes de Basilea, del estudio local Christ & Gantenbein, o la St. Jakob Arena, de Zwipfer Partner und Berrel. ¡Pero hay muchísimos más!

Y, de postre… ¡las mejores confiterías de Basilea para probar el chocolate suizo!

Si estamos en Suiza… ¡hay que comer chocolate! Y no faltan sitios donde probarlo y comprarlo en la ciudad. Una de las confiterías más famosas de Basilea y con más historia, lleva en la ciudad desde 1870, es Schiesser, en la Markplatz. Más céntrico imposible. Aquí probamos el dulce típico de Basilea: el Basler Läckerli – literalmente “delicia de Basilea”–. Es un pan de jengibre que tiene origen medieval y que se elabora con harina de trigo, miel, almendras, avellanas, naranja y cidra escarchadas, especias y un poco de kirsch –un licor local–. Eso sí, tenemos que admitir que nosotros no somos muy de jengibre… ¡preferimos el chocolate!

Otras dos confiterías que nos aconsejaron son la Confiserie Bachmann y la Confiserie Brändli. También las tienes en el mapa.

Mapa con todo lo que tienes que ver en Basilea

Aquí tienes el mapa con todos los lugares que ver en Basilea de los que te hemos hablado, para que no te pierdas ni uno y organices el recorrido como más te apetezca.

Hoteles donde dormir en Basilea

Hemos estado dos veces en Basilea y hemos probado dos hoteles diferentes, ambos cerca de la estación de tren. El primero, el Hotel Euler, es cómodo, con personal simpático y buen desayuno. El segundo nos gustó aún más. El Gaia Hotel con habitaciones más amplias y, sobre todo, un desayuno de 10, con un café delicioso, una gran variedad de quesos suizos, de fiambres locales, de tartas caseras… ¡una maravilla! Nos costó salir para empezar las visitas del día. Aquí puedes ver precios del Hotel Euler, aquí del Gaia Hotel y aquí de otros hoteles de Basilea si no te han convencido.

Cómo llegar a Basilea desde España y desde otros sitios de Suiza

Hay vuelos directos al aeropuerto de Basilea-Mulhouse-Friburgo (BSL) desde Madrid, Barcelona y otros puntos de España. Vuelan ahí Iberia, Easyjet y Vueling, aquí puedes ver los precios.

En nuestro caso, veníamos desde Zurich y volamos desde Madrid con Swissair. ¡Qué recuerdos eso de tener comida en el avión en clase turista! Basilea está muy bien conectada en tren desde Zurich y las principales ciudades de Suiza –aquí puedes ver los horarios y trayectos en tren–.

Historia, arquitectura contemporánea, museos –incluido alguno friki–, tranquilidad… Basilea lo tiene todo, ¡hasta “su mar”!