Miércoles 12/11/2008
Después de la mañana, esta vez con comida…
Ahora nos dirigimos a ver los puentes rocosos. En Wadi Rum hay tres. El primero que vemos es Umm Fruth, que se encuentra en lo alto de una montaña (800 metros). Requiere tiempo para llegar y nosotros lo vemos desde lejos, tampoco nos planteamos subir hasta allí arriba.
El segundo es el más conocido y el más sencillo de escalar, el puente rocoso de Wadak (Rakahbt al-Wadak). La verdad es que la escalada parece más sencilla de lo que realmente es y, a pesar de que prácticamente todos los turistas suben, hay algún tramo que requiere un poco de habilidad en las alturas. Nosotros obviamente subimos y desde allí contemplamos una hermosa vista del desierto.
El tercero es intermedio, ni tan accesible como el de Wadak ni tan lejano como el de Umm Fruth. Se trata del de Burdah. Está a unos ochenta metros de altura pero su acceso es bastante sencillo, de hecho casi más que el de Wadak. Sara decidió que ya había subido bastante, además de que a primera vista la subida parecía más complicada, así que subí sólo. Ya habíamos dejado de subir a un par de sitios y ya era bastante. Las vistas son todavía mejores.
Allí nos cruzamos con un grupo de caminantes del desierto.
La última visita antes de ir al campamento es Jebel Khazali, un estrecho siq con inscripciones en la roca. Cuando llegamos estaba lleno de turistas que prácticamente tenían taponada la entrada al no atreverse a mover los pies (un poco complicado) así que tuvimos que esperar un poco y entrar. Sólo se pueden recorrer a pie unos 150 metro, después hacen falta cuerdas y guía.
En el campamento nos estaba esperando el otro Aodeh. Lo han abierto sólo para nosotros, a pesar de que tiene capacidad para veinte personas hoy estaremos solos. Les preguntamos por un sitio desde el que ver bien la puesta de sol y nos indican lo alto de una pequeña loma negra que está cerca. Pues nada, tocará subir un poco más. Desde arriba hay una vista muy bonita (llevamos todo el día disfrutando de unas vistas preciosas del desierto), pero no se ve la puesta de sol porque hay una montaña más alta justo delante, nos ha timado Aodeh.
Bajamos y vemos la puesta de sol a ras de arena. El cielo tiene un tono rojo espectacular.
Al volver al campamento nos sirven la cena: medio pollo asado por cabeza y una ensalada de tomate y pepino. Entre el entrenamiento de los días anteriores y que hoy hemos comido acabamos saciados con esto. Poco antes de cenar han llegado dos egipcios a los que se les ha roto el coche. Los Aodeh’s nos dicen que el que nos escribió los correos se vuelve al poblado y que con nosotros se quedará el que nos ha acompañado todo el día, de manera que se llevará a los egipcios al poblado. Ellos viven allí.
Poco más de las cinco de la tarde y ya no hay nada de luz. Hoy es el día de luna llena y poco después aparece iluminándolo todo. Tanto ilumina que prácticamente no se ven estrellas, de hecho las fotos casi no necesitan ni trípode.
La civilización me persigue y estando aquí me llaman del servicio técnico del ordenador para decirme que ya está y que cuando vienen a traérmelo… pues te esperarás hasta que vuelva. Mira que había dicho que no me llamaran, que me iba de viaje, pero es que tenía ya ¡ocho llamadas perdidas!
Tras un rato de charla y bastante té nos vamos a dormir. Hay unas colchonetas bastante gordas, mantas, una especie de edredón y nos deja dos almohadas. Sábanas no hay así que nos metemos vestidos debajo de todo aquello. En el desierto por la noche refresca y lo hemos notado más en cuanto nos hemos alejado del fuego que han hecho en el centro del campamento, donde estábamos sentados. Tenemos dos paredes que no levantan más que hasta la rodilla y el techo es una tela, por la que se ve perfectamente la luna, sobre unos palos.
Poco después de las ocho y media caemos como dos sacos de patatas. Nos ha dicho Aodeh que el desayuno será a las siete de la mañana, para salir después hacia el centro de visitantes y estar allí a eso de las ocho. Cogeremos el bus a Petra, el otro Aodeh habló por teléfono con el de esta mañana y nos llevará a Petra hasta la estación en la que tendremos que cambiar de bus para llegar a Amán. Si el tiempo lo permite seguiremos con nuestro plan de llegar a Damasco de todas formas, aunque…