Nuestro último viaje por Francia había sido en el norte y ahí lo que había era cultura de cerveza. Sorprendente, ¿no? Pero estábamos en el Flandes francés, así que se trataba de una excepción. Recuperamos pronto y, en nuestro viaje por Perpiñán y sus alrededores, en el sur de Francia, el vino y su cultura volvieron a tomar el protagonismo.
En este departamento, Pirineos Orientales, hay trece denominaciones de origen, fruto de quince variedades diferentes. Algunos de los más conocidos, como el Maury, el Rivesaltes, el Muscat de Rivesaltes o el Banyuls, que son vinos dulces. Pero también hay otros vinos, tanto tintos como blancos y rosados: el Collioure, el Côtes du Roussillon y los Côtes du Roussillon Villages…
Estamos en Francia y, si hay buen vino, hay enoturismo. De hecho, el departamento de Pirineos Orientales ha recibido por el ministerio de turismo francés el sello “Vignobles et Découvertes” – literalmente Viñas y descubrimientos–, que garantiza la presencia actividades de calidad entorno al mundo del vino.
Las tres rutas del vino
Se han creado tres diferentes rutas del vino que pasan por pequeñas carreteras entre viñedos cruzando los ríos Agly y Têt. ¿Las actividades? No sólo visitar las bodegas y tomarse un buen vino sino también disfrutar del paisaje y del patrimonio artístico e histórico de los pueblos que se cruzan en el camino.
Las tres rutas son: Pays de l’Agly, en el norte del departamento, alrededor del valle del río Agly; Aspres-Albères-Côte Vermeille, en la parte más meridional, llegando hasta la costa Bermeja con Colliure; y Plain du Roussillon, en la parte central del departamento, en la llanura del Rosellón, incluyendo la capital Perpiñán. En la página de turismo de Pirineos Orientales hay un mapa de las tres rutas.
Nosotros tuvimos ocasión de recorrer una pequeña parte –íbamos con poco tiempo– de la primera ruta, la de Pays de l’Agly pasando por los pueblos de Tautavel, Montner y Calce. En los tres sitios degustamos algunos de los vinos de las bodegas locales. En Tautavel los de la Différence, en Montner los de Mont Noir y en Calce los de Lafforgue y Padié. Pero merece la pena visitar cada uno de estos pueblos no sólo por sus vinos.
Calce es una aldea muy bonita a los pies de las ruinas de un castillo medieval. En Tautavel está el museo de prehistoria más importante de Francia. Y en Montner uno de los cinco restaurantes con estrella Michelin de los Pirineos Orientales. Una buena mezcla, ¿no?
El Museo de Tautavel, Centro Europeo de la Prehistoria
En 1971, cerca de la localidad de Tautavel, el profesor De Lumley y su equipo descubrieron los restos del homínido más antiguo encontrado en suelo francés, de 450.000 años de antigüedad. Se bautizó como hombre de Tautavel y a su alrededor se crearon un polo de investigación científica y, después, en 1992, un museo para exponer los restos encontrados, tanto de homínidos como de animales, y ubicarlos en el contexto de la prehistoria europea: el museo de Tautavel.
En la cueva, que está a un 1,5 km del museo, se sigue excavando 4 meses cada año –es el proyecto más grande de Francia– en el periodo estival y cuando hay excavaciones es posible asistir a las mismas. Nos contaron que el Museo de la Evolución Humana de Atapuerca tomó éste como ejemplo cuando se construyó. Eso sí, el de Atapuerca es mucho más moderno mientras que el de Tautavel, muy moderno en los ‘90, se ha quedado bastante anticuado. Parece que existe un proyecto de renovación, todavía no aprobado. Tuvimos la suerte de visitar también el centro de investigación y la cantidad de objetos, restos humanos, animales y sedimentos que hay ahí es impresionante. No creo que me gustara trabajar de investigadora… ¡hace falta demasiada paciencia!
Comer en un restaurante con estrella Michelin: el Auberge du Cellier
En el departamento de Pirineos Orientales hay cinco restaurantes con estrellas Michelin, tres de los cuales han recibido la codiciada estrella en 2014. Uno de estos es el Auberge du Cellier, en el pueblo de Montner, a unos 30 km de Perpiñán. Tuvimos la suerte de comer ahí y, desde luego, el chef Pierre-Louis Marin no nos decepcionó. La comida estaba deliciosa y lo que nos sorprendió fue la cercanía del cocinero, con el que tuvimos la ocasión de hablar un poco, y lo accesible que es el restaurante. El menú Sant Jaume, que probamos nosotros, ¡cuesta sólo 32 euros! –16 € más si se añade el maridaje de tres vinos–. ¡El puré de castañas con chorizo de bellota, queso de cabra fresco y chips de ajo tenéis que probarlo! La codorniz también estaba exquisita –lo único, si hay que poner alguna pequeña pega, que el punto del arroz del risotto que lo acompañaba, al gusto de una italiana, estaba un pelín pasado–. ¿Y qué decir del cremoso de chocolate de cacao de Madagascar con avellanas y sorbete de frutos de la pasión? El restaurante bien merece una excursión desde Perpiñán.
El chef Pierre-Louis Marin –junto con tres de los otros cuatros con estrellas Michelin y muchos más– forma parte de la asociación Les Toques Blanches de Roussillon, que promueve la cocina local elaborada con ingredientes de la región.
Los detalles de las tres rutas del vino los encontráis en la página de turismo de Pirineos Orientales.