La Serenissima Repubblica di Venezia, una de las grandes potencias que ha conocido Europa. En su periodo de máxima expansión, su territorio llegó a incluir, además de gran parte del actual noreste de Italia, el Peloponeso, la mayoría de las islas griegas, Creta y numerosos puertos del Adriático oriental, incluyendo muchos territorios de la actual Croacia.
Aquí los venecianos dejaron su inconfundible huella con joyas arquitectónicas que han llegado hasta hoy en día. Dos de los ejemplos más significativos de este legado son los pueblos de Šibenik y Trogir, en la costa Dálmata. Ambos se encuentran cerca de Split, desde donde se puede llegar fácilmente en autobús. ¡Y allí que nos fuimos en nuestra escapada a Croacia!
Desde 1322, Šibenik formó parte de la república de Venecia casi ininterrumpidamente –a parte un periodo de unos 50 años en el que volvió a estar bajo el Reino Húngaro al que pertenecía anteriormente– hasta 1797, año de la caída de la República, invadida por las tropas de Napoleón.
Fruto de este periodo de dominación veneciana es la maravillosa catedral de Santiago, cuya construcción duró más de un siglo –del 1431 al 1536– y fue dirigida por diferentes arquitectos, mezclando así diferentes estilos, desde el veneciano-gótico hasta el renacentista-toscano (uno de sus arquitectos era florentino). El ecléctico resultado constituye la más importante obra arquitectónica del periodo en Croacia y, en general, un excepcional ejemplo de arquitectura sacra del Viejo Continente, siendo además la única catedral de Europa construida sólo en piedra, sin elementos de conexión en otros materiales, incluida la madera.
Lo más curioso de la catedral es sin duda el friso que decora la parte exterior del ábside, en el que el maestro Giorgio Orsini (o Juraj Dalmatinac, su nombre original) esculpió 74 rostros, todos con diferentes facciones y expresiones. Se dice que se inspiró en las personas de a pie que seguían el desarrollo de la construcción de la iglesia. Es conocida como la “galería” de retratos más numerosa y de mayor valor artístico puesta en un monumento sacro en Europa.
Cerca de la catedral se encuentra la logia municipal, un bonito edificio renacentista y merece la pena darse un paseo por las callejuelas de Šibenik para descubrir sus muchos otros monumentos e iglesias. También merece la pena subir hasta el Fuerte de San Miguel, en lo alto de una loma, para admirar el espectacular paisaje que ofrece este pueblo que parece colgar en la ladera de la colina encima de la desembocadura del río Krka en el Adriático.
Trogir se considera uno de los pueblos “venecianos” más bonitos, característicos y mejor conservados de Croacia. Aquí también el monumento de mayor interés es la catedral, en este caso románica, de San Lorenzo aunque hay mucho más que visitar. Entre ellos la fortaleza de Kamerlengo y el Palacio Cipiko, en cuyo interior, entre otras cosas, se encuentra un gallo de madera que tiene una historia peculiar. Se trata de un trofeo de guerra, de la batalla de Lepanto concretamente, que se encontraba en la proa de un barco turco y que fue llevado a Trogir en 1571.
Pero lo que más destaca de Trogir es el conjunto del pueblo, patrimonio de la UNESCO como la Catedral de Santiago en Šibenik. Su particular situación geográfica hace que esté compuesto de tres partes: la principal (y más moderna) en el continente; otra ocupando parte de la isla Čiovo; y la tercera en una pequeña isla, encajada entre las otras dos y conectada a ellas con dos puentes. En esta islita se encuentra la ciudad vieja, que tiene una de las mayores densidades de iglesias del mundo y estupendos edificios pertenecientes a diferentes épocas, desde el románico al renacentista hasta el barroco.
Un pueblecito muy característico todo por descubrir.