La Mezquita Azul, Sultanahmet Camii, es la única que tiene seis minaretes en Estambul. En Turquía hay otra con seis minaretes, la de Adana. La presencia de seis minaretes provocó críticas al sultán porque sólo La Meca tenía tenía ese número. El sultán acalló las críticas construyendo un séptimo minarete en La Meca, de manera que siguió teniendo más que ninguna.
Construida entre 1.609 y 1.617 para apaciguar a Alá tras la Paz de Zsitvatorok y las guerras contra el Imperio Safávida. Para su construcción fue necesario comprar varios palacios que se encontraban en el mismo lugar y derribarlos. Mezcla elementos bizantinos (de Santa Sofía) con la arquitectura islámica tradicional.
El patio es casi tan grande como su interior, con una fuente hexagonal en el centro para las abluciones, aunque hay más espacio para ellas a ambos lados. No es necesario descalzarse hasta entrar en la sala de oración, el patio es “pisable”. La gran cúpula central tiene 23,5 metros de diámetro y 43 de alto, compitiendo con la de Santa Sofía de 56 metros de altura.
El interior, hasta el nivel de las ventanas, está cubierto por más de 20.000 azulejos de Iznik (ciudad a la orilla del mar de Mármara) hechos a mano, cuenta con 260 ventanas y una gran cantidad de columnas.
Se incorporaron huevos de avestruz a las lámparas porque son repelentes de arañas y otros insectos, para evitar que fabricaran telarañas.
Los niveles superiores cuentan con pinturas de color azul, aunque de poca calidad. Gran parte de la decoración son versos del Corán.
Existe una entrada, como en casi todas las mezquitas, para los turistas y otra para los que van a rezar.
La cultura islámica es bastante permisiva con los turistas (excepto en Marruecos, que no se pueden visitar las mezquitas) y no hay problema en que los propios fieles recen con una cámara digital en la mano haciendo fotos. Es más, durante el rezo tampoco hay restricciones a las visitas.