Una vez fuera del harem todavía nos quedaba mucho Topkapi que recorrer. Patios, salas, el tesoro, con joyas, armas, tronos, arte… 
Entre las joyas del tesoro se encuentra el quinto diamante en importancia del mundo, el Kasikçi con un peso de 86 quilates, tallado con 58 facetas y rodeado de otros 49 brillantes más pequeños. También conocido como Spoonmaker’s Diamond. La próxima entrega de las aventuras de Thomas Crown relatará el intento de robo del diamante del palacio Topkapi, The Topkapi Affair (prevista en 2.012).
La colección de miniaturas estaba cerrada pero, a cambio, pudimos disfrutar de una exposición temporal de la cultura iraní con esculturas de cinco mil años de antigüedad.
Tras estas primeras salas se llega a un pequeño patio que da al Bósforo y allí es donde se desata la fiebre de los turistas y comienza el espectáculo de las fotografías al estrecho y a uno de los puentes que cruzan.
La decoración de azulejos sigue presente en todas y cada una de las paredes del complejo
Debido a la situación del Topkapi en la orilla del mar, se disfruta de unas vistas fabulosas de la ciudad tanto de la parte «europea» con el museo de Santa Sofía, como de la Torre Gálata.
Habíamos visitado el Museo de Santa Sofía y el Palacio Topkapi y ya iba siendo hora de comer algo. El desayuno del hotel era de los buenos, de esos en los que se pueden hacer varias visitas al buffet empezando por los embutidos, siguiendo por los salados y acabando por los dulces, de manera que mucho hambre no teníamos, pero estando en Turquía era básico comer un kebak. En realidad un donner kebak (el que viene dentro del pan de pita enrollado).
