Martes 12/05/2009 (1)
A eso de las cuatro el autobús comienza a dar marcha atrás. El terramozo nos informa de que hay un paro y que habrá que esperar. Un paro es una especie de huelga. Luego nos enteramos de que el gobierno ha promulgado una ley que va en contra de los mineros informales (los que no forman parte de las grandes compañías mineras) y que éstos se han revelado. Han cortado todas las carreteras del país desde las cuatro de la mañana, incluso han llegado a romper las lunas de algunos autobuses y camiones. La carretera por la que viajamos es la Panamericana del sur que recorre gran parte de Sudamérica lo que explica la cantidad de autobuses y camiones parados en la carretera.
Durante las siguiente tres horas las cosas cambian bastante poco, avanzamos y volvemos a para varias veces. La última parada es a poco más de media hora de Nazca según el asistente que nos dice que podríamos llegar incluso andando.
A eso de las siete nos dan desayuno, no sólo la cena estaba incluida. De nuevo una gaseosa, en este caso de kiwi, y un bollo relleno de queso. Sara sigue con problemas de estómago y no desayuna. La última parada nos ha colocado al lado de un cartel que indica la venta de pasajes para sobrevolar las líneas de Nazca. ¡Estamos al lado del aeródromo María Reiche!, que es de donde parten las avionetas. Pero estamos en la entrada de servicio. Nos dicen que la terminal está a unos dos kilómetros y que podemos ir andando. Lo que pasa es que hace un momento nos han dicho que podría ser peligroso ir andando hasta la ciudad porque al haber tanta gente podría haber ladrones.
Son sólo un par de kilómetros así que nos decidimos a caminar. Como tampoco pueden llegar los turistas no están despegando vuelos, es posible que sea más fácil conseguir plaza o incluso más barato. Ya con las mochilas en la espalda nos llama el del aeropuerto para decirnos que lo han cerrado por motivos de seguridad. Todo el día estará cerrado.
Preguntamos a la policía si es seguro llegar hasta el pueblo andando. Nos dicen que no hay problema, que no se meten con los turistas y que tardaremos poco más de 15 o 20 minutos. Un rato antes oímos que el paro, aquí se llaman así a este tipo de huelgas/manifestaciones, tenía que conocerse. Resulta que hay que pedir permiso para llevar a cabo estos cortes y las compañías de autobuses han seguido vendiendo billetes. Nos acordamos de los maños. Cogían un autobús para Nazca como nosotros a las 19:30. Hoy deberían sobrevolar las líneas y por la noche coger otro autobús a Lima para volver a España mañana. Con la huelga será complicado todo, desde llegar a Nazca hasta salir y llegar a Lima. Con el aeropuerto cerrado sobrevolar las líneas será imposible. Resulta que Nazca es una de las zonas con mayor número de problemas porque es aquí donde hay mayor cantidad de mineros informales.
El aeródromo estará cerrado hasta mañana, con suerte. El autobús está parada en una gasolinera rodeado de varias decenas de autobuses más. No parece que esto se vaya a mover en mucho tiempo, el terramozo nos dice que puede que hasta medio día. La gente que va a Lima no lo lleva muy mal, no debe ser muy infrecuente este tipo de paros. Pero nosotros estamos cansados y nos animamos a andar.
Comenzamos a andar por la carretera con todo encima. Tampoco tenemos intención de llegar al pueblo, nuestro destino es el aeródromo y estamos al lado, de manera que en cuanto encontremos un alojamiento nos quedaremos. El primero que vemos es «El nido del Cóndor». Está en la guía y habla bien de él así que, para adentro.
Es mucho más caro de lo que pone en la guía y, por extensión, mucho más que cualquiera de los demás en los que hemos dormido en este viaje. El precio de la doble con baño es de 150 soles (unos 37-40 euros), no es mucho, pero comparado con los anteriores que no superaban los 15 euros. El sitio está muy bien, son bungalows con habitaciones privadas. También tiene una zona de acampada, piscina, una sala con un par de ordenadores con internet, restaurante e incluso gimnasio, aunque no es más que una máquina de las de mil ejercicios y una elíptica. La sala de internet está ocupada y espero para comprobar el correo. Después, desde la habitación, descubro una red wifi, «wificondor», que pienso que es del hotel. Llamamos a recepción y nos confirman que sí y nos dan la contraseña. Ya no importa la cantidad de gente que esté en la sala.
Escribimos correos y miramos las noticias. No aparece mucho de la huelga en ningún sitio en internet. En la garita de seguridad a la entrada del hotel pregunto por los aviones. Desde la habitación hemos oído ruido de motores. Me responden que es el caraban de la una para Pisco. No es una avioneta de las líneas, es un vuelo privado que han permitido salir. Al preguntar por la huelga su respuesta es todavía peor, está convocada durante 72 horas. ¡Tres días con todas las carreteras del país cortadas!
Ya que estoy fuera me acerco al hotel que está al lado para ver si tienen un pequeño mercado o algún sitio en el que comprar cosas. Necesitamos acercarnos a una farmacia y el pueblo, aunque está cerca, no es la mejor opción. En el hotel tampoco tienen y me confirman que no es buena idea acercarse andando a Nazca. Según la de recepción los mineros, todos borrachos, están juntándose en la plaza y quemando cosas. Pues no, está claro que no va a ser buena idea andar hasta el pueblo por poco que se metan con los turistas.
No hay nada que hacer, sólo queda disfrutar de las instalaciones. Nos vamos a la piscina a tomar el sol y seguir con el diario. Después miramos el menú del restaurante y no vemos nada que nos motive especialmente. Todavía tenemos mucha comida y le damos a los crackers y al fuet en la habitación. En la televisión ponemos el canal National Geographic para dormir la siesta con un buen documental y lo conseguimos.